fútbol

Un derbi con empate aleja del ascenso al Tenerife y a Las Palmas

El duelo de máxima rivalidad se resolvió con un empate justo para dos contendientes que echaron de menos el ambiente
Suso comete falta sobre Araujo. / LFP

Dicen que el de ayer pudo ser el último derbi de Suso Santana. No pudo escoger peor partido la diosa fortuna para despedir al capitán blanquiazul de los duelos de máxima rivalidad si así lo fuera. Fue un derbi sin aliento, de bares, de cuatro en cuatro y con distancia de seguridad, de domicilios, sólo para convivientes. Un derbi sin alto riesgo.

Fue un derbi, por momentos, sin porterías, pero con sangre, la de Nono, que vivió el primero de sus clásicos en el Rodríguez López al igual que Zarfino, Folch, Vada, Fran Sol y otro puñado de soldados blanquiazules que se perdieron el ambiente inigualable del coliseo tinerfeñista para un derbi en condiciones normales.

Fue un derbi sin café o descafeinado, como un postre sin azúcar, como el plátano escachado con las galletas, pero sin leche condensada. Un sucedáneo de derbi, sin abucheos a Maikel Mesa, sin golazos salvadores de Álex Muñoz, sin Ortolá y sin Jesé, sin tablilla para los cambios a última hora por obra y gracia de una patada del novio de Aurah, pero con Suso.

El de Taco tuvo sus 25 minutos para buscar la gloria. Bien merecida la tenía por trayectoria, por sentimiento, por testiculina. Se fue Nono, entró el capitán y en nada ya había hecho más que el ex del Extremadura.

El capi echó en falta algo cuando miró hacia la grada popular, le faltaba alguien, le faltaban muchos, pero salió a tratar de dejar los tres puntos en casa y suyo fue el mejor centro del partido, a la cabeza de Sol, con la izquierda, la de subir a la guagua.

Suyo fue el último suspiro y la última mirada hacia la grada, vacía de aficionados, llena de recuerdos.

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