La fatiga emocional, las contradicciones en las normas sanitarias, la sobreinformación, la situación económica… todas estas presiones derivadas de la pandemia las están sufriendo los tinerfeños, quienes ahora ven además cómo la evolución del virus en la Isla les obliga a limitar sus contactos y su tiempo de ocio debido al toque de queda. Una amplia problemática que DIARIO DE AVISOS ha tratado con referentes del ámbito sanitario, económico y social de la isla de Tenerife.
Cada sector reclama más medios para luchar frente al virus. Un ejemplo es la demanda de Guillermo De la Barreda, presidente de la Asociación para la Defensa de la Salud Pública de Canarias, quien cree que ha habido tres errores que han llevado a Tenerife a la actual situación del semáforo rojo: “No se tomaron medidas a tiempo, no se puso personal suficiente a rastrear los casos y no hubo la vigilancia necesaria para hacer cumplir las normas desde un primer momento”, apuntó.
De la Barreda cree que las medidas debieron tomarse antes porque “vamos al tercer mes en el que los casos de COVID-19 están subiendo en Tenerife”. Además, cree que el plazo que se ha puesto para evaluar las medidas, de una semana en el caso del toque de queda, no será suficiente: “Como mínimo deben pasar dos semanas dado el ciclo del virus. En una semana no habrá resultados, lo que tendremos serán los resultados de los pacientes afectados antes de las medidas”.
“Probablemente habrá que prorrogar las medidas y ya veremos cómo serán Nochebuena y el resto de las fiestas”, anticipó el doctor, quien también advirtió de que “si se antepone la economía a la salud, los problemas económicos serán también peores a la larga”.
Respecto al rastreo de contactos y diagnóstico de la enfermedad, De la Barreda valoró que “se tarda en hacer pruebas y dar resultados” y dijo que “así no es de extrañar que la pandemia se siga expandiendo por falta de medios”.
A esto, añadió que conoce casos de personas que esperan durante dos semanas desde que llaman con síntomas para pedir una prueba PCR hasta que finalmente conocen los resultados, un período amplio en el que son propensos a contagiar el virus o a empeorar su estado de salud si realmente son positivos.
Por último, explicó que la responsabilidad individual es “importante”, pero que no se puede echar la culpa de todo a la ciudadanía: “El Gobierno debe tomar medidas cuando los ciudadanos no son responsables, endureciendo las medidas si es necesario. Y en el caso de Tenerife, también se debió poner más vigilancia para atajar el problema con los botellones que llevamos viendo meses”.
PRESIÓN PSICOLÓGICA
A su vez, Carmen Linares, decana del Colegio Oficial de Psicología de Tenerife, insistió también en el peso que esta crisis sanitaria está poniendo sobre las espaldas de la ciudadanía, porque la “sobreinformación” y las medidas, “a veces contradictorias”, pueden llevar en ocasiones a la población a dejar de cumplir con las normas.
“Cuando la gente empieza a comparar y ve que no hay coherencia, que por un lado se ponen normas muy estrictas como el toque de queda o las limitaciones de los grupos a cuatro personas, pero luego pueden reunirse multitudes en el transporte público o incluso en las salas de los hospitales, empiezan a dudar. Por eso las normas deben ser siempre coherentes”, planteó.
Y es que, tras meses de pandemia, la psicóloga advierte de que existe una “fatiga emocional” en la población en general. Un cansancio que, en el caso de los profesionales sanitarios, deriva incluso en “frustración” al ver que a pesar de las normas y de la labor de comunicación preventiva, los casos no bajan.
En definitiva, para Linares “el virus ha dejado en entredicho la vulnerabilidad del sistema sanitario, porque no estamos preparados para afrontar una ola de este tipo”. Y dentro de esas carencias, está la falta de inversión en salud mental, algo que desde el Colegio de Psicólogos ya están viendo con el desbordamiento de los profesionales para atender el aumento de pacientes.
De cara a las Navidades atípicas de este año, la psicóloga recomienda “tratar de dejar de insistir en todas las cosas que tenemos limitadas y centrarnos en todo lo que tenemos, hay que poner luz y esperanza, porque no podemos tener miedo todo el tiempo”, indicó.
Ese desánimo generalizado del que habla Linares lo han sentido también en barrios santacruceros como La Salud, donde la presidente de la Asociación de Vecinos Ruymán, Carmen Elena González, nota “el cansancio y preocupación de los vecinos”. Una población que ha dejado de hacer parte de su vida cotidiana, como por ejemplo, acudir a las asociaciones vecinales, que permanecen cerradas. “La situación ha trastocado la vida habitual en el barrio y hay preocupación”, aseveró.
No obstante, González asegura que los vecinos “resisten como pueden” ante una economía que “se está resintiendo”, y los ve salir a comprar con mascarilla a los comercios de la zona, la mayoría de alimentación o textil.
ECONOMÍA FAMILIAR
Raúl Alonso, portavoz de la Asociación de Usuarios y Consumidores en Tenerife (OCU), defiende que se tomen medidas como el toque de queda en Canarias, sobre todo de cara a que se pueda luego “abrir la mano” en Navidad, y “siempre que los datos lo permitan”.
Para Alonso, la salud y la economía son “un matrimonio difícil” y cree que “o se toman medidas de carácter sanitario, o la economía se estrangula”: “El ir con parches generaría problemas mucho peores, es mejor actuar rápido”, sentencia.
El portavoz de la OCU en Tenerife valora además que existe actualmente ”una dificultad económica en las familias de Canarias y una incertidumbre alta ligada a la dependencia del sector turístico”. Esa incertidumbre a la que alude se refiere, sobre todo, a la cantidad de empresas que continúan con trabajadores en ERTE y que, además, “tienen un futuro incierto”.
Con las Navidades tan cerca, Alonso pide a los ciudadanos que “planifiquen” sus compras e insiste en que es posible festejar “sin perder las precauciones y sin vulnerar las normas”. En el caso de las aglomeraciones en centros comerciales, exige “racionalidad” y evitar poner en riesgo la salud propia y la de los familiares entrando a un comercio que ya está lleno de gente.
“Los riesgos son graves, la tasa de mortalidad por este virus es muy elevada y eso no debemos olvidarlo por ir de compras”, sentenció.
“La situación sanitaria nos preocupa y esperamos que en dos semanas vuelva a un cause normal”, dijo al DIARIO Gabriel Wolgeschaffen, vicepresidente de Ashotel. Tanto él como Doris Borrego, presidenta de la Asociación Canaria de Alquiler Vacional, piden al Estado la aprobación de los test de antígenos para así retomar la actividad turística “con todas las garantías sanitarias”. Ambos apoyan las medidas restrictivas, que son “necesarias”, pero que “desalientan un poco más” al turista.