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Natacha Sujanani: “El coronavirus ha supuesto un coste emocional, laboral y personal tremendo”

La directora gerente del Hospital de La Candelaria aseguró que "hemos ido retomando poco a poco la actividad habitual y ya estamos funcionando prácticamente al 100%, tanto en las consultas como en los quirófanos", pero adaptándose a una realidad que viene a ser el distanciamiento físico y las medidas de protección sanitarias
La directora gerente del Hospital Nuestra Señora de Candelaria, Natacha Sujanani. | Fran Pallero

La psiquiatra Natacha Sujanani ha dirigido el Hospital Nuestra Señora de Candelaria, el centro canario que ha sufrido la mayor presión asistencial en la pandemia, desde el 30 de enero formando al personal sanitario de La Gomera en el positivo del alemán, luego coordinando el confinamiento del hotel H10 Costa Adeje Palace, y destacando el papel desempeñado por el laboratorio de Microbiología. La crisis motivó la apertura de diferentes plantas para la atención a pacientes con coronavirus, la ampliación de la UCI extendida tras llegar a tener más de 700 pacientes ingresados por Covid, sin embargo, ayer esa cifra apenas supera la veintena, la mayoría negativizados, y retorna a una situación de normalidad.

-¿Cómo está recuperando el Hospital Nuestra Señora de Candelaria la nueva normalidad tras la crisis asistencial de la Covid?

“En el último mes nos recuperamos de forma paulatina. Comenzamos reabriendo las plantas y retomamos la actividad habitual tras dejarla aparcada por las restricciones del estado de alarma. Poco a poco estamos dando los pasos con unas pautas marcadas por la Consejería adaptadas a nuestro centro. Hemos ido retomando poco a poco la actividad habitual y ya estamos funcionando prácticamente al 100%, tanto en las consultas como en los quirófanos, pero adaptándonos tanto a los horarios como a los espacios a una realidad que viene a ser el distanciamiento físico y las medidas de protección sanitarias que nos marcan desde el Ministerio y el área de Salud Pública”.

-¿Cuánto puede significar estos tres meses de parón en el retraso asistencial?

“Sobre todo significa un envejecimiento de las listas de espera quirúrgicas y de consultas. No han aumentado al pararse toda la actividad y las entradas, y ahora estamos preparándonos con el plan de vacaciones del personal. Si en otros años nos planteábamos cerrar algunas actividades o plantas en verano, en este no se van a cerrar. Vamos a seguir trabajando, cuadrando los turnos para no cerrar plantas y estaremos atentos a un posible rebrote del coronavirus. Vamos a intentar adecuar las actividades al personal que haya, pero no cerraremos dispositivos”.

-Echando la vista atrás y tras superar el pico asistencial de la pandemia. ¿Qué conclusión saca de esta experiencia?

“Desde luego me quedo con la gran profesionalidad de los trabajadores del Servicio Canario de la Salud y del personal del Hospital de La Candelaria, y como en una situación tan sobrevenida e inesperada, con infraestructuras y medios que tampoco ayudan, se ha podido dar una respuesta excelente en la atención a los pacientes. El gran valor de la sanidad canaria son sus profesionales y ahí es donde tiene que venir la apuesta, el apoyo y la inversión de futuro, en sus trabajadores”.

¿Cómo ha afectado la crisis a los profesionales como gestora y como psiquiatra?

“Ha habido mucho sufrimiento, no vamos a negarlo. Hemos vivido una situación muy inusual el entrar cada día en el Hospital sin saber a qué hora vas a salir, las calles vacías, los pacientes aislados en sus habitaciones, casi sin poder entrar a verlos y sin poder recibir visitas de sus familias, lo que aumentó esa sensación de soledad. Vivimos con preocupación el aumento del número de contagios sin saber cuando iba a parar, y lo que estaba ocurriendo, por ejemplo, en Madrid. Desde el punto de vista directivo, la incertidumbre de ver que había EPIs para darles hoy a nuestros profesionales, pero muchas veces no sabíamos si tendríamos dentro de una semana, ya que inicialmente llegaron a cuentagotas. Sin duda, lo hemos vivimos con mucho sufrimiento, temor, y nos ha dejado huella, ya que estamos cansados. Ahora mismo estamos viviendo una situación de calma tensa en la que no podemos relajarnos, y sabemos que esto no ha pasado. Todos lo hemos pasado mal y ha sido un coste emocional, laboral y personal tremendo. Muchos profesionales que han tenido contacto con el virus han tenido que irse de sus casas a vivir en hoteles o estar aislados de sus familias. Muchas veces llegábamos y dormíamos aparte, sin poder tocar, abrazar o dar besos a nuestros hijos, ha sido muy duro para todos. Todavía tenemos que disociarlo y asimilarlo porque lo tenemos muy reciente”.

-¿Qué opina de los comentarios que niegan la magnitud de la crisis y las actitudes relajadas de una parte de la sociedad?

“No nos gustan esos mensajes y de verdad que no los entendemos. A muchos sanitarios nos toca la moral ver, tras el sacrificio que hemos realizado para enfrentarnos al virus, a algunas personas incumpliendo las recomendaciones. La seroprevalencia nos dice que hay pocos virus circulando y que estamos en riesgo si hubiera un nuevo contagio. Va a pasar tiempo hasta que muchos sanitarios lo olvidemos”.

-Algunos compañeros arrastran problemas psíquicos derivados de esta situación e incluso en algunos países hubo suicidios.

“Todavía no está muy documentado el tema de suicidios en sanitarios por la pandemia, pero si hay trastornos de estrés agudos. Se ha desplegado una red de apoyo psicológico, tanto desde la Consejería de Sanidad como desde los propios servicios de psiquiatría de los hospitales, que se ha puesto a disposición de sus profesionales que estén pasando por alguna dificultad de encaje de esta situación. Yo les animo que ante cualquier cuestión de disconfort emocional, contacten con ellos, pues es perfectamente normal ante una situación como la que hemos vivido”.

-Los pacientes Covid de UCI tienen en común que su estancia es muy larga, lo que habla de la gravedad de sus dolencias.

“Las estancias medias son mayores y pasan más tiempo en la UCI, hay varios estudios que lo están comparando pero la evidencia científica hay que tomarla con cautela porque estamos en fases preliminares. Creo que nuestro ingreso más largo fue un paciente que estuvo durante 50 días y desgraciadamente falleció. Este coronavirus ha supuesto un gran gasto económico de recursos, los EPIs son caros y más se pusieron por la ley de la oferta y la demanda, y todos los hemos visto en los precios de las mascarillas. Una crisis sanitaria siempre supone un gasto de recursos de personal, como en bienes y servicios, y en inversiones”.

-¿Está preparada La Candelaria para una segunda oleada?

“Los profesionales estamos muy preparados para la segunda oleada de contagios. Tenemos la capacidad profesional de dar respuesta, y montar los dispositivos de atención en cuestión de horas. Por eso es tan importante fidelizar al capital humano que tenemos. Si ya antes de la crisis nuestro mayor valor eran los trabajadores por la capacitación de esos profesionales en cada una de sus áreas, tras vivir esta crisis, el valor añadido que han tenido es como tener tres másteres más por lo que han vivido en primera persona, es decir, saben lo que tienen que hacer, cómo tenemos que montar las plantas, como ponernos los EPIs, como abordar a los pacientes, y la actualización constante de las últimas evidencias científicas en los tratamientos y abordajes”.

-Ahora se abrirá una guerra en la que todas las regiones y países abordarán contratar a los mejores profesionales posibles. En este punto el SCS no ha sido muy cariñoso a la hora de consolidar los puestos de los profesionales con contratos precarios.

“Y no solo profesionales de UMI y Urgencias, sino de Preventiva, especialistas de infecciosos…, es decir, ahora mismo nosotros tenemos que garantizar y fidelizar a nuestros trabajadores. Es verdad que en todas las regiones tienen el mismo problema de la precariedad laboral y de inestabilidad de los puestos de trabajo. Por eso el Gobierno central tiene que buscar una solución, porque nuestros profesionales también son un gran atractivo en los países extranjeros”.

-¿La Candelaria puede seguir creciendo en sus infraestructuras con nuevas construcciones?

“Necesitamos un plan director que es fundamental y, de hecho comenzamos a trabajar antes de que apareciera la crisis del coronavirus. La Candelaria acaba de cumplir 54 años, y he dicho que tenemos profesionales como Michael Schumacher y tenemos el motor de un Ferrari, porque trabajamos en inteligencia artificial, tenemos un súper robot para muestras, tenemos robots Da Vinci para operaciones, tenemos mucha capacidad y material para ser lo que somos, un hospital muy puntero y de los primeros del ranking nacional pero, sin embargo, estamos muchas veces en la carrocería de un 600. Tenemos que adecuar una infraestructura en la que ha pasado el tiempo”.

-Hablamos de infraestructuras construidas en los años 1970, 1980 o 1990 vigentes en el 2020.

“Efectivamente, y en la quehacer cualquier pequeño cambio requiere una gran inversión. Las instalaciones no están preparadas para redes eléctricas, para datos y wifi, para las nuevas tecnologías que quieras implantar cuestan mucho. Los compañeros de ingeniería e infraestructura deben ser imaginativos y buscar espacios y la forma de salir adelante, pero ya estamos en el siglo 21 y hay que plantear adecuarse a las necesidades actuales”.

-¿Cuáles son los próximos retos que deberá abordar?

“Los retos hay que marcarlos a corto plazo, y mentalmente es muy sano pensar ahora mismo después de todo lo que hemos vivido y lo que nos ha cambiado la vida de un momento a otro. Queremos retomar muchos proyectos que se quedaron a medias o sin poder ejecutar, pero en primer lugar hay que asumir nuestra nueva realidad, y tenemos que ajustar esos proyectos a la realidad que se nos ha presentado. Ahora nos toca la etapa de cuidarnos, recuperarnos y estar preparados mentalmente para un posible rebrote.”

-¿El caso del Hotel de Adeje nos abrió el camino para ver a qué nos enfrentábamos?

“Nos hizo estar más en alerta, por lo menos en Tenerife, pudimos tener una experiencia previa para después trabajar en nuestros hospitales. Sobre todo nos sirvió muchísimo en cuanto a la capacidad para el aprendizaje del procesamiento de muestras. Nuestro servicio de Microbiología ha demostrado estar a la altura de los mejores centros europeos, se ha reinventado, casi trabajando las 24 horas desde marzo. También han investigado y elaborado técnicas para extraer de una manera más eficaz y eficiente el RNA de las muestras y así acelerar el proceso, y esto ha sido crucial para el desenlace que hemos tenido en esta primera oleada de la pandemia del coronavirus”.

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