
No por anunciado deja de ser una terrible noticia la notable reactivación en el tráfico de seres humanos que se registra en la llamada ruta canaria de las pateras, la más larga y peligrosa de las que terminan en territorio nacional.
Los datos, tozudos, confirman que este drama, con la tragedia que supone en cuanto a pérdida de vidas, sigue creciendo de forma incontrolable, a tal punto que, a estas alturas de 2020, ya son más las personas llegadas por esta vía a Canarias que en cualquier año de la década anterior.
Si a fecha del pasado 15 de agosto Interior facilitó como oficial la cifra de 3.448 inmigrantes arribados a las Islas en patera o cayuco, el ritmo de llegada de estas barquillas durante las dos últimas semanas incluso se ha intensificado, a tal punto que se estima en cerca de 4.000 a día de hoy. Cierto es que aún se está muy lejos de las estadísticas de los peores años (2006-2008), cuando aproximadamente vino la mitad de las poco más de 100.000 personas que alcanzaron así las costas isleñas en este siglo, pero la tendencia resulta demoledora. Para hacerse una idea, en 2009 llegaron 2.296 inmigrantes, mientras que el tope en la década pasada se produjo en 2019, con un total de 1.397 personas que sobrevivieron a tan arriesgada travesía. En cuanto a los que no llegaron, solo el mes pasado se contabilizaron dos naufragios que le costaron la vida a medio centenar de personas en la primera semana, y otros dos más se saldaron con otros 21 fallecimientos el pasado día 20.
En cuanto a la actualidad, la Policía marroquí anunció ayer el arresto en la ciudad atlántica de Agadir, a unos 600 kilómetros al suroeste de Rabat, de cinco personas por formar parte de una red que planeaba introducir emigrantes ilegales y hachís a las Islas Canarias, según informó a Efe una fuente de seguridad. La red se disponía, según la fuente, a trasladar hasta Canarias a siete emigrantes clandestinos y en el envío incluirían 463 kilos de hachís, pero la operación fue frustrada por los servicios de seguridad. Según los primeros elementos de la investigación, los miembros de la red planeaba trasladar a los siete emigrantes y a la droga valiéndose de grandes cámaras neumáticas hasta alta mar, donde les esperaría un barco de pesca marroquí que continuaría hasta la costa isleña.
Por otra parte, la Consejería de Sanidad del Gobierno canario informó de que en torno al 91% de los 299 inmigrantes llegados en patera a Gran Canaria y que se encuentran en tres instalaciones de la isla bajo custodia policial no tienen coronavirus. No suponen riesgo de propagación, dado que se les realiza el test a su llegada a puerto.