
Cuarenta y ocho horas después de que el fuego prendiera en el barranco de Chajaña, en Arico, el lenguaje gestual de los responsables del operativo contraincendios y de las autoridades políticas expresaba ayer un moderado optimismo después de comprobar que, en las condiciones meteorológicas más adversas, con vientos de hasta 70 kilómetros por hora, temperaturas que rozaban los 30 grados y la humedad relativa por los suelos, las llamas se han logrado contener en los flancos más activos gracias al trabajo de los equipos de extinción y a que el fuego sigue sin encaramarse a los pinos y continúa avanzando a ras de suelo, lo cual ralentiza su propagación.
“Hoy estamos mejor que ayer (por el viernes), pero no tanto como para decir que el peligro ha desaparecido”, señaló el portavoz del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, que calificó la situación de “estable”. “Somos parcialmente optimistas”, apostilló el jefe del Servicio de Medioambiente del Cabildo, Pedro Martínez tras explicar sobre un mapa cómo ha ido evolucionando el siniestro.
Tres kilómetros de caminata
Detrás de la estabilización de las llamas está el trabajo de más de 200 combatientes en primera línea de fuego, repartidos a lo largo de un perímetro de 27 kilómetros, que en muchos casos, para llegar a las zonas calientes más abruptas, han caminado hasta tres kilómetros por pronunciados desniveles entre rocas y tierra y bajo un intenso sol. El operativo se multiplica para atender todos los frentes, con los relevos pertinentes con el fin de garantizar en todo momento el mismo potencial para atacar el incendio, como detalló Martínez.

La acción de los medios aéreos resultó ayer de nuevo determinante, aunque el mal estado del mar impidió que los dos hidroaviones recargaran en la costa y se vieran obligados a repostar los 5.800 litros de agua que almacenan sus bodegas en el aeropuerto Tenerife Sur.
Este contratiempo ralentizó el carrusel de rotaciones hasta los “10 o 15 minutos”, explicó Pérez, aunque la sincronización se dibujaba en la noria de helicópteros que descargaban permanentemente los 1.300 litros de agua que transportaban en sus bambis por las 3.300 hectáreas afectadas. Ese trabajo se apreciaba en una disminución de los fuegos activos y, por tanto, en una menor cantidad de humo a medida que avanzaba la tarde.
La meteorología dará hoy por fin una tregua. Aunque el viento continuará soplando con intensidad, se espera que las temperaturas caigan entre cuatro y cinco grados en los montes de Arico y la humedad relativa recupere sus valores primaverales. Esa es la gran baza de las brigadas forestales terrestres y de los equipos aéreos. El cansancio ya hace mella, pero los combatientes saben que hoy es el día.