ciencia

El meteorito que cayó entre Icod y Buenavista es el primero captado en Canarias

Los expertos niegan que haya antecedentes similares a este, donde dos instrumentos de las Islas lograron grabar su trayectoria
Recreación de la caída de un meteorito
Recreación de la caída de un meteorito
El fenómeno fue captado por dos cámaras ubicadas en el Museo de la Ciencia y el Cosmos y en el Observatorio del Teide. DA

La caída de un meteorito en la zona norte de la Isla el pasado 14 de julio, cuyo descubrimiento fue desvelado por DIARIO DE AVISOS en su edición de ayer, supone un hito en Canarias, al tratarse de la primera vez que la trayectoria de un objeto de estas características es captada con tanto nivel de precisión por dos instrumentos emplazados en el Archipiélago. De hecho, los dispositivos empleados (uno del Museo de la Ciencia y del Cosmos y otro enclavado en el Teide) han permitido calcular el área en la que pudo caer, situada entre Icod de los Vinos y Buenavista del Norte.

Las reacciones a la publicación de este periódico no se han hecho esperar entre la comunidad científica y la población general. Los primeros, haciendo valer el empirismo que les caracteriza, se centran en lo sorprendente de haber logrado grabar a un bólido aterrizar en las Islas. Este es un punto sobre el que hace hincapié el director del Museo de la Ciencia y del Cosmos, Héctor Socas-Navarro, quien destaca que se trata de “una piedra que puede ser del tamaño de la palma de la mano”, aproximadamente. De ahí que, según dice, sea “poco habitual que lo hayamos podido captar y determinar su trayectoria”.

Para ello, detalla que se ha empleado una cámara adquirida recientemente por el complejo, además de otro artefacto instalado en el Observatorio del Teide. “Se pudo triangular a partir de los datos de las dos cámaras, sacando información de la trayectoria. Así es como sabemos que debe haber caído entre Icod y Buenavista”, concretó Socas-Navarro, que aprovechó su conversación con el DIARIO para explicar que “las estrellas fugaces que vemos en el cielo son, básicamente, un grano de arena o una piedrecita muy pequeña que se quema en el aire, en la atmósfera; se vaporiza al entrar y no llega al suelo”.

No obstante, en el caso del meteorito caído el pasado día 14 en Tenerife, “es posible que se haya fragmentado al caer”, y que en estos días los vecinos puedan hallar “trocitos de unos pocos centímetros”, si bien el director aclaró que dar con uno de los restos es “poco probable”, dado que el entorno donde se calcula que pudo amerizar es “una área muy grande, en la que hay mucho monte, muchas fincas”. Igualmente, con vistas a que algún curioso quiera lanzarse en la búsqueda de este objeto del espacio, el científico reconoció que, “si alguien encontrara un fragmento, nos vendría muy bien que nos lo dejara examinar” para poder profundizar en las investigaciones.

SU POSIBLE ASPECTO

Otra de las personas que más ha indagado sobre lo referente a los bólidos y su impacto en la Tierra es el geólogo, paleontólogo y doctor en Zoología tinerfeño Francisco García-Talavera, exdirector del Museo de la Naturaleza y Arqueología. “Lo lógico es que la superficie de un meteorito, cuando atraviesa la atmósfera, con la velocidad tan grande que trae, se funda”, explica, al tiempo que se muestra sorprendido por la “escasa probabilidad” de que, aún considerando que pueda llegar a golpear en tierra firme, el territorio sobre el que lo haga sea una isla. Especialmente, porque las dos terceras partes de la superficie de nuestro planeta la constituyen mares y océanos.

“En las Islas no se tiene referencia de ninguna caída de un meteorito, porque una cosa son los avistamientos y otra la caída, que implica que se vea caer”, afirma el experto aludiendo a lo insólito que es poder haberlo grabado. Y preguntado por qué aspecto debe tener una vez en tierra, asevera que “si es un meteorito rocoso, que son la mayoría, y está sometido a una temperatura de varios miles de grados, se le forma la llamada corteza de ablación”. Es decir, que “cuando cae tiene un color oscuro, negruzco”. De ahí que los lugares donde son más fácilmente localizables sean “el Sáhara y la Antártida”, dado que sus tonalidades destacan sobre la arena y la nieve.

Asimismo, García-Talavera quiso recordar algunas de sus expediciones en Mauritania organizadas por el museo del que era conservador y más tarde dirigió, gracias a las cuales Tenerife puede presumir de tener en exposición “el mayor meteorito que caído en el norte de África”. El mismo cayó en el Sáhara en los años 30 del siglo pasado y pesó 232 kilos. Una pieza de envergadura que se suma a los “condritos de 55 kilos, que son bastante excepcionales, o los más de 150 meteoritos del Sáhara”. Todos ellos, disponibles en el Museo de la Naturaleza y Arqueología.

La nueva cámara del Museo de la Ciencia, a pleno rendimiento

La ciencia avanza a un ritmo vertiginoso. En apenas tres meses, la nueva cámara para la detección de meteoritos instalada en el Museo de la Ciencia y el Cosmos ha comenzado a dar sus primeros resultados. La misma pertenece a una red internacional y, según el director del centro museístico tinerfeño, “tiene un doble uso”, dado que, por un lado, servirá para ampliar la labor divulgativa que ya realizan, captando imágenes que luego mostrarán en sus exposiciones y, por otra parte, se busca “tener una estadística de los meteoros y meteoritos” que impactan sobre la Tierra para, de este modo, “irlos estudiando, saber cuántos son y cómo se distribuyen”, concluyó.

TE PUEDE INTERESAR