coronavirus

Un rayo de esperanza en cada gota de sangre

Diana Berrent paciente 000-1 de un importante estudio médico contra el coronavirus en Nueva York
Diana Berrent. DA
Diana Berrent. DA

En Nueva York y Houston ya se está empezando a utilizar la técnica, cientos más en todo el país están listos para seguir los mismos pasos. Aunque aún se desconoce a ciencia cierta si el plasma, derivado de la sangre de las personas que se recuperaron del Covid-19, les ayudará a combatir la devastadora enfermedad causada por el nuevo coronavirus, que ha matado ya a miles de estadounidenses en menos de tres semanas, el esfuerzo por descubrirlo pasó de ser una idea a un programa mundial.

El 24 de marzo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. comenzó a permitir a los investigadores solicitar autorización de emergencia para evaluar si el plasma ayudará. Este es el líquido casi transparente que queda después de que los glóbulos rojos y blancos y las plaquetas se eliminan de la sangre. Contiene anticuerpos que pueden combatir enfermedades.

La prueba se está utilizando en pacientes con Covid-19 completamente recuperados para determinar si produjeron una gran cantidad de anticuerpos. Si es así, podrían potencialmente donar su plasma rico en anticuerpos para que se lo administren a otros pacientes para que puedan desarrollar una respuesta inmune, pero para ello son necesarios donantes de plasma y conectarlos con los laboratorios y hospitales que están llevando a cabo las pruebas y la investigación.

Diana Berrent fue una de las primeras pacientes que dio positivo de coronavirus en Estados Unidos, se curó y se convirtió en la donante 000-1 del tratamiento clínico en el que podría ser clave para combatir la enfermedad.

DIARIO DE AVISOS habló con ella vía telefónica, ya que aún se encuentra en aislamiento en su hogar en Nueva York. Diana es una mujer de 45 años, en buena forma física, madre de dos hijos, viajera incansable y fotógrafa de profesión.

-¿Cómo empezó todo para ti?
“El 9 de marzo estaba en una reunión de trabajo, éramos ocho personas, ni siquiera los 10 que se permiten durante la cuarentena en Nueva York. No era una fiesta ni mucho menos, casi no nos conocíamos y ni siquiera nos saludamos con un beso o abrazo, nos mantuvimos a distancia. Más tarde me enteré de que fue ahí donde me contagié; todos nos enfermamos, uno de ellos murió el viernes 3 de abril. Yo me considero afortunada, ya que no necesité que me ingresaran y lo pude manejar desde casa. Pero en cuanto me di cuenta de que tenía síntomas, fiebre de 39 grados, presión en el pecho, me di cuenta de que tenía que ponerme en cuarentena inmediatamente. Esto fue antes de que los colegios cerraran o empezaran las órdenes de quedarse en casa”.

-¿Fue difícil conseguir que te hicieran la prueba?
“Extremadamente difícil, me costó muchísimo, pero desde el momento en que di positivo informé a todos a mi alrededor. Entendí en ese momento que la gente te trata como si tuvieras una enfermedad venérea, o la peste… pero aún así, creí que era muy importante que se supiera por el bien de los demás, de mi comunidad”.

“¿Qué sentiste durante la enfermedad?
“Me sentí aterrorizada, no sabía lo que iba a pasar. Por eso quiero dar ahora un mensaje de tranquilidad, la mayoría de los pacientes se recuperan, pero no debemos confiarnos en exceso tampoco. Yo tuve suerte, pero son miles las personas que están muriendo en el mundo, y hay que tomarlo muy en serio. La terapia de plasma convaleciente tiene una historia mixta de éxito. Es lenta, costosa y difícil de implementar a gran escala, pero es un rayo de esperanza frente a la amenaza que representa a nivel mundial el coronavirus”.

-¿Cómo te convertiste en la paciente 000-1 de las pruebas de plasma?
“Por medio de una cadena de correos electrónicos de una red de hospitales, pidiendo donantes de plasma entre sobrevivientes del Covid-19, así fue como empecé a formar parte del estudio clínico que se realiza en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Avisé de que quería ser voluntaria y me hicieron pruebas para ver que ya daba negativo, pero que tenía anticuerpos de la enfermedad. La idea de dar plasma sanguíneo a pacientes desesperadamente enfermos de personas que se recuperaron de la misma enfermedad tiene más de un siglo de antigüedad y se utilizó por primera vez para tratar a un niño alemán que padecía difteria, hoy muchos investigadores piensan que es un primer paso desde el punto de vista clínico para tratar el Covid-19”.

-¿Cómo decidiste empezar la página de Facebook Survivor Corps? ¿Cuál es su propósito?
“Me di cuenta de que hay una desconexión entre la gente que quiere ayudar y los investigadores, por lo que decidí crear esta red que pone en contacto a supervivientes de la enfermedad que podrían tener anticuerpos con hospitales, laboratorios y universidades. Esta página es para todos, y las necesidades de los científicos en cuanto a donantes varían, por eso es importante darla a conocer. Se trata además de brindar esperanza, sin fronteras. Una sola persona que tenga los anticuerpos podría ayudar a curar a tres o cuatro pacientes.Es una oportunidad de hacer algo por los demás, de convertirte de forma solidaria en un héroe”.

-¿Cuál es tu visión de lo que está pasando en Nueva York?
“Yo por ahora sigo en aislamiento, mi marido también dio positivo y la próxima semana le hacen pruebas de anticuerpos para ver si puede donar plasma. Pero aún desde mi casa, no se puede ignorar lo que está pasando. Hospitales móviles que no dan abasto… Aunque la situación haya mejorado desde que yo me hice las pruebas, pedir un segundo test como querían al principio los Centros de Control de Enfermedades es imposible, ni siquiera hay suficientes para los que están en primera línea. Sin entrar en temas de política, puedo afirmar que los protocolos para decidir si una persona está en condiciones de regresar a su puesto de trabajo tras la enfermedad son precarios, y el aislamiento propuesto en muchos estados no es riguroso”.

-¿Cuál es tu mensaje en esta pandemia?
“Que al margen de quien pueda o no tener la culpa; de donde haya venido el virus; de quien esté en el poder, esta pandemia requiere acción global porque nos afecta a todos, y me siento feliz de poder aportar para conseguir una solución y animar a otros a que hagan lo mismo”.

La respuesta ha sido abrumadora y solidaria, un gran porcentaje de pacientes  que descubrieron que son positivos para los anticuerpos contra el virus y que son elegibles para donar plasma se han ofrecido a hacerlo. El Hospital Metodista en Houston es tan solo uno de los ya ha comenzado a reclutar donantes de plasma y realizar las primeras transfusiones de plasma a un paciente con Covid-19. La terapia de plasma y la búsqueda de donantes se ha convertido en un esfuerzo internacional, que muestra la capacidad de los científicos para organizarse a una velocidad inimaginable, algo impensable hace incluso hace tres meses. Por ahora, ya son más de 100 investigadores y 40 hospitales grandes en 20 estados los que están involucrados en el esfuerzo de llevar el plasma sobreviviente a ensayos clínicos. Si funciona, el siguiente paso de los científicos sería construir un grupo de plasma para todos los tipos de sangre que se pueden administrar a pacientes gravemente enfermos”.

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