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La plaza del Príncipe acoge hasta el día 22 una nueva Feria Insular de Artesanía

La plaza del Príncipe acoge hasta el 22 de junio la Feria Insular de Artesanía en la que 38 artesanos inician el camino de la recuperación
Artesanos como Dr. Zenón se muestran esperanzados en que a partir de ahora se retome el ciclo de exposiciones. TONY CUADRADO
Artesanos como Dr. Zenón se muestran esperanzados en que a partir de ahora se retome el ciclo de exposiciones. TONY CUADRADO
Artesanos como Dr. Zenón se muestran esperanzados en que a partir de ahora se retome el ciclo de exposiciones. TONY CUADRADO

Casi se respiraba algo de normalidad, a pesar de las mascarillas. Pasadas las once de la mañana, ya había gente esperando para entrar en el Mercado de Artesanía del Príncipe, en la conocida plaza capitalina, la primera feria de artesanía en las calles de Santa Cruz después de 18 meses sin actividad de este tipo por la pandemia. Metal, cuero, jabón, telas, piedras… son algunos de los materiales con los que los 38 artesanos que participan en esta muestra, los que tendrían que haber expuesto en la tradicional Feria de Reyes, buscan atraer a un público que, como ellos, está deseoso de salir de nuevo a la calle. Nancy Gorrín es una de esos artesanos. Su especialidad es la elaboración de jabones con todo tipo de elementos asociados a las Islas, desde vino, pasando por plátanos o leche, hasta aloe vera. “Estoy muy contenta de retomar el contacto con el público. La gente también necesitaba salir a la calle”, cuenta. Nancy que ya estuvo en el Recinto Ferial con las Fiestas de Mayo de Santa Cruz, y que viene de la Feria Insular celebrada en el Puerto de la Cruz, confía en que se retome el circuito que la llevó a estar 18 meses sin actividad, una labor a la que lleva dedicada 14 años.

En el puesto de Maximiliana Rodríguez, su hija se hace cargo de atender al público, y cuenta a DIARIO DE AVISOS que los primeros meses de la pandemia los pasó sin trabajar, pero que, gracias a que vende sus productos en tiendas, pudo recuperar algo la actividad a partir del verano. Joyas elaboradas con cerámica esmaltada, oro lustrado y terminaciones en acero, es lo que ofrece la marca Maximiliana.

Un poco más adelante, en el circuito que permite avanzar en un solo sentido, impidiendo que la gente se cruce, está el puesto de Manuel Maderuela. En él, el reciclaje de cartón es el material principal. Lámparas de mesa, cuadros, objetos de decoración en general, es la labor en la que lleva ya más de diez años, y de la que, asegura, puede vivir. “Depende del estilo de vida que quieras, a mi me sirve”, dice. Manuel pudo ya disfrutar de un espacio ferial en noviembre, pero en Gran Canaria. Al igual que el resto de artesanos nota como la gente “tiene ganas de salir. Otra cosa es que compren”.

En el caso de Marcos Fernández, Dr. Zenon, sus creaciones con aparatos viejos como cafeteras, dan paso a curiosas figuras metálicas que llaman la atención de los visitantes. Reconoce que su público son los turistas, por lo que las ventas no han ido muy bien. “Menos mal que nos han dado ayudas, porque si no habría sido más complicado”, cuenta. “Yo vendo sobre todo a turistas. Cada vez que venía un barco, ese día las cosas iban muy bien. He aguantado cómo he podido y esperemos que las cosas vayan a mejor”.

Anita Zalando, en su puesto en el que trabaja la marroquinería, es pura energía, no para quieta y asegura que está “muy contenta” a pesar de lo que está pasando. “Es necesario dinamizar la calle”, asevera. Cuando se le pregunta si le da para vivir, es contundente, “a mi sí”. “Depende de lo que apuestes por tu trabajo, de lo que arriesgues. Yo llevo 25 años como autónoma. Soy licenciada en Bellas Artes, diseñadora, y trabajo la marroquinería porque es lo que quiero hacer, y eso no impide que pueda vivir en un palacio si es lo que quiero”, apuntó.

Para Beni Zamora la pandemia ha complicado doblemente su labor. Como artesana de trajes tradicionales, no solo la falta de ferias le ha afectado. “Sin romerías y sin bailes de magos no he tenido ningún tipo de salida”, lamentaba esta mujer de 66 años. “He seguido trabajando, haciendo trajes porque es mi pasión, pero para mi este periodo ha sido desastroso”, admitía. La celebración de las fiestas de mayo en los colegios la ha ayudada a mejorar algo.

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