educación

La “incertidumbre” se cambió por la “diferencia” en el arranque del curso

Hasta 162.000 alumnos de Infantil y Primaria se incorporaron ayer a los centros educativos de forma presencial; hoy lo harán los educandos de Secundaria, y a partir de mañana, el resto de enseñanzas
Los menores tuvieron un comportamiento ejemplar por temor al bicho del que, todavía, saben muy poco. Sergio Méndez

“La educación es un derecho”, decía el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, en el Tercer Grado de DIARIO DE AVISOS el pasado domingo. Una afirmación que ha guiado las actuaciones del Ejecutivo regional estos últimos meses, en los que la Administración ha estado trabajando para aplicar protocolos sanitarios -complementados con medidas emprendidas de forma autónoma por las corporaciones locales- a fin de que ayer arrancara el curso escolar en las Islas con la incorporación del alumnado de Infantil y Primaria a la formación presencial.

Los más pequeños fueron la avanzadilla de las que serán tres atípicas jornadas de arranque de la actividad lectiva. Hoy será el turno de la ESO y Bachillerato, mientras que el resto de enseñanzas, casi en su totalidad, darán el pistoletazo de salida mañana. Todos ellos, estrenos ya no solo de nivel académico, sino de pautas de convivencia en el aula y los espacios de recreo, con elementos de prevención como el gel hidroalcohólico o las mascarillas obligatorias, al igual que el distanciamiento social de metro y medio. Medidas que ya forman parte de nuestro día a día y que, previsiblemente, continuarán entre nosotros hasta el desarrollo de una vacuna efectiva contra la COVID-19.

En las puertas de los colegios se respiraba nerviosismo ayer. La ilusión de los niños contrastaba con los “¡Ten cuidado! ¿Llevas la mascarilla de respuesto? ¡Aléjate un poco!” de los progenitores. Frases con las que era perceptible la preocupación que ha envuelto a la comunidad educativa en las últimas fechas debido a la incertidumbre de qué pasaría si se detecta un positivo, supuesto que por el momento únicamente retrasó la apertura del CEIP Fray Albino, en la capital tinerfeña, por un profesor contagiado. Pero, salvo contadas excepciones, no se registraron incidentes reseñables, más allá de ciertos problemas para mantener la separación entre padres y madres en algunas localidades, hecho por el que hubo ayuntamientos que, a la hora de la salida, reforzaron la presencia policial en los alrededores, a fin de corroborar que se respetaban las reglas dictadas.

Aunque el acto institucional de apertura del curso se celebró este año en Las Palmas de Gran Canaria, adonde acudió el presidente Torres, la consejera del ramo, Manuela Armas, el titular de Sanidad, Blas Trujillo, y el alcalde de la ciudad, Augusto Hidalgo. Durante la ceremonia, el líder autonómico restaltó que, al consultar a un grupo de alumnos “si estaban contentos por comenzar las clases”, todos dieron una respuesta afirmativa, motivo por el que celebró que “podamos comenzar las clases en Canarias”. “Seis meses después, la mejor normalidad es que los niños llenan con sus sonrisas los centros educativos. Los que durante un tiempo fueron edificios sin vida hoy recobran su ilusión. Habrá dificultades y responderemos a ellas; hay magníficos protocolos y las cosas irán bien”, enfatizó.

En total, se calcula que 162.000 educandos se incorporaron a las clases presenciales en la comunidad autónoma, como integrantes de Infantil y Primaria. Y hoy, de acuerdo con las previsiones, lo harán 334.900 alumnos de los niveles de enseñanza de ESO y Bachillerato. Cabe recordar que el Gobierno canario ha financiado pruebas PCR para las infraestructuras ubicadas en las que se han denominado zonas calientes, es decir, enclaves en los que la pandemia ha tenido gran incidencia y, por ende, sobre los que hay que situar la lupa por el riesgo de contagio que, con la implementación de todas las medidas marcadas, se reduce considerablemente.

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