cultura

Román Hernández González: “El espacio común europeo en enseñanza universitaria es una falacia”

Profesor de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna (ULL) y escultor
Román Hernández González es escultor y profesor de Bellas Artes de la ULL. / DA

Por Dolores Hernández Díaz, periodista
www.canariascienciasyletras.com

-Hasta su configuración actual, la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna (ULL) ha sido objeto de procesos mutantes en distintos planos, como el académico, el arquitectónico o el administrativo. Como miembro educativo de la citada entidad, ¿cuál es su análisis retrospectivo al respecto?
“Desde 1988 soy profesor de escultura. Obtuve la plaza de profesor titular en 1995. Ha sido un recorrido apasionante de formación e investigación dentro y fuera de la propia universidad, y tengo que decir que la universidad que he visto y en la que me he formado nada tiene que ver con la actual, cuyo balance es bastante desalentador desde el punto de vista académico y administrativo, al menos desde la imposición del Plan Bolonia. Durante mis estudios viví los mejores momentos de una Facultad de Bellas Artes con todos sus problemas y debilidades. A día de hoy la universidad se ahoga en su propia burocracia. No conozco a un profesor que se encuentre a gusto en el actual sistema de enseñanza, en el que, además de su formación, investigación y docencia, tiene que atender a todo un lastre de labores administrativas, reuniones, comisiones, evaluaciones… Buena parte del profesorado se ha convertido en un burócrata administrativo cuya labor investigadora (en nuestro caso, artística) es prácticamente escasa o nula. ¿Cómo es posible que un alto número de profesores, funcionarios o no, se haya prejubilado o quiera jubilarse lo antes posible?, cuando impartir docencia en la universidad es y debería ser todo un lujo. Algo está ocurriendo, ¿verdad?. Respecto al nuevo edificio, creo que ha sido bastante desafortunado. Se ha dado prioridad a la estética frente a la funcionalidad. Desde el punto de vista arquitectónico, entendiendo la arquitectura como una estrecha relación entre forma y función, deja mucho que desear. El informe elaborado por la propia universidad es demoledor, un edificio que no reúne condiciones de habitabilidad. En los talleres la falta de ventilación y el calor es insoportable. En los despachos de los profesores hay que conectar estufas y ventiladores porque la humedad, el frío y el calor producen verdaderos problemas de salud. No digamos los costes económicos que produce este edificio, que no ha dejado de recibir intervenciones desde su ocupación”.

-Con sus enseñanzas, en materias como Escultura I y II, Creación Artística I y Proyectos Expositivos, ha formado a varias generaciones de alumnos en la Facultad de Bellas Artes de la ULL (1988-2020). Según usted, ¿de qué adolece el actual Sistema Público de Enseñanza Superior en España y, particularmente, en Canarias?
“Fundamentalmente adolece de una excesiva burocratización tanto de la enseñanza como de la administración. Las continuas reformas de los planes de estudio han sido un auténtico lastre. El Plan Bolonia ha sido nefasto para nuestros estudios, pues el espacio común europeo en enseñanza universitaria es una falacia. Ni siquiera en España ese espacio común se cumple. No hace falta sino ver los planes de estudio de una facultad de Bellas Artes y de otra. La reducción drástica de horas de formación ha sido importante, pues de una carrera de 5 años de formación pasamos a otra de 4 con el sistema de cuatrimestres. Durante el último curso el alumnado y el profesorado deben soportar una carga lectiva enorme: 12 créditos en prácticas de empresas, Trabajo fin de grado, cursar varias asignaturas, tribunales, etc. todo en un cuatrimestre, naturalmente con toda la carga de burocracia que esto conlleva. La dotación económica, claro está, es importante, no supone lo mismo la dotación económica para una clase de teoría que para un taller. Esto siempre ha sido motivo de conflictos y de falta de criterios claros de aplicación de necesidades dentro y fuera de la Facultad. En la primera evaluación de la ANECA, hace 5 años, creo, sobre los estudios del grado de Bellas Artes de la ULL, la comisión destacó, por ejemplo, una de las debilidades a tener en cuenta y subsanar: la inexistencia del maestro de taller. Un figura fundamental que existe en cualquier centro de enseñanza superior de Bellas Artes en el mundo. A día de hoy, sigue sin existir esa plaza creada”.

– En sus obras comprobamos la indisoluble unión del arte con otras áreas, como la literatura o las matemáticas. Así, por ejemplo, en Caja poema o poética para un espacio escultórico usted contó con la colaboración de 16 poetas. ¿Cómo valora estos proyectos interdisciplinares?
“En efecto, no solo la literatura (especialmente la poesía), también aparecen constantemente en mi obra conceptos, fórmulas y fundamentos geométricos, producto de la fascinación que siento por las matemáticas y la filosofía y que me ha llevado a lecturas de Platón, de Euclides, de San Agustín, de Leonardo, de Durero, de L. B. Alberti, de Vitruvio, de Plinio el Viejo y hasta de las Sagradas Escrituras como fuente de inspiración. De ahí surgieron obras como Geometría razonada para la construcción del cuerpo esférico de Platón (2000) o Tricordio pitagórico para establecer un universo sinfónico basado en los números (Serie commensuratio, 1997), obras que incluyen, además de la palabra escrita, las formas geométricas y los conceptos matemáticos que se convierten en elementos compositivos, con su disposición en el espacio y con el gesto expresivo de la grafía, sin olvidar el alto componente simbólico que pueden llevar implícitos. El valor de la palabra es tan extraordinario como lo puede ser el vacío, una forma, un gesto, un dibujo en el espacio, cuyo campo acotado no es otro que la forma en su totalidad, incluyendo el propio espacio como elemento escultórico activo. La palabra escrita, el discurso, que a veces se convierte en el título de la propia obra, en ocasiones precede a su realización plástica y, en otras, surge una vez concluida. Cuando medito y trabajo, me pregunto si la palabra surgida en la mente y escrita a continuación no constituye en sí misma un boceto de la obra. Ha sido todo un privilegio contar con la colaboración de tantos críticos y grandes escritores y poetas, entre los que se encuentran Antonio Gamoneda, Jaime Siles, Márgara Russotto, Martha Canfield, Amelia Gamoneda, Rafael José Díaz, Julia Otxoa, Clara Janés, Miguel Casado, J. Aníbal Campos, Bruno Mesa, Juan Carlos Mestre, Lázaro Santana, Olvido García Valdés, Arturo Maccanti y tantos otros.”

-Usted es el director del espacio cultural Desván Blanco, en Santa Cruz de Tenerife; una sala privada, concebida con una proyección pública para cualquier iniciativa artística. ¿Desván Blanco representa el culmen de sus proyectos expositivos y culturales?
“Mi única credencial, mejor o peor conseguida es, sin duda, la de profesor y escultor. A esto tengo que añadir la faceta de comisario y gestor del espacio nacido en diciembre de 2018. Desde la edad de 12 años, más o menos, tuve ciertas ocurrencias (decía mi padre), como la de estudiar Bellas Artes. Lo que ocurrió es que con el tiempo algunas de esas ocurrencias se convirtieron en convicciones. Conseguí el sueño de poder estudiar la carrera de Bellas Artes, nunca imaginé la de llegar a ser profesor. Aproveché la oportunidad que la vida me brindó y conseguí llegar a ser profesor de escultura de la Facultad de Bellas Artes en la que me formé. Ocupación que he vivido con gran satisfacción e intensidad, pues la interacción con los estudiantes ha sido siempre enriquecedora y lo mejor de mi carrera. Conseguí crear mi propio estudio-taller, en el que puedo realizar todo mi trabajo creativo y de investigación en torno a la escultura. Y, finalmente, anexo a mi taller he creado Desván Blanco, un espacio cultural alternativo a las salas públicas y galerías de arte privadas. En este nuevo espacio, sin ánimo de lucro, puedo llevar a cabo mis propios proyectos expositivos y dar cabida también a proyectos de otros artistas e incluso de alumnos que aún tienen pocas oportunidades para participar en exposiciones. Desde su inauguración Desván Blanco ha llevado a cabo varias muestras muy interesantes, que han incluido artistas de ámbito local, nacional e internacional. Por ejemplo la colectiva Poéticas de la mirada, el olfato y el tacto, sobre los libros de artista /libros-objeto” (2019), con 23 artistas. A esta siguió el proyecto expositivo y presentación del catálogo-libro e individual Tierra y Mar, del pintor bielorruso Denis Siniauski (octubre 2019). A finales de 2019 se inaugura Diálogos entre la palabra y las artes plásticas ¿Libro/objeto/objeto-libro?, con la participación de 76 artistas nacionales y extranjeros. Después inauguramos la colectiva El espacio: elemento estructural del volumen, con obras de nuestros estudiantes de la asignatura Escultura II del Grado de Bellas Artes de la Facultad de Bellas Artes (ULL). Otros proyectos están en desarrollo para el resto del año y para el próximo. ¿Qué más puedo decir? Mis sueños se han convertido en realidades. Vivo intensamente mi profesión”.

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