
Dejó la política activa en 1999, al concluir la presidencia del Gobierno de Canarias (desde el 2 de abril de 1993). Volvió a ser empresario, hasta que la crisis derrumbó lo que había construido. En el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife (1979-1991) acreditó su capacidad de diálogo: “Puse a trabajar a cinco partidos”. Fue diputado en el Congreso.
-¿Cómo está pasando la pandemia? Un año… ¡Y quién sabe!
“Evidentemente, es una experiencia triste. ¡Bastante! Uno está acostumbrado a establecer cada año unos objetivos y preparar unos planes de trabajo”.
-Esta vez, a verlas venir…
“Ha sido un año inerte, desgraciadamente perdido”.
-¿Sale mucho de casa?
“No, tengo una edad ya que me limita los movimientos. Precisamente, esa es una de las causas de que esta sea una época de hastío”.
-¿Ha sentido usted el aliento del coronavirus?
“Me quedaba un amigo íntimo, compañero de trabajo cuando estuve en Galicia. De repente, un día me llamó la hija y me dijo que su padre había fallecido por el coronavirus”.
-¡Un duro golpe!
“Cuando te toca de forma tan directa, te das cuenta de la gravedad de esta enfermedad”.
-¿Listo para la vacuna?
“Lógicamente, me llamarán y, por supuesto, me la pondré”.
-Después del pinchazo, un pincho de tortilla…
“Espero que esto solo sea un alto en el camino”.
-¿Cuánto de pasajera es esta mareante crisis?
“Me preocupa enormemente, porque el problema sanitario, de salud, va acompañado de unas terribles consecuencias en la actividad económica”.
-Se nota, porque sin turismo no hay paraíso…
“Nos está afectando de una manera brutal, con unos niveles de paro de por sí elevados en Canarias. Eso crea una situación de desesperanza”.
-Por lo que ha pasado, el futuro está muy presente…
“Nosotros vivíamos de la relación, el contacto, con otros países. Las restricciones dibujan un panorama sombrío”.
-¿Las medidas que se han adoptado son las adecuadas?
“Posiblemente, sí. Pero, para que fueran verdaderamente efectivas, tendría que ponerse todo el mundo de acuerdo”.
-Siempre que los intereses concuerden…
“Cualquier duda conviene disiparla por la vía de los hechos. Hay que actuar pronto, con sentido común y una inspiración sobrenatural”.
-¿Son suficientes las ayudas de los organismos públicos?
“La obligación no es únicamente del Gobierno de Canarias. También, del de España y de la Unión Europea”.
-¿Qué es Canarias?
“No son unas islas abandonadas en el Atlántico. Canarias es la frontera de Europa con África. Debería asumirse”.
-¿Qué rumbo lleva la deriva de la inmigración clandestina?
“Es inquietante. Se necesitan acciones diplomáticas con los países emisores. La clave reside en el origen”.
-Las repatriaciones se han complicado con la covid-19…
“Además, diría que los piratas aprovechan la oportunidad”.
-Esto se ha desbordado…
“Sí, existen similitudes con la isla de Lesbos [Grecia]. Canarias está siendo ese punto de debilidad en el área atlántica”.
-¿Percibe riesgos de estallido social?
“Yo confío en el buen hacer de nuestra gente. Creo que el equilibrio y la comprensión están a la orden del día. Es importante prevenir para no llegar a tales extremos”.
-Conoció un precedente…
“Estaba de presidente Adán Martín [2003-2007], el mejor que hemos tenido, y recuerdo que me trasladaba lo insufrible que le resultaba aquello”.
-Ocurrió en el último tramo de su mandato…
“Exactamente. Al final”.
-Se le echa de menos, ¿no?
“Adán pronunció el famoso discurso de la felicidad. Fue un momento fantástico, amenazado por la crisis de los cayucos y la financiera, que le correspondería afrontar a Paulino Rivero [2007-2015]”.

-En la moción de censura de 1993, Jerónimo Saavedra le recomendó “paciencia y aguante”. ¿Rentabilizó el consejo?
“Bueno, vamos a ver… Los grandes retos hay que encararlos con paciencia y aguante, sin dejar de pelear para resolver las dificultades y exigir lo que en justicia entendemos que se merece Canarias”.
-En resumidas cuentas…
“Fue un periodo en el que, viviendo momentos francamente relevantes para España, intentamos por todos los medios que Canarias no se quedara atrás en ese salto que impulsó el Partido Socialista”.
-¿Se consiguió?
“Logramos estar presentes; aunque, lamentablemente, se tiende a olvidar el carácter singular de Canarias”.
-Entonces se gestó lo que hoy es Coalición Canaria. ¿La esencia prevalece?
“El propósito fundamental, el de defender los intereses de Canarias, prevalece. Esa idea es sentida por todos los que están en este partido político”.
-Pero…
“Hay algunas personas que se acomodan y se sienten holgadas en el puesto, sin preocuparse de estar en la permanente lucha por introducir a Canarias en el debate de la actualidad”.
-Determinados cargos se apoltronan y reina la desidia, en general. Son una carga…
“De vez en cuando es necesario moverle la silla a alguien para que se dé cuenta de que su misión no es estar en un sillón, sino, por el contrario, proclamar desde ahí las reivindicaciones de nuestra tierra”.
-¿Esa pulla está dedicada a alguien en concreto?
“Yo lo dejo así”.
-A quien le pique, que se rasque y reflexione…
“Coalición Canaria no nació para adormecerse. Surgió para que la voz de esta comunidad autónoma se escuchara ante las grandes decisiones en el conjunto de España y de Europa”.
-¿Qué añora más, la empresa o la política?
“¡Nada! Busco una motivación al levantarme”.
-¿Y los paseos?
“Por el pasillo de mi casa”.