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El campo, la despensa del autoabastecimiento

El episodio histórico que compartimos invita a considerar el innegable valor que tiene el sector agrario, como pilar básico para la alimentación
Un grupo de agricultores durante una siega tradicional del cereal en el municipio de Los Realejos. DA

La inmensa mayoría de los ciudadanos, inmersos en la crisis del coronavirus, trata de sortear el compulsivo afán que incita a llenar las despensas. Prevalece el atávico temor ante un puntual desabastecimiento, que persiste grabado en lejanas experiencias o responde a cercanas referencias geográfico-televisivas.

El episodio histórico que compartimos invita a considerar el innegable valor que tiene el sector agrario, como pilar básico para la alimentación. Por ello, las miradas, no siempre atentas, se dirigen estos días de manera diferente a los recursos que se obtienen de la huerta y de la granja, reparando en la maltrecha situación por la que atraviesa el agro, malestar que el propio sector quiso expresar en las calles el pasado sábado.

Estamos muy lejos de gozar de una aceptable soberanía alimentaria, término que se entrecruza habitualmente con la mención dada al peligro de desabastecimiento o al citar la crisis alimentaria. El pasado año se dio a conocer el informe El grado de autoabastecimiento alimentario de Canarias: propuesta de medición estadística, trabajo que promovió la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias y la Fundación General de la ULL y que elaboró el grupo de Investigación Economía Agroalimentaria en Canarias, constituido por los profesores Dirk Godenau, José Juan Cáceres, Gloria Martín y José Ignacio González.

La dependencia exterior, el culto preponderante a la finquita del muelle y su escaparate inagotable en las grandes superficies, ha relegado a la producción local, a la que ahora recurrimos con carácter de urgencia, demandando al sector lo que a duras penas puede mínimamente atender. Los autores del estudio antes citado contemplan la especial relevancia que tiene la condición insular en cuanto a la seguridad alimentaria, “dado que la importación de alimentos se realiza casi exclusivamente por vía marítima y una interrupción de estos servicios podría poner en jaque la garantía de abastecimiento en poco tiempo”.

Abastecimiento

Resulta sorprendente, incluso casi milagroso, observar que pese al ingente cúmulo de obstáculos el sector agrario de las Islas cubre en la actualidad el 62% de la demanda en papas, el 96% en lechugas, llega a casi el 90% en tomates, al 25% en cebollas, a una cifra similar en naranjas, y atiende plenamente el consumo en plátanos, aguacates, mangos y papayas.

La manifestación que las organizaciones profesionales agrarias habían convocado para el pasado sábado, reivindicando la importancia del agro y exigiendo la adopción de medidas correctoras, aplazada tras asumir la responsabilidad del momento, “recobra especial significación en el presente”, como señala Miguel López, secretario insular de COAG en Tenerife: “En momentos de incertidumbre, como los actuales, nos damos cuenta que el garantizar una alimentación segura y de calidad es estratégico. Y, para ello, es imprescindible incrementar la producción local y el grado de autoabastecimiento. Hemos de entender que las producciones de cercanía, obtenidas con altos estándares de calidad, son un seguro de vida en situaciones de dificultad. Contar con un sector agropecuario fuerte, especialmente en regiones insulares como es la nuestra, tendría que ser una de las cuestiones irrenunciables. Espero que aprendamos la lección, y saquemos conclusiones cuando esta crisis termine”.

asaga

La presidenta de Asaga Canarias, Ángela Delgado, considera que “ante situaciones excepcionales como la que estamos viviendo, se pone de manifiesto que los agricultores y los ganaderos canarios podemos garantizar el abastecimiento de las producciones locales. Eso demuestra una vez más el papel estratégico que la agricultura y la ganadería desempeñan en Canarias y en el resto del territorio nacional desde diferentes ángulos, ya sea alimentario, paisajístico o medioambiental.

Por este motivo, cuando se demanda a las administraciones públicas que se favorezca el aumento del abastecimiento, es precisamente para poder hacer frente a crisis globales como esta”. Mario Escuela, presidente de Unión de Pequeños Agricultores en el Archipiélago (UPA), se muestra con igual contundencia al reclamar atención para el sector: “Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, y esto pasa hoy con el campo. Tenemos mucha superficie abandonada, falta de recursos hídricos y salta a las claras que se necesitan apoyos para que se incorporen jóvenes. Esta crisis debe dar paso a un nuevo tiempo, para que aprendiendo de los errores cometidos tracemos definitivamente una estrategia que haga despertar al sector”.

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