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Legislación para proteger el cielo, clave de la supervivencia científica

Astrónomos y políticos coinciden en que es necesario establecer normativas encaminadas a preservar la privilegiada cúpula celeste del Archipiélago, empleando luminarias eficientes
Gran Telescopio de Canarias, instalado en el Roque de los Muchachos. DA

Ayer, en el transcurso de las primeras jornadas sobre Protección del Cielo y Oportunidades de Empleo, organizadas conjuntamente por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y la Fundación Starlight, había unanimidad en torno a una premisa: la supervivencia de los observatorios del Archipiélago está íntimamente vinculada a los esfuerzos que se hagan, desde instituciones públicas y privadas, para proteger la calidad del cielo. Una afirmación que fue repetida, casi a modo de mantra, por todos los ponentes, incluidos representantes públicos como el director general de Lucha Contra el Cambio Climático regional, José Domingo Fernández.

Sobre las medidas a implementar por parte de las administraciones para preservar la privilegiada cúpula celeste canaria, el político remarcó que “es necesario legislar”, y, de este modo, establecer la obligación de contar con un alumbrado público más eficiente, que no emita contaminación lumínica. En este sentido, en referencia al que está actualmente instalado en algunos municipios de las Islas y no reúne los requisitos necesarios para ser considerado “respetuoso” con el medio, indicó que “no cumple ningún propósito real”, suponiendo, a efectos prácticos, “una problemática para los seres vivos”, aparte de “malgastar energía y dinero”.

Ahondando en los posibles impactos de dichos dispositivos, José Domingo Fernández señaló que “producen un exceso de consumo energético que incrementa la huella de carbono, el CO2, y aceleran el Cambio Climático”. De otra parte, aseguró que también suponen efectos biológicos y fisiológicos en la flora y la fauna, “trastornando los ciclos de luz y oscuridad” propios de las especies que habitan un ecosistema.

Al ser preguntado por las propuestas que tiene el Ejecutivo regional para garantizar la conservación del firmamento, aseveró que “lo que hasta ahora han sido opciones se han convertido en obligaciones”, y por ello, se debe seguir la línea trazada con normativas como la Ley del Cielo de 1988 o la Declaración sobre la Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas, rubricada en la Isla Bonita en abril de 2007.

‘CONTAGIO’ ISLEÑO

Desde una perspectiva científica, intervino el administrador del Observatorio de Tenerife, Miquel Serra-Ricart, quien hizo hincapié en que la contaminación causa de forma artificial el llamado SkyGlow, extendiendo una esfera de luz nociva para los telescopios a distancias cercanas a los 100 Km. Un fenómeno que, de no controlarse, contagiaría a ínsulas como La Palma.

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