La doctora Pilar Llamas Sillero (54 años) hubiera sido capaz de hacer cualquier cosa que pudiera leer en un libro. Cualquier cosa cabía en su cabecita, al ritmo de las horas de luz, de los veranos calurosos de su Rute (Córdoba) natal, al ritmo de las teclas del piano. “Estudiar era mi punto fuerte”, reconoce con una inocente modestia que sólo pueden conjugar los grandes.
Por suerte para la medicina, Pilar decidió que lo suyo era el laboratorio y los pacientes y la hematología aparecía como el terreno perfecto donde poder desarrollar sus habilidades y conocimientos. Así que después de licenciarse con el Premio Extraordinario de Medicina en Córdoba se sacó el MIR en dos meses (han leído bien) para convertirse en la residente más joven en su especialidad en el Hospital Puerta de Hierro.
“Terminé a primeros de julio. Ese año se adelantó la convocatoria del MIR a septiembre y yo no podía dejar pasar la ocasión. Me fui al pueblo con mis padres, me preparé una habitación donde no me molestaran y me dediqué a estudiar desde las 8 de la mañana a las 12 de la noche. Me la pasaba encerrada como si fuera una clausura y mis amigas me saludaban por la ventana o me traían alguna chuche… Un verano larguísimo”, recuerda.
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