La pandemia del coronavirus y el confinamiento empeoró la salud de los afectados por los trastornos en la alimentación, que ayer celebraron el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).
El Plan de Salud Mental de Canarias indica que hay, al menos, 80.000 personas afectadas, con cifras de prevalencia en torno al 4% en población adolescente. Respecto a la anorexia, la franja de edad oscila entre los 19 y los 32 años, mientras que en la bulimia el perfil es de entre 31 y 45 años. Cada vez llegan niños de menor edad, incluso 12 años.
La Asociación de Anorexia y Bulimia en Tenerife (Alabente) atiende cada año a 60 nuevos pacientes, cifra que ya ha superado y podría llegar a 80 en su Centro de Día para los Trastornos Alimentarios, donde realiza terapias de tratamiento y recuperación, tiene activo un comedor terapéutico, la escuela de familias, y terapias grupales o individuales de la mano de su personal (psicóloga, dietista, cocinera, trabajadora social y administrativa).
Cuando se habla de TCA hay que hacerlo más allá de la anorexia y la bulimia, los más conocidos por la población, pero hay otros olvidados como el trastorno del atracón. Estas patologías afectan no solo a su salud física, mental y emocional, sino también pueden ser mortales, causa de suicidio.
La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del HUC actúa como una Unidad de Atención específica ambulatoria. Sin embargo, las familias solicitan un paso más, una unidad específica de TCA y de trastornos infanto-juveniles psiquiátricos formada por un equipo multidisciplinar dedicado en exclusiva, con camas y habitaciones específicas.