Gustavo Matos repite y no precisamente por ser un mal alumno. Al contrario, su gestión al frente de la Conferencia de Asambleas Legislativas Regionales de la Unión Europea en un momento tremendamente complejo le ha valido al presidente del Parlamento de Canarias la reelección en este órgano común. La Calre se fundó el 7 de octubre de 1997 en Oviedo, al hilo del Tratado de Ámsterdam, con la misión de profundizar los principios democráticos y participativos en la UE, defender la regionalización y reforzar los lazos entre las cámaras legislativas. La sede está vinculada al mandato. Por segundo año consecutivo reside en Santa Cruz de Tenerife. El 7 de octubre de 2019, en Bruselas, Matos recogió el testigo de su homóloga Donatella Porzi (Umbría, en Italia).
-Otro mandato al frente de la Calre. ¿Qué ha llevado al Parlamento de Canarias a presentar la candidatura a la reelección?
“Bueno, a medida que se acercaba el final del periodo, en un año complicado, parlamentos con los que hemos estado trabajando han ido sugiriendo esa posibilidad. Nosotros dimos el paso al constatar que existía un cierto consenso. El Comité Permanente valoró [el jueves 15 de enero] la gestión del órgano y respaldó la propuesta, que la Asamblea Plenaria de la Calre aprobó el día siguiente”.
-¿Con qué ánimos se afronta esta nueva etapa?
“Con mucha responsabilidad. Interpreto que es un reconocimiento a la labor que hemos hecho desde esta institución; una oportunidad para que un órgano como este, presidido por primera vez en su historia por el Parlamento de Canarias, confiera ese acento atlántico a las decisiones y a los trabajos. No es baladí la presencia de las islas en alguno de estos organismos; especialmente, cuando se logra una repercusión internacional de los parlamentos europeos felicitándonos por nuestra contribución al compromiso compartido”.
-¿Se dejará sentir el carácter ultraperiférico?
“Nosotros somos RUP, igual que Madeira y Azores, y ponemos esta cuestión sobre la mesa cuando se habla de cualquier materia que nos incumba directamente. No olvidemos que el régimen de estos territorios alejados del continente y fragmentados está absolutamente regulado en el marco jurídico de la Unión Europea, con sus singularidades y particularidades. Al final, las políticas concretas que tratan de aplicar los gobiernos de las regiones ultraperiféricas tienen que pasar por sus parlamentos”.
-La agenda para 2021 será una prolongación de la de 2020…
“Independientemente del problema del confinamiento, hemos continuado trabajando. Con las dificultades derivadas de la pandemia, obviamente. Hemos cubierto parte del recorrido. Lo más importante es consolidar nuestra actuación conjunta con el Comité Europeo de las Regiones para que, en todas las decisiones que ya se han empezado a tomar en el diseño del futuro de Europa, las regiones desempeñen un papel relevante”.
-¿Cuáles serán las aportaciones fundamentales?
“Hemos planteado la creación de una serie de grupos de trabajo vinculados a varias materias, en las que parece que es por donde va a andar el proyecto europeo: objetivo de desarrollo sostenible, los servicios públicos… Desde Canarias hemos introducido la necesidad de continuar fortaleciendo y terminar de definir una política de fronteras común, una política migratoria común y, sobre todo, lo que significa la frontera sur europea”.
-¿Qué puede hacer una Asamblea regional ante los grandes retos que afronta Europa?
“En estados como el español, los parlamentos autonómicos, con capacidad de legislar, tienen una responsabilidad enorme a la hora de trasladar la legislación europea a su ciudadanía. Hay 200 millones de habitantes en la Unión Europea que viven en un territorio con un Parlamento regional, autonómico o de una república federal. En ese sentido, somos las terminales nerviosas de la Unión Europea ante un enorme número de ciudadanos y, por lo tanto, supone una oportunidad muy potente para la propia Unión esta capilaridad que representan los parlamentos autonómicos. Y, de alguna manera, puede ser un antídoto contra los sentimientos de desapego hacia las instituciones europeas”.
-¿Ha habido descoordinación en la resolución de conflictos, como la pandemia y la inmigración clandestina?
“Yo creo que no. A diferencia de lo que ocurrió en 2008, durante la crisis financiera, ha habido una respuesta común y conjunta más que aceptable. Por ejemplo, la Unión Europea ha decidido centralizar la adquisición de vacunas contra el coronavirus y eso ha trasladado una imagen de unidad y coordinación muy buena. La respuesta ha estado a la altura, hasta ahora. En lo que respecta al fenómeno migratorio, es un problema de toda la Unión Europea. Les tocó a Grecia o Italia y la presión se ha trasladado a Canarias. Habrá que afrontarlo con la convicción de que se debe buscar una solución global. Los seres humanos que se juegan la vida para llegar hasta aquí lo hacen con el horizonte de la Unión Europea, un espacio de libertad que garantiza una serie de seguridades personales. Hace años que miles de personas huyen de sus hogares, de sus países, para encontrar en Europa unas condiciones de vida dignas. Huyen del hambre, de la guerra, de las enfermedades, de las consecuencias del cambio climático… Menos mal que Europa sigue siendo un faro de libertad, igualdad y oportunidades. Buscan un refugio. No me cansaré de recalcarlo: tales acontecimientos ponen a prueba nuestros valores fundacionales de solidaridad, concordia y respeto por los derechos humanos”.
-¿El brexit es un desatino que aboca a un destino incierto?
“El brexit es una realidad, con unas normas que han sido negociadas, y firmadas, por la Unión Europea y el Reino Unidos. En principio, las reglas del juego están claras. Una vez puestas en práctica, veremos cómo funcionan. [El pacto regirá provisionalmente hasta el 28 de febrero. La Eurocámara avalará o vetará el texto, que en ningún caso será modificado]. Ha sido la respuesta de una parte de una ciudadanía que se desencantó con el proyecto europeo y consideró que el remedio a los grandes problemas estaban más fuera de la Unión Europea que dentro. Ahí, los parlamentos regionales europeos pueden ocupar una posición clave por su contacto directo con la población. Nosotros queremos aparecer como una oportunidad para que los europeos que viven donde hay parlamentos regionales se sientan más identificados. Lo que no se conoce no se valora y, si hay un enorme desconocimiento de lo que hacen las instituciones, a qué se dedican, se origina un distanciamiento con la sociedad inquietante”.
-¿Se percibe un riesgo de que el antieuropeísmo se propague más allá del Reino Unido?
“A día de hoy, no. Ese riesgo pudo haber existido. Si los propios británicos volvieran a decidir, no estoy seguro de que el sí al brexit ganara otra vez”.
-Se irán dando cuenta…
“Están despertándose del ensueño y descubriendo la realidad de la verdad que les intentaron vender. Sí emergió el peligro de que algún otro Estado miembro cogiera ese camino, pero, después de ver los efectos y de comprobar lo difícil que es consumar una salida de la Unión Europea, ese riesgo es menor en la actualidad. Gracias, además, a cómo se reaccionó desde el principio a la crisis sanitaria de la covid. Y ello, sin despreciar que existen elementos de desencanto”.
-Y focos de desestabilización: Hungría, Polonia…
“Cuando un Estado acepta participar en el proyecto europea, asume que está en un espacio común de libertades y de garantías con todas sus consecuencias. En ese contexto, observo comportamientos que son contrarios a las ideas fundacionales y a lo que significa la integración europea”.
-¿Cómo se expresa el principio de solidaridad?
“Se aplica en cada política que se realice. Forma parte del ADN del proyecto europeo y debe ser una inspiración constante, sin concesiones al desaliento. Esta presidencia ha impulsado una serie de acciones y estrategias al objeto de convencer a los países de la Unión Europea de que los retos comunes solo puede ser afrontados con éxito de forma permanente y eficaz desde el respeto a los valores comunes que hacen de Europa líder mundial de la paz, la solidaridad y la concordia. A la Calre le corresponde ser un agente activo en la recuperación y conformación del futuro de la Unión Europea, bajo los principios de defensa de la cohesión y de la implicación de las regiones”.
-El cambio de agujas, que no de maquinista, se produce en paralelo a la ruta del tren que conmemora los cuarenta años de parlamentarismo en esta comunidad autónoma…
“Sí, una feliz coincidencia. Hemos organizado diversas actividades, acompañadas de publicaciones conmemorativas. Se ha diseñado una programación que está pendiente de la evolución de la pandemia, lógicamente. Lo esencial es poner en valor los cuarenta años de parlamentarismo, honrar a los hombres y las mujeres que han pasado por esta casa, que con sus aciertos y sus errores nos han traído hasta aquí. Estamos en un buen momento para hacer balance mirando al futuro y acercándonos a la gente en general. La sesión plenaria inaugural fue el 21 de diciembre de 1982, tras la aprobación del Estatuto de Autonomía, el 29 de septiembre. Aquel Parlamento provisional puso en marca la autonomía en Canarias. El 8 de mayo de 1983 se celebraron las elecciones que precedieron a la primera de las diez legislaturas de esta institución [presidida por el socialista Pedro Guerra Cabrera]. El 22 de diciembre de 2022 culminarán estas cuatro décadas de parlamentarismo”.
-¿Qué simboliza el asalto al Capitolio de Estados Unidos?
“Lo que se me ocurre decir es que hay que tener mucho cuidado y no ignorar las señales de deterioro de la convivencia y de la radicalización de la ultraderecha. Algunos se tomaron a broma, casi a chiste, a Donald Trump y sus métodos. Eso acabó con un asalto al sanctasanctorum de la democracia en Estados Unidos. No pensemos que es una cuestión aislada, que corresponde a un episodio concreto. El incidente nos debería servir a todos para estar siempre alerta ante los síntomas de deterioro de la convivencia, la división y la utilización de la mentira en las democracias occidentales. Desde luego, espero que quienes le han estado riendo las gracias a Trump en Europa durante los últimos años, que están escondidos, reflexionen y comprendan que esa no es una vía adecuada. Hay un espacio político para el debate y el entendimiento en el que cabe todo el mundo excepto aquellos que pretenden romper las reglas”.
-Con el relevo en la Casa Blanca, Boris Johnson pierde a un aliado estratégico y un referente…
“No solo Boris Johnson. Ese estilo de hacer política también se ha importado en España. Entiendo que quienes lo han hecho deberían reflexionar y admitir que ese modelo no forma parte de nuestra cultura. España ha vivido episodios duros de enfrentamientos entre nosotros mismos. Sabemos lo complicado que es construir espacios de convivencia, de respeto mutuo. No nos dejemos llevar por corrientes que arrastran fango”.