En la semana en que se celebra el Día de la Tierra, entidades como Loro Parque reafirman su compromiso con el planeta trabajando por las especies amenazadas. Y este año, la conmemoración coincide con una gran noticia: un nuevo lémur de cola anillada ha nacido en la Embajada Animal de Puerto de la Cruz. Aprendiendo las especiales capacidades de movimiento que caracterizan a su especie, el pequeño, de apenas tres semanas de edad, comienza estos días a explorar su entorno en Loro Parque.
Las cifras que da la Unión Internacional para la Preservación de la Naturaleza (UICN), la voz más acreditada en este campo, colocan a estos primates originarios de Madagascar en la zona de peligro en el terrible ranking de especies amenazadas de desaparición.
Esto es, sin lugar a dudas un éxito. Pero es sólo una pieza más del puzle de acciones en defensa de la vida que Loro Parque, y otros zoológicos acreditados, llevan a cabo. El más visible son los nacimientos de animales que forman parte de especies en extinción. En los pasados meses Loro Parque ha sido testigo y protagonista al mismo tiempo de la llegada al mundo de numerosos bebés: perezoso, rayas de río de puntos blancos, tiburones cebra, titís emperador, cisnes, flamencos, pingüinos saltarrocas, pingüinos rey y, por supuesto, loros. Uno de los nacimientos más celebrados por su enorme valor fue el de las tortugas de Galápagos. Hijas de Tom, Tomasa y Ronaldiña seis diminutas tortugas eclosionaron en Loro Parque convirtiéndose en un increíble motivo de alegría. Tom, de más de cincuenta años, se reproducía por primera vez. Estas crías tienen un incalculable valor para su especie que está críticamente amenazada. Lo que hace a esta noticia tan extraordinaria es que se trata de una especie que solo se ha conseguido reproducir en dos instituciones zoológicas acreditadas en toda Europa, dentro del programa de reproducción desarrollado para evitar su desaparición.
Pero ahora, el protagonista absoluto, al menos en el mundo de los mamíferos, es el pequeño lémur que ya se puede visitar en su hábitat de Loro Parque, es una reproducción casi exacta de sus progenitores, en tamaño reducido. Con unas dimensiones no mayores que una lata de refresco muestra ya las características anillas blancas y negras tan representativas de su especie y los extraordinarios ojos dorados que los han convertido en uno de los animales más admirados y valorados.
Otro de los espacios donde la eclosión de vida se deja notar de manera muy especial es en los aviarios de vuelo libre de Loro Parque. Katandra, Oceanía y Tesoros de América. En plena época de cría las aves se emparejan, hacen sus nidos y sacan adelante sus nidadas en una vorágine de actividad. Ver a los padres y a las madres compartiendo las tareas de cría y alimentación es una actividad que nunca decepciona.