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Cuando no se cuida el sistema de acogida a migrantes

ONGs y Gobierno autonómico llevan tiempo advirtiendo sobre la ausencia de centros para alojar a la gente que llegaba con el repunte de pateras, pero el Gobierno central ha hecho muy poco caso

Todo el mundo sabe que, cuando se acerca septiembre, con las calmas, el mar se pone propicio para que las pateras viajen desde el continente africano a Canarias. No hace falta ser Einstein ni sacarse un máster en Desarrollo Global y Políticas Internacionales. Y sin embargo, la llegada estos últimos días de una veintena de embarcaciones a las islas evidenció una vez más el desarbolado sistema de acogida en emergencia que tiene el Archipiélago, a pesar de ser frontera sur. Más de 4.400 personas han llegado en lo que llevamos de año.

Hasta 332 migrantes coincidieron el pasado fin de semana en el muelle de Arguineguín, grancanaria, entre los que acababan de pisar tierra y los que ya estaban esperando los resultados de la PCR. Muchos sufriendo la solajera, o acurrucados debajo de una mesa para robarle un poco de sombra al día, como relataba en Canarias Ahora la periodista Natalia G. Vargas. También llegó una patera a Tazacorte, La Palma, y ya ayer habían dado negativo todos los PCR que se habían hecho a los 24 pasajeros que venían a bordo. Otra patera, con 53 personas, llegó a Lanzarote el domingo por la noche después de que Salvamento Marítimo la encontrara a 30 millas de las costas de la isla.

No es algo reciente, hace meses que las ONGs lo advirtieron: se estaba activando la ruta canaria para venir del continente africano y no teníamos recursos de acogida. Ya en 2019 llegaron 2.571 personas, el doble que el año anterior. Ya en diciembre pasado, el consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno autónomo, Julio Pérez, reconocía al periódico EL PAÍS, que había que “rehacer el sistema de acogida en Canarias”. Y sin embargo, el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, el representante en Canarias del Gobierno central -que es el que tiene el grueso de las competencias sobre temas migratorios, el que traslada, interna, deporta o autoriza una plaza de acogida a los recién llegados-, dice ahora que el sistema está desbordado por el repunte de llegadas.

Pestana, que parecía venir a dar brío cuando sustituyó a Juan Salvador el pasado febrero, empieza a recibir peticiones de dimisión, como ya le ha solicitado la presidenta del PP, Australia Navarro. Y ahora que la cosa está muy difícil, comienza a buscar culpables. Por ejemplo, recordando el rechazo del Ayuntamiento de Agüimes a tener en de Arinaga un campamento para un millar de migrantes.

Según decía ayer el presidente del Gobierno canario, molesto con la cancelación del viaje previsto por el ministro de Migraciones, José Luis Escrivá, para tratar la situación mañana miércoles, más del 90% de los espacios ocupados por migrantes que han llegado en patera han sido cedidos, “a pesar de que no es competencia del Gobierno de Canarias”, por el propio Ejecutivo regional, los Cabildos y algunos Ayuntamientos. “El Gobierno de Canarias ha hecho un esfuerzo ímprobo”, afirmó Torres.

Probablemente sea ímprobo, pero no ha conseguido que nos tomen del todo en serio. Y ayerPestana tuvo que hablar con la Agencia EFE porque la situación se está calentando, y se mezcla el agotamiento psicológico y la incertidumbre por la pandemia con la falta de ordenamiento migratorio.

Primero fue Tunte hace unas semanas. Y estos días ha sido el lanzamiento de piedras contra un centro de menores migrantes en Las Palmas de Gran Canaria. Y en medio, las polémicas por las imágenes de un grupo de migrantes en instalaciones turísticas del del sur de Gran Canaria. Incluidas imágenes ‘fake.’

La alcaldesa de San Bartolomé de Tirajana, Conchi Narváez, del PSOE, rechazaba ayer en una entrevista en ‘La Provincia’ que se alojara en instalaciones turísticas a quienes llegan en patera, porque para eso están las que son “de titularidad del Estado”. La Federación de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT) ha pedido que el alojamiento de estas personas en los establecimientos sea “temporal, breve y nunca estructural”. Otra de las personas que habló fue Onalia Bueno, de CIUCA, una agrupación local que gobierna Mogán, en Gran Canaria. Bueno se quejaba de las condiciones en las que estaban los migrantes del Muelle de Arguineguín, según contaba Canarias Ahora. Y al preguntársele si en Mogán podía haber una reacción como en Tunte, Bueno respondió: “No sé si será como en Tunte, pero tranquilos no nos vamos a quedar. Mogán es un municipio de acogida, hospitalario y solidario. Pero todo tiene un límite”.

Bueno también acusó al Gobierno central de querer convertir a las islas en una especie de Lampedusa, un lugar donde poder concentrar a los migrantes, con muy difícil salida al carecer de documentación en regla para viajar. De hecho, esta ha sido una de las quejas más habituales de algunas ONGs, que piden facilitar el tránsito migratorio, pues muchas de estas personas ya tienen familia en otros sitios de España o de la UE y, en algunos casos, podrían incluso asumir el coste de sus billetes. En diciembre, el Gobierno central respondía que el traslado no era una prioridad, pero sí la atención: “La solución no pasa por traslados a la península; la prioridad del Gobierno es atender a los inmigrantes que llegan en situación de vulnerabilidad”. Meses después, aún no han construido un sistema de acogida eficaz.

En medio de la tensión creciente y las discusiones de tonalidad racista sobre si está bien alojar o no a los migrantes en los hoteles, Pestana afirmaba ayer: “Dar una acogida digna no proyecta mala imagen. Hay muchísima gente que elige el destino de sus vacaciones por sus valores y que rechaza ir a otros lugares por sus contravalores. Canarias siempre ha demostrado ser una tierra acogedora”.

Pero el almíbar de las buenas palabras grandilocuentes sobre el alma noble del archipiélago ya no endulza porque urgen las respuestas rápidas. Y porque ya hemos visto alguna de las naves donde han dormido y ya nos han hablado de los olores infectos que tenían. Hasta Ángel Víctor Torres se desesperaba ayer y se le intuía el cabreo bajo la mascarilla.

Y mientras, nos detendremos discutiendo sobre racismo, que es algo terrible. Pero el primer racismo empieza el día en el que un africano normal que no es el hijo un preboste se tiene que echar al mar porque no hay vías ordenadas y seguras para migrar a un Europa, porque no le dan un visado. Luego ya vienen mil racismos más.

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