El arranque de la rehabilitación del cementerio de San Rafael y San Roque, después de muchos de años de enfrentamiento con el Cabildo y de múltiples ajustes en el proyecto, supuso un hito para recuperar este histórico espacio, declarado BIC, en el que descansaron algunos de los nombres más insignes de la ciudad. Sin embargo, apenas unos meses después, el proyecto se paró y lo hizo porque había que volver a modificar lo que tanto se había tardado en aprobar. Entre los modificados, sin duda, el más lamentable es que la cúpula de la capilla ya no es recuperable, por lo que se ha de demoler y reconstruir. Tampoco se pude instalar la rampa de accesibilidad ya que se han dado de cuenta que el lugar elegido no es el óptimo, además de que se podrían ver afectados restos humanos que permanecen enterrados en la fosa común. Ayer, el edil de Infraestructuras, Dámaso Arteaga, dio todos estos detalles de la paralización de las obras al PSOE, que había solicitado su comparecencia en la Comisión de Control.
Como expresó la exalcaldesa Patricia Hernández, “es inconcebible que se modifique un proyecto solo unos meses después de poner en marcha la obra. Darse cuenta de que la rampa de accesibilidad no puede ir donde estaba prevista no es una causa sobrevenida, tampoco que la capilla no sea recuperable, eso se podía prever, y tampoco el resto de motivos son sobrevenidos. Hay que empezar a pedir responsabilidad a las empresas que hacen proyectos que son irrealizables, y que luego piden modificados, que suponen más dinero y más tiempo. Todos sabemos que esa obra va a estar parada como mínimo, un año”.
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