El Congreso sobre Ciberseguridad Hackron celebró ayer su octava edición cumpliendo no solo el objetivo de superar los obstáculos propios de la pandemia actual, sino que además ha logrado reinventarse con una versión telemática que ha duplicado la participación en el mismo, gracias al interés mostrado por aficionados y especialistas de distintos países.
“Ahora mismo tengo en el chat al doble de personas, prácticamente, de las que participaron en el Auditorio el año pasado, y se conectan desde sitios como Colombia, México, Nicaragua…”, explicaba ayer a este periódico Cecilio Sanz (Alisios Informáticos), uno de los fundadores y referente indiscutible de este foro.
Aunque Hackron nació en 2014 con una vocación presencial reforzada por el atractivo turístico de la Isla, la pandemia ha obligado este año a unos cambios que, para Sanz, “han servido para dar un paso más allá en lo que supone la expansión internacional y participación, pero eso no implica que vayamos a abandonar el modelo presencial. Es más, en esta edición seguimos incluyendo mensajes para fomentar el turismo en la Isla, en este caso para los que teletrabajan. Es un sector en alza por la pandemia y pocos sitios mejores que Tenerife para trabajar desde casa. En resumen, el futuro del congreso pasa por combinar lo mejor de ambas apuestas”, remachó este especialista, que además es perito judicial.
Hackron, que se autodefine como un congreso de ciberseguridad y HackingEtico, celebró ayer su octava edición durante una tarde trepidante, que contó con la periodista y comunicadora especializada en temas de ciberseguridad Mónica Valle como maestra de ceremonias, dando paso a una notable relación de ponentes, donde destacaron reconocidos expertos como Chema Alonso (Chief Digital Consumer Officer – Telefonica) o Mikko Hypponen (Principal security researcher, F-Secure), cuyos seguidores en las redes se cuentan por cientos de miles. El colofón lo puso otro de los más esperados en la cita, como era Lorenzo Martínez (Securizame).
Además de reunir a los mejores expertos del panorama nacional e internacional en el mundo de la seguridad TIC, este congreso cuenta con un formato mixto entre talleres técnicos y ponencias magistrales, finalizando con retos de Hacking Ético en modo de competición, permitiendo la interacción del público online.
Básicamente, la organización reta a quienes quieran participar para que intenten hackear, por ejemplo, electrodomésticos caseros conectados a Internet. Lógicamente, para ello hay que superar las defensas interpuestas, pero se deja un camino al más diestro de los participantes, con un premio de 500 euros y el orgullo de haber sido quien eleve el globo aerostático que anuncia el éxito en dicha prueba.
Para Cecilio Sanz, congresos como Hackron no solo sirven para el siempre fructífero intercambio de ideas y conocimientos entre los especialistas o las apasionantes competiciones de hacker ético, sino también para extender el conocimiento general sobre las nuevas tecnologías, especialmente en el campo de la seguridad. “Hoy en día, la ciberdelincuencia tiene una dimensión tal que nadie escapa de los efectos de la misma, todos podemos ser víctimas de un ataque informático, y eso nos obliga a tomar las medidas de protección adecuadas”, advierte este experto.
La vanguardia tecnológica isleña, de la mano de la tradición carnavalera
No es Santa Cruz de Tenerife, precisamente, una ciudad que pueda presumir de buen tino a la hora de aprovechar la marea revitalizadora propia de las vanguardias para rejuvenecer sus tradiciones o sacudir la caspa posada sobre los hombros de su pasado. Sin embargo, el Congreso sobre Ciberseguridad Hackron camina desde sus primeros pasos de la mano del Carnaval chicharrero, con siglos de historia a su espalda. Al principio, celebrar este foro tecnológico en fechas de Don Carnal era un astuto reclamo a la hora de convencer al invitado de turno, inevitablemente ganado para la causa tras comprobar in situ el alto nivel de estos congresos a la par que disfrutaba de una fiesta sin parangón en este hemisferio. Que la edición actual, tan distinta a las demás, tuviera como sede la Casa del Carnaval confirma que este singular maridaje hace tiempo que pasó de ser un mero reclamo para convertirse en una seña de identidad para Hackron.