Una familia tinerfeña y sus amigos y allegados, que se cuentan por legión, especialmente en la capital tinerfeña, sufre desde la noche del pasado martes con terrible angustia la preocupante desaparición de un varón que se llevó consigo a sus dos hijas, ambas menores de edad, sin el permiso de la madre para ello.
Según el anuncio del propio desaparecido a su expareja, se iba con las niñas en una embarcación de recreo de su propiedad, que, posteriormente, fue hallada a la deriva y, lo que es peor, vacía, y se buscan indicios de si las pequeñas llegaron a estar o no en la misma.
La desaparición de estas personas ha sido calificada como de alto riesgo por varios motivos, especialmente el hecho de que los supuestos mensajes remitidos por el padre son inequívocamente de despedida, pero la búsqueda de estas personas continúa abierta.
Anna tiene un año, ojos azules, cabello rubio, ondulado y corto, y mide 70 centímetros.
Por su parte, Olivia tiene seis años, ojos marrones, pelo largo, liso y castaño, y mide 110 centímetros. La última vez que se le vio vestía un pantalón de chándal largo gris, jersey azul y zapatillas negras.
Los hechos
Fue en la tarde-noche del pasado martes cuando el padre, un varón de 37 años de edad identificado como Tomás Gimeno, incumplió su obligación de devolver a las pequeñas Anna y Olivia (de apenas uno y seis años de edad, respectivamente) a su madre, de la que lleva separado desde hace tiempo.
En vez de entregar a las pequeñas, Tomás remitió al parecer varios mensajes de WhatsApp en los que anunciaba su intención de marcharse con ellas en un tono general de despedida que ha multiplicado la zozobra de la familia y la preocupación de las autoridades, quienes, bajo la dirección de la Guardia Civil, desplegaron un dispositivo de búsqueda en Santa Cruz de Tenerife (luego extendido a otras zonas de la Isla) para encontrar a las dos menores de edad desaparecidas y a su padre.
Ya sea por que aludió al barco en sus mensajes, ya por información aportada por la familia, la Guardia Civil pronto dirigió sus pesquisas hacia una embarcación de recreo propiedad de Tomás.
Lo cierto es que la pista era buena, dado que desde la Autoridad Portuaria se informó que dicha embarcación había abandonado la Marina del puerto santacrucero en la misma noche del pasado martes y sin que constara un destino predeterminado.
Con la llegada del día, se recurrió a los medios de salvamento, de por sí cargados de trabajo con el operativo de recuperación de los cadáveres localizados en un cayuco cuando navegaba a cientos de kilómetros al sur de El Hierro.
Pero los esfuerzos de Salvamento Marítimo dieron sus frutos en horas de la media tarde de ayer, cuando la embarcación de recreo fue finalmente localizada y abordada a una escasa milla náutica (1.852 metros) de la costa del Puertito de Güímar.
Vacía
La desagradable sorpresa llegó cuando los rescatadores, tal y como adelantó www.diariodeavisos.com, descubrieron que no se encontraba nadie a bordo, por lo que, como es preceptivo, alertaron a una patrullera de la Guardia Civil, la Río Jándula, para que se hiciera cargo del asunto.
Esta patrullera de la Benemérita confirmó la ausencia de personas en la embarcación y procedió a su inmediato traslado hasta el Puerto de Santa Cruz de Tenerife, a donde llegó a primera hora de la noche.
Desde ese momento permanece custodiada por la Guardia Civil, por los especialistas de Policía Científica, en colaboración con sus compañeros en funciones de la Policía Judicial.
Al cierre de esta edición, no se desprende certeza que permita alguna descartar que estamos ante un caso de desaparición de personas, aunque ayer circuló falsamente que en la embarcación estuviera una silla de bebé para el coche.
Se ruega toda información que ayude a dar con las pequeñas
Tanto la familia como las autoridades ruegan a cualquier persona que pueda aportar algún dato sobre el paradero de las dos niñas, Anna y Olivia, y de su padre, Tomás, no duden en avisar a la Guardia Civil o a cualquier otra fuerza y/o cuerpo de seguridad, al objeto de facilitar su retorno a casa, del que aún queda esperanza.