crisis coronavirus

La alarma por la cepa británica, más mortífera, remata al turismo

Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, anunció ayer que la variante del virus tiene mayor mortalidad. La consejera canaria Yaiza Castilla reconoce el peor escenario para el turismo en las Islas: “No podremos recuperarnos si la máquina ha quedado destruida”
Johnson reconoció ayer que el sistema público de salud está sometido a una mayor presión en Reino Unido por la nueva variante de la COVID, aunque destacó la efectividad de las vacunas.
Johnson reconoció ayer que el sistema público de salud está sometido a una mayor presión en Reino Unido por la nueva variante de la COVID, aunque destacó la efectividad de las vacunas.
Johnson reconoció ayer que el sistema público de salud está sometido a una mayor presión en Reino Unido por la nueva variante de la COVID, aunque destacó la efectividad de las vacunas.

El sector turístico canario, que lleva meses agonizando tras el cero al que se ha visto abocado, una vez tras otra, desde que irrumpió la pandemia del coronavirus en nuestras vidas, vio ayer minadas las posibilidades de recuperar -a corto y medio plazo- el que es su principal mercado: el británico. El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, daba a conocer este viernes que los estudios preliminares de la variante de la enfermedad detectada en el condado de Kent no solo apuntan a que posee mayor capacidad de transmisión -como ya habían adelantado los expertos-, sino que, además, puede llegar a ser un 30% más mortal que la cepa original. No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) precisó que ese aumento de la mortalidad también puede deberse a la alta presión asistencial en Gran Bretaña.

En el marco de la misma intervención, el premier señaló que los datos de contagios en la nación siguen siendo preocupantes, sumando 40.000 positivos y registrando 1.400 fallecimientos adicionales en apenas 24 horas. Unas cifras que, a su juicio, pondrían de relieve la contagiosidad que ha adquirido el patógeno con la mutación, y que está poniendo a prueba al sistema sanitario. Sin embargo, también matizó que, de acuerdo con sus asesores, la tendencia de la pandemia será a remitir, dado que la tasa de reproducción del virus oscila entre 0,8 y 1, es decir, que un infectado sería capaz, a nivel estadístico, de transmitir el coronavirus a menos de otro individuo, por lo que se traduciría en que se esta alcanzando un punto de inflexión en la famosa curva epidemiológica.

Y precisamente en estos términos se expresaba esta semana el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias español, Fernando Simón, augurando que España se encontraba en una “fase de inflexión”, no sin advertir de que la cepa británica podrá incrementar los positivos sobre el mes de marzo. Y lo cierto es que hechos como el ocurrido el jueves en una discoteca de Madrid, donde se celebró una fiesta multitudinaria con varios grupos de personas sin mascarilla y sin mantener la distancia interpersonal, hacen prever que la situación pueda empeorar. En Canarias, por lo pronto, el Hospital de La Candelaria estudia si ha llegado a las Islas la variante británica, que explicaría casos de propagación extrema como el de Lanzarote, al tiempo que se intenta acelerar la camapaña de vacunación; un objetivo para el que anuncios como el de la compañía Pfizer de que reducirá los envíos de dosis, hace flaco favor.

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