santa Úrsula

“Espero que los clientes sigan confiando en mí”

La crisis sanitaria ha provocado que la frutería Capitán, ubicada en el barrio de La Vera, haya casi cuatriplicado las ventas en los dos últimos meses; sin embargo su joven propietario Iván Pérez Rodríguez, teme perder clientela cuando vuelva la normalidad
Iván Pérez Rodríguez, empleado en la frutería Capitán. Fran Pallero
Iván Pérez Rodríguez, empleado en la frutería Capitán. Fran Pallero

Iván Pérez Rodríguez tiene 25 años y desde hace cinco lanzó su propia aventura empresarial, una frutería de barrio que poco a poco ha ido ampliando hasta convertirse en un pequeño supermercado. Había dejado los estudios en segundo de Bachillerato, estaba desempleado y al ver que conseguir trabajo se antojaba complicado, decidió arriesgarse. Siempre tuvo claro que quería trabajar para él mismo, así que no lo pensó dos veces, se dio de alta como autónomo y montó su negocio.

La frutería tiene el mismo nombre que la calle y un guachinche que se ubica a escasos metros: Capitán. Da la casualidad que su bisabuelo fue capitán militar y vivió en uno de los inmuebles del siglo XVII, situado al final de la vía y declarado BIC por el Gobierno de Canarias. “Antes de abrir el negocio sabía que se iba a llamar así”, apunta.

Aunque los comienzos fueron bastante complicados, no se arrepiente. Lo que más le costó fue conseguir clientes nuevos que confiaran en él. El negocio en sí lleva más de 30 años y pasó por diferentes dueños “con sus más y sus menos”. En su caso, decidió continuarlo “porque lo tenía cerca de casa”.

Comenzó con lo básico, sobre todo fruta y verdura, algo de charcutería “y cuatro enlatados”. Poco a poco ha ido incorporando productos, como los lácteos, productos de limpieza, dulces y tabaco, ampliando la variedad de marcas y realizado inversiones en el local, como dos nuevas neveras para los alimentos que necesitan frío.

Como cualquier empresario joven, las redes sociales son una herramienta fundamental en su trabajo. Utiliza el wazap para recoger los pedidos y Facebook e Instragram para promocionar las ofertas o novedades.

Entre finales del año pasado y comienzos de éste, las ventas estaban muy flojas. Sin embargo, la crisis sanitaria hizo que remontaran de una manera vertiginosa. “Ni de broma pensé que me iba a ir tan bien. Supuse que subirían las ventas pero no así, que casi se han cuatriplicado”, confiesa Iván.

Para cumplir con las exigencias de la clientela, tuvo que adaptar sus horarios y reinventarse “como casi todos los autónomos”. Una de las medidas que implementó fue cerrar por las tardes para poder llevar pedidos a domicilio.

Sus horarios de trabajo son vertiginosos. Hay días que se levanta a las cuatro de la mañana y no llega a su casa hasta entrada la noche. “Estamos viviendo una situación complicada que a algunos nos ha venido bien, pero no hay que quedarse quietos, sino tirar para adelante y reinventarse”.

Por eso, lejos de quedarse con los buenos resultados de los dos últimos meses, ya tiene planes para seguir creciendo. Uno de ellos es contratar a un empleado para aumentar el reparto a domicilio, tener más horas abierto su local y poder organizar mejor el día a día ya que él limpia y desinfecta el local, compra y organiza la mercadería, atiende a los clientes, prepara los pedidos y los lleva.

Su miedo es que con la vuelta a la normalidad pierda clientes. “De hecho, en los últimos días ha bajado un poco más la venta”, confirma. Gran parte de sus nuevos consumidores, le trasladan que están contentos y que van a continuar comprando en su frutería. Aún así no oculta su temor.

Tener dos grandes supermercados cerca es una desventaja a la hora de ofrecer la misma variedad. Sin embargo, cree que puede competir con los precios, sobre todo de frutas y verduras y en calidad, “ni decirlo”. Él tiene una premisa, trata que todos los productos de su tienda sean del país “o al menos de las islas”.

Es de los pocos autónomos que no tendrá problema en los próximos meses para pagar su cuota, el alquiler del establecimiento y los impuestos. “Cualquier negocio tiene mucho gasto y en mi caso, el margen de ganancia es escaso”. No ha recibido ningún tipo de ayuda y tampoco la ha solicitado porque considera que le va “más o menos bien” y prefiere que la pueda aprovechar otra persona. “Me quedo bien conmigo mismo”, recalca Iván.

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