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El PP enfría la censura en Santa Cruz para no incomodar a Cs

Ante la reconciliación de las distintas ‘familias’ de la formación naranja en las Islas, los de Arrimadas entenderían la moción como un acto de “agresión política” que puede tener consecuencias en Madrid

Cuando todo parecía abocado a una moción de censura en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife que devolvería la Alcaldía a Coalición Canaria con el apoyo del PP y de la nueva concejala de Ciudadanos, Evelyn Alonso, las novedades en la política nacional han hecho que los populares se replanteen la oportunidad de abrir una brecha con la formación naranja solo para beneficiar a los regionalistas de CC. En todo caso, esa era la novedad ayer, sin prejuicios de que los vaivenes de la operación política de CC contra el PSOE en la capital continúen deparando sorpresas en las próximas horas.

Más, si se tiene en cuenta el hecho de que los de Inés Arrimadas, reconciliadas sus distintas familias en las Islas, ya han advertido a los de Pablo Casado de que dicha censura sería considerada como un acto de agresión política que, incluso, podría tener consecuencias en plazas de mayor enjundia, como por ejemplo la Comunidad de Madrid.

Porque mucho ha cambiado el escenario desde que Juan Ramón Lazcano, edil santacrucero de Ciudadanos, abandonase en pleno estado de alarma su cargo como concejal en beneficio de Alonso, cuya adversión al actual equipo de gobierno (conformado por el PSOE y su propio partido) siempre hizo pública en redes sociales. Su eventual participación en una censura en Santa Cruz le costaría la militancia en Cs, que la expulsaría por indisciplina.

Por aquel entonces, las aguas seguían bajando turbias entre el sector de Ciudadanos que atesoró poder político en las instituciones de las Islas, con la primera teniente de alcaldesa capitalina Matilde Zambudio y el vicepresidente insular Enrique Arriaga al frente, con el ala contraria a acuerdos con el PSOE, representada por la diputada regional Vidina Espino.
Pero la posible retirada inminente de la querella interpuesta por Zambudio contra Espino ha amansado tal disputa, y la lógica política se ha impuesto.

De ahí que la propia Espino ya explicase que no tenía dudas de que Alonso haría lo que dispusiera la dirección de Ciudadanos, que se ha manifestado con rotundidad en boca de su nuevo vicesecretario general, Carlos Cuadrado, quien, en declaraciones a DIARIO DE AVISOS, aclaró que “Ciudadanos no va a hacer ningún movimiento en Santa Cruz” y, cuestionado específicamente sobre si su partido propiciaría una moción de censura en la capital, respondió de forma tajante: “Eso no va a pasar”.

Desesperados

Aún así, la desesperada situación de Coalición Canaria, que sigue sin dirimir responsabilidades internas por su desplome institucional tras las elecciones del año pasado, ha mantenido viva la posibilidad de presentar una censura en la capital tinerfeña aunque sea con Alonso convertida en tránsfuga, gracias al apoyo de un Partido Popular que, en caso de una reacción airada como promete Ciudadanos, tiene mucho más que perder que de ganar.

No en balde, la gestión de la pandemia ha provocado un serio encontronazo entre los populares y la formación naranja en una plaza tan sensible para los de Casado como es la Comunidad de Madrid, donde los tambores sobre una posible censura de PSOE y Ciudadanos en perjuicio de Isabel Díaz Ayuso amenazan con dejar a Génova sin su principal referente nacional y contrapunto propagandístico a la gestión del Gobierno que preside el socialista Pedro Sánchez.

A este respecto, hay que tener en cuenta que la aproximación de Arrimadas hacia el centro político, traducida en hechos como el apoyo de Ciudadanos a las últimas prórrogas del estado de alarma, llevan consigo una renovación en sus relaciones con el PSOE, dado que los socialistas valoran enormemente tales apoyos al librarles de una indeseada dependencia parlamentaria respecto a partidos como Ezquerra Republicana de Cataluña (ERC) o Bildu, habida cuenta de cómo esos acuerdos se traducen en munición para el Partido Popular a la hora de exacerbar sus críticas.

Ayer mismo

Otro dato evidente de que en el PP no están por la labor de que Ciudadanos crezca a su costa por esa ladera centrista se produjo ayer en las votaciones del Congreso de los Diputados, donde los populares (al igual que Ciudadanos) respaldaron la convalidación del real decreto de nueva normalidad, que fija una serie de medidas para evitar futuros rebrotes y mantener a raya al virus hasta que se levante la emergencia sanitaria.

Para los entendidos, este acercamiento entre los dos principales partidos nacionales se debe, precisamente, a los rumores sobre la ruptura en Madrid y la consiguiente caída en desgracia de Díaz Ayuso.

Sobre cómo se traducen estas intrigas de la capital del Reino en la capital tinerfeña, todo apunta a que lo primero ha sido la suspensión de una cita prevista para la tarde de hoy en la que se firmaría una moción de censura que estaba previsto presentar el próximo lunes, y que al parecer ha vuelto a guardarse en la gaveta.

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