puerto de la cruz

Brotes verdes en la ciudad turística

Diversos proyectos en marcha y otros ya finalizados contribuyen a que el Puerto de la Cruz se reinvente como destino y recupere poco a poco el liderazgo que tuvo antaño
El parque inclusivo El Laurel es el primero de sus características en Canarias, con elementos de juego pensados para niños y niñas con diversidad funcional. Sergio Méndez

El Puerto de la Cruz pasó de ser un puerto comercial a ser el centro del turismo en España y Europa. Tras décadas de crisis, hoy se reinventa con el objetivo de volver a convertirse en un referente turístico de múltiples experiencias que abarcan desde el paisaje y la cultura, hasta el ocio, el deporte y la gastronomía.

Fue en los años 60 cuando el auge turístico obligó a que la ciudad modificara su fisonomía durante varios años. Bien para unos, mal para otros, el Puerto de la Cruz vivió en ese momento un brote urbanístico sin precedentes que dio origen a numerosos establecimientos hoteleros – muchos de los cuales permanecen- y un incremento considerable de camas turísticas y del sector servicios que lo hacen atractivo de cara al visitante.

A ello se unieron importantes infraestructuras como la construcción del Lago Martiánez, obra del prestigioso arquitecto lanzaroteño César Manrique, quien también diseñó el complejo de Playa Jardín.

Lo cierto es que después de años de bonanza tanto económica como turística, el Puerto de la Cruz fue decayendo como consecuencia de diversos factores, desde el nivel de precios medios del destino, que mermó la rentabilidad de los negocios turísticos; la falta de inversión pública; la posterior crisis económica; y el surgimiento de otros destinos que compiten en calidad y precio con el municipio.

Los años de declive obligaron a que todos los sectores implicados en el turismo y la economía de la ciudad, la Isla y de Canarias analizaran las causas de la pérdida de visitantes, propusieran soluciones y obligaran a la ciudad a reinventarse como destino y ofrecer algo más que sol y playa, pese a que el clima sigue siendo uno de sus grandes atractivos.

Ello ha significado no solo la mejora hotelera sino también la modernización de espacios públicos, calles y lugares para el disfrute de vecinos y visitantes. Un proceso que tardó varios años en llegar, pero por fin se puede decir que en el Puerto de la Cruz vuelven a brotar los proyectos, aunque algunos de ellos todavía estén muy verdes.

En esta transformación tuvo un papel importante el Consorcio de Rehabilitación. Este ente supramunicipal en el que participan el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento, se constituyó en 2010 – en ese momento también con presencia del Estado- con el objetivo de liderar las políticas turísticas y urbanísticas necesarias para llevar a cabo la renovación del municipio.

Herencia de algunos gobiernos, continuidad de otros, lo cierto es que la ciudad intenta poco a poco recuperar el liderazgo de antaño con iniciativas que parecían eternas y que van llegando a su fin o ya han concluido. Es el caso de la ansiada y esperada estación de guaguas, que se inauguró el 21 de noviembre pasado, tras 11 años de espera desde que el inmueble de la calle El Pozo fue clausurado por deficiencias en el edificio.

Esta infraestructura se antoja fundamental para cualquier destino turístico y, en el caso del Puerto de la Cruz, más todavía por la imagen deplorable que se ofrecía a los visitantes con los usuarios del transporte público esperando en las aceras, debajo de las marquesinas que muchas veces resultaban insuficientes para protegerse de la lluvia.

Dos meses antes tuvo lugar la apertura al público de El Laurel, el primer parque inclusivo de Canarias. Situado en la urbanización La Paz, es único en su extensión. Cuenta con 5.800 metros cuadrados dedicados al juego con elementos pensados para personas con diversidad funcional.

Otra obra que llegó a su fin hace escasos días fue la mejora y el acondicionamiento de las calles San Juan, Iriarte y Las Damas, además de la plaza Concejil. Así, estas vías pasan a manos del Consistorio, que, a partir de ahora, será el responsable de su mantenimiento.

Tras 14 meses de trabajo y el consiguiente perjuicio que ello tuvo para muchos comercios, la actuación llegó a su fin y desde el 20 de diciembre estas calles lucen un pavimento y un mobiliario urbano renovado, nuevos jardines y zonas verdes aunque, como era de esperar, el predominio del color gris no es del agrado de todos.

Entre los proyectos en marcha se encuentra el desmonte del Parque San Francisco, el único gran espacio cultural que tuvo el municipio, un lugar simbólico dentro de la actividad cultural y de ocio que acogía eventos musicales, teatrales y festivos importantes para la ciudad.

Ubicado en la céntrica calle Agustín de Betancourt, fue cerrado por el Ayuntamiento en 2010 al no reunir las adecuadas condiciones de seguridad exigidas por los planes de emergencia. Recientemente comenzaron los trabajos de desmontaje y demolición parcial del viejo auditorio, pero todavía queda mucho tiempo por delante hasta que el proyecto Dunkel, la propuesta vencedora del concurso de ideas convocado en 2013, se convierta en realidad.

Renovación de hoteles

La renovación de céntricos hoteles como el Nopal, el Dania o La Chiripa, son consecuencia de esa transformación tan esperada. Para ello, fue necesario la aprobación del Plan de Mejora y Modernización (PMM), un documento fundamental para poder renovar establecimientos turísticos que se encontraban o se encuentran obsoletos, que entró en vigor en junio de 2015. La segunda parte ya cuenta con un borrador que aún no ha sido aprobado y recoge la renovación del 35% de las plazas alojativas.

Otro objetivo cumplido es el Paseo de la Costa, cuyo último tramo se abrió al público a finales de octubre. Ahora los viandantes pueden disfrutar de un tramo con vistas únicas a la ciudad que discurre por la parte superior de la ladera de Martiánez hasta el hotel Semiramis.
Los trabajos han consistido en el refuerzo y estabilización del terreno, la pavimentación del suelo con hormigón lavado, la renovación del alumbrado, la colocación del mobiliario público y de una barandilla que se diferencia por las piezas de colores que han sido elaboradas artesanalmente y colocadas una a una manualmente.

Además, se puede observar a lo largo del recorrido de medio kilómetro, cuatro elementos pictóricos realizados por la artista tinerfeña Amelia Pisaca que, mediante la técnica del puntillismo e impresionismo, reproducen a escala las cuentas de collar halladas en el yacimiento arqueológico de dicha ladera, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y que actualmente pertenecen al Museo Arqueológico.
La mejora de los baños y la accesibilidad de Playa Jardín era otra asignatura pendiente. Los trabajos, que ya han comenzado, durarán cuatro meses y consisten en una reforma integral de los mismos debido a que presentan un avanzado estado de deterioro, dado el tiempo transcurrido desde su ejecución y el uso diario.

Muchas calles de la ciudad llevaban varios años sin asfaltarse, como es el caso de la urbanización San Fernando, cuyo mal estado fue denunciado en reiteradas oportunidades por los vecinos ante el peligro que suponían baches y zocavones con más de dos décadas de historia.
Pero todo esto es el puntapié inicial. Todavía queda mucho que hacer en la ciudad turística -la mejora de la playa de Martiánez, por ejemplo- para reforzar la competitividad del destino, aunque ya hayan comenzado a brotar algunas semillas.

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