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Aridane González: “Canarias tiene un 90% de su territorio en riesgo de desertificación, hay que actuar y empezar a adaptarse”

El gran reto de una Ley del Cambio Climático es, por un lado, democratizar las medidas, para que la gente pueda participar en ellas, y ahí debe contemplar herramientas para facilitar esos cambios en la movilidad, el consumo eléctrico o los hábitos de vida, y por otro lado, pasa por comunicar de forma eficaz que cambiar es el único camino para garantizar la sostenibilidad de las futuras generaciones
Aridane González
Aridane González, presidente del Comité Científico del Gobierno de Canarias para Cambio Climático, Economía Circular y Azul. | DA

La publicación del sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha responsabilizado directamente a los seres humanos de los efectos del cambio climático en todas las regiones del mundo provocando que los fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor, fuertes precipitaciones, sequías y ciclones tropicales, se vuelvan más frecuentes. En este sentido, subraya que se requiere de “una acción urgente y drástica” para limitar la subida de la temperatura, ya que si no es así “seguirá aumentando hasta, al menos, mediados de siglo en todos los escenarios de emisiones considerados”. El Archipiélago tendrá una mayor vulnerabilidad debido al aumento de la temperatura, el nivel del mar y la desertización, menores precipitaciones y la irrupción de episodios extremos. El DIARIO ha hablado con Aridane González, presidente del Comité Científico del Gobierno de Canarias para Cambio Climático, Economía Circular y Azul, para profundizar sobre el informe y los efectos del cambio climático en las Islas.

-¿Qué valoración realiza del informe del IPCC de la ONU?
“El informe viene a respaldar todos estudios científicos que se han publicado en las últimas décadas, y da un salto más allá, afirmando de forma contundente que el papel del ser humano es indiscutible en el cambio climático. Los sistemas naturales evolucionan de una forma, pero el ser humano ha acentuado este cambio y le ha dado una escala temporal no vista anteriormente en la historia. El aumento de los gases de efecto invernadero derivados de nuestra vida y etapa industrial, ha provocado no solo el incremento de la temperatura, sino otros efectos derivados como la acidificación de los océanos, la degradación de los ecosistemas, la tropicalización, la desaparición de las especies…, todo se complica mucho más por la actividad humana como las aguas residuales sin depurar, los residuos, el no tener una economía circular sólida, esto hace que los efectos sean más fuertes”.

-¿Cómo contribuye Canarias a esos documentos y estudios?
“Una cuestión muy interesante de este informe es la regionalización, porque hasta ahora hablaban de modelos muy globales y se analizan zonas y regiones más pequeñas. He visto algunos informes y estudios, incluso hay firmados por mi grupo de investigación del Instituto de Oceanografía Global y Cambio Climático de la Universidad de Las Palmas sobre Canarias. También hay citas de investigadores canarios, sobre todo en la parte marina, tanto de la parte química como de la biológica. Tenemos investigadores en todas las áreas, tanto atmosférica, como marina o terrestre, que son punteros a nivel internacional y llevamos estudiando durante las últimas décadas el cambio climático en las Islas, el Atlántico y otras regiones del mundo, por ello forman parte de diferentes paneles internacionales de expertos que retroalimentan al IPCC. Eso viene a demostrar que tenemos una comunidad científica solida, a pesar de la baja inversión que tenemos en ciencia e investigación en Canarias y en España”.

-Preside el grupo de científicos que asesora al Gobierno regional. ¿Qué labor desempeñan y que aportaciones han realizado a las nuevas normas?
“El grupo lleva desde 2018 entregando periódicamente diferentes informes de evaluación y aportando iniciativas al Gobierno de Canarias, tanto a este Ejecutivo como al anterior, de tal forma que nos basamos en datos científicos para aportar posibles soluciones, que luego se tienen que traducir en leyes, normas o medidas. Hemos contribuido en la Ley del Cambio Climático, en la Ley de economía circular, en la Estrategia de economía azul, y en todas las cuestiones que tienen que ver con sostenibilidad. Ahora trabajamos en la Agenda 2030, porque al final somos investigadores del Archipiélago que intentamos llevar la ciencia a la política y viceversa para, entre todos, buscar soluciones que nos den garantías de tener una región que pueda ser referencia en la lucha contra el cambio climático. Trabajamos en los dos ámbitos, no solo en medidas de mitigación, sino también en acciones de adaptación, porque si podemos ser un referente, no solo será por la capacidad y necesidad enorme de mitigar los efectos del cambio climático a nuestra población, sino también de adaptarnos a los cambios. El IPCC dice que la cuestión no es lo que va a pasar, ya lo sabemos, ahora es el cuándo y si estamos preparados”.

-Será difícil volver atrás a medio plazo, por tanto debemos adaptarnos al nuevo equilibrio.
“Lo llevamos diciendo durante hace muchos años. Si dejáramos de emitir CO2 hoy a la atmósfera, la huella que hemos creado tardará cientos de años en remitir y seguiremos sufriendo ese impacto, porque el tiempo de resiliencia del CO2 es bastante amplio. Cuando combinamos mitigación y adaptación, los resultados son muchísimos mejores que cuando hacemos solo mitigación o solo adaptación. Ya sabemos que el nivel del mar va a subir, pues habrá que adaptarnos, en zonas como Canarias, tenemos zonas de muy alta vulnerabilidad tanto poblacional como de infraestructuras, pero también con la subida de temperatura tendremos problemas en los ecosistemas, impactos en la agricultura, etc. Tendremos que ir adaptándonos y cambiando acorde a lo que necesiten los nuevos tiempos”.

-¿Qué ocurrirá en la subida del nivel del mar, además de perder algunas playas o peligrar casas en lugares costeros?
“Cuando suba el nivel del mar, se producirán efectos socioeconómicos de mucha índole, no solo perderemos metros de playas emblemáticas como Las Canteras o Las Teresitas, podemos perder muchos más metros o desaparecer playas como Cofete, en Fuerteventura, o las playas del sur de Gran Canaria o Tenerife, puesto que están en cotas con menos pendiente. Pero tendrá un mayor impacto, por ejemplo, en la propia sociedad con la pérdida de casas, económicas en hoteles o locales turísticos cerca de la playa, de infraestructuras y en la vulnerabilidad del territorio. Si ahora sube el nivel del mar y hay zonas que tienen riesgo de inundarse en Tenerife, Gran Canaria o Fuerteventura, en el futuro serán muchísimas más veces las que se inunden”.

-El aumento de las temperaturas, el descenso de las lluvias, el riesgo de desertificación, el cambio en las corrientes…
“Canarias está en una zona subtropical, y este aumento que ya tenemos de la temperatura nos hace estar en lo que se conoce como la tropicalización. Este fenómeno es muchísimo más graves porque, además, tenemos el efecto isla, es decir, las especies solo pueden emigrar hacia el interior y en altura dentro de la Isla, las que puedan hacerlo, lo que puede llevar a la desaparición de alguna especies como ya ha ocurrido. En nuestras ciudades habrá que empezar a trabajar ya en crear más zonas verdes y zonas de bajas emisiones. El efecto de la tropicalización en el mar lo notamos al ver más especies que no eran comunes y como se pierden los ecosistemas endémicos y especies sensibles, como cebadales o algas”.

-¿Llegarán más tormentas, huracanes y calimas?
“El cambio climático genera grandes cambios en global, como el cambio en las corrientes atmosféricas. Canarias empieza a estar expuesta a la rutas de las tormentas tropicales, como lo demuestra la Cátedra de Riesgos de la ULL, y el año pasado ya tuvimos una tormenta que tenía a las Islas en una de sus trayectorias. Estamos en una zona complicada que puede aumentar la vulnerabilidad de nuestro territorio. Además, hay que recordar los fenómenos de las calimas, que tenemos de forma recurrente, y que cada vez serán más intensas. Canarias tiene un 90% de su territorio en riesgo de desertificación, por lo que necesitamos actuar y tenemos que empezar ya a adaptarnos”.

-Sin contar el problema que hay en la gestión de residuos.
“A todo lo que genera el ser humano con las emisiones a la atmósfera hay que añadir la presión a escala más local en los ecosistemas. Podemos hablar de la calidad del aire de las ciudades por nuestros propios hábitos de desplazamiento, de los residuos que son un enorme problema. Los plásticos nos llegan tanto por las corrientes como los que nosotros generamos. Pero, además, los vertidos de aguas residuales sin tratar, la sobrepesca y la presión que realiza el ser humano sobre los ecosistemas que provoca que nuestro medio ambiente tenga menor capacidad de resiliencia para amortiguar los impactos del cambio climático. Hay estudios que hablan de que se está debilitando la corriente del Atlántico, y esto se debe a efectos globales, pero también locales”.

-Dentro de los eventos extremos no podemos olvidar los nuevos incendios forestales.
“En Canarias ya tenemos experiencia y son una consecuencia derivada del cambio climático. La realidad es que son cada vez mucho más difíciles de controlar. Además, la vulnerabilidad antes solo estaba en el verano y ahora el riesgo se extiende a todo el año. Se están combatiendo incendios cada vez más virulentos, afrontamos incendios de sexta generación, que liberan tanta energía que modifican la meteorología y los vientos del lugar. El incendio de 2019 en Gran Canaria los técnicos estaban impotentes para frenar las tormentas de fuego, un fenómeno nunca antes visto y que aumenta la vulnerabilidad de nuestro territorio”.

-¿Cree que el objetivo de descarbonización en 2040, las leyes de cambio climático, economía circular o de biodiversidad serán asumidas por la sociedad?
“Tenemos que cambiar a todos los niveles, desde el individual al nivel general. Creo que el Gobierno está haciendo un esfuerzo inmenso en aprobar lo antes posible la Ley de Cambio Climático y la de Economía circular, porque son fundamentales para luchar contra el cambio climático, pero hay que hacerlo de una forma pedagógica, consensuada y comunicativa. Las personas tienen que entender cuál es el coste real de nuestros hábitos actuales, que la huella de carbono que estamos generando tiene un coste que repercute en los ecosistemas que nos rodean y en su propia salud. El gran reto de una Ley del Cambio Climático es, por un lado, democratizar las medidas, para que la gente pueda participar en ellas, y ahí debe contemplar herramientas para facilitar esos cambios en la movilidad, el consumo eléctrico o los hábitos de vida, y por otro lado, pasa por comunicar de forma eficaz que cambiar es el único camino para garantizar la sostenibilidad de las futuras generaciones. Canarias debe ser un ejemplo, porque tenemos posibilidades y los mecanismos que plantea la futura Ley y ahora lo que falta es buscar el apoyo, los acuerdos y que esos sean una realidad. Es un reto importante, tenemos ganas, conocimiento y compromiso”.

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