Primer tramo superado y con un tiempo mejor al previsto. Jaime Lafita, multideportista de Getxo (Bizkaia) y Miguel Ángel Roldán, un triatleta cordobés y preparador físico, ambos enfermos de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), vencieron ayer el primer día de su nuevo reto: la expedición TeideEla, un proyecto que tiene como objetivo subir a la cima más alta de España, el Teide, con el objetivo de hacer visible la enfermedad para que se puedan destinar recursos suficientes a la investigación y lograr detenerla.
La iniciativa, ideada por un montañero de la localidad vizcaína de Zalla, Pablo Olmos ha unido a cuatro asociaciones que luchan para visibilizar la ELA: DalecandELA, Saca La Lengua a la ELA, Fundación Luzon y Dar Dar. Tanto Olmos como otra compañera Itziar Pérez no pudieron participar de la expedición ni física ni virtualmente debido a su avanzado estado de la enfermedad. Ambos son conscientes de la expedición e hicieron llegar sus mensajes en una botella enterrada en la arena que el equipo recogió en la playa de El Socorro, en Los Realejos, y que se leerán al llegar a la cumbre, junto a la de otros enfermos.
Allí comenzó el trayecto y fueron subiendo poco a poco. Con un gran aplauso y un “vamos equipo” llegaron a la costa realejera casi de noche. Durante el trayecto se encontraron con un grupo de personas que los animaba y que portaba una pancarta con el nombre de todos los afectados pertenecientes a las asociaciones que participan del proyecto.
Un total de 19 personas entre guías, familiares, médicos, fisioterapeutas, un psicólogo, un equipo de comunicación y otro de montaña, forman la expedición que acompañan a Jaime y a Miguel Ángel.
“Están subiendo de maravilla, incluso más rápido de los que imaginábamos, muy ilusionados y con unos tiempos mejor de lo que esperábamos”, comentó a este periódico el responsable de comunicación, Raul San Román. “Hubo hasta momentos de baile, de danza, mucho humor e ilusión”, añadió.
Cada hora u hora media, es decir, cada vez que superaban otros 300 metros de altura, tenían un nuevo avituallamiento, donde reponían fuerzas y aprovechaban a tomarse un pequeño descanso.
A lo largo del recorrido también se hicieron fotos en lugares señalados, como el mirador El Lance, y siempre con el Teide de fondo, continuaron la marcha.
El tiempo los acompañó en todo momento, con una máxima de temperatura que osciló entre 10 y 15 grados. “No hace nada de frío y se está muy a gusto. Hace un día estupendo”, apuntó Raúl por la tarde.
Jaime y Miguel Ángel también pudieron constatarlo en un vídeo que grabaron a unos 1.500 metros de altura en el que corroboraron los paisajes que disfrutaron durante el trayecto.
Con un poco de dificultad para hablar, el primero describió como “precioso” y con unas vistas “maravillosas” la subida desde el mar. Palabras con las que coincidió su compañero, quien confesó que “ha sido pasada, una explosión de vitalidad, de apoyo humano y de sentimientos”. También destacó la botella con todos los mensajes. “Lo que hemos recogido es muy importante y muy fuerte”, sostuvo Miguel Ángel.
Al llegar a los 2.000 metros hicieron noche en el refugio de El Portillo alto. La idea es arrancar hoy temprano para estar cuanto antes en camino y tener margen de tiempo en caso de que surja cualquier inconveniente. Harán noche muy cerca de la cumbre, ya que quieren llegar al Teide de madrugada y ver en la cima el amanecer.
Un espectáculo que la expedición jamás olvidará, no solo por la maravilla que tendrá ante sus ojos sino por haber conseguido el reto de hacer visible la ELA y concienciar sobre la enfermedad desde el tercer volcán más alto del mundo.