José Ramón Enjamio López (Pontevedra, 1957) lleva dos años como rector de la Basílica de Candelaria y prior de los Padres Dominicos. Este año le ha tocado lidiar con unas celebraciones religiosas restringidas por la pandemia. Pero él siempre pone buena cara ante la adversidad y confía en la responsabilidad de todos para salir adelante, por supuesto, apelando también a la fe y a la devoción por la advocación de Las Candelas. Es licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca, pertenece a la orden de los Predicadores y llegó a Tenerife el 4 de noviembre de 2015.
-¿Cuál ha sido su trayectoria hasta llegar hace seis años a Candelaria?
“Mi trayectoria está muy vinculada a las casas de formación y estuve en Salamanca y Valladolid, en ambas con universitarios en los colegios mayores, de los cuales fui el director de esas residencias”.
-¿Entonces se diría que ser rector de una Basílica es algo nuevo para usted?
“No es nuevo porque en todas las comunidades dominicanas la finalidad es siempre la predicación. Mientras haya convento nuestra actividad siempre es la evangelización y predicación, como hacemos en Candelaria. Ahora nuestra comunidad en Candelaria está formada por siete frailes, todos ya ordenados sacerdotes, aunque tenemos a otro más que puede residir fuera. Ahora en el Provincial, celebrado en Burgos, hemos apostado por esta presencia dominicana en las Islas”.
-Se habla mucho de la Basílica, pero muy poco del convento de los Dominicos. ¿Cuál es la historia del convento?
“En el año 1533, cuando los Dominicos llegaron aquí a tomar posesión del culto de la Virgen de Candelaria, vinieron tres de La Laguna, donde estaba la gran comunidad dominicana, y pese a los encontronazos con la Diócesis, desde ese año comenzaron forjando en Candelaria una pequeña comunidad que se fue agrandando, con la construcción de un lugar digno para la Virgen de Candelaria de la primera basílica, la que fue fue destruida por un incendio en 1789, y además el inmueble conventual, el origen de un convento dominicano”.
-¿Y hoy hay encontronazos entre la comunidad dominicana y la Diócesis Nivariense?
“Nuestras relaciones intentan ser cordiales, como debe de ser. Los que me han precedido a mi han tenido buenas relaciones con el obispo nivariense. Hay que recordar que anteriormente al gran mecenas de esta actual Basílica, el obispo Domingo Pérez Cáceres, hubo un obispo dominico. Nuestra misión es mantener la liturgia, el culto a la Virgen de Candelaria en la Basílica y somos los responsables de todo lo que suceda en ella”.
-¿En tiempo de pandemia han aumentado o disminuido las visitas a la Patrona, y en todo caso, le han solicitado más promesas que otros años?
“Creo que no han descendido las visitas a nuestra Basílica, ni siquiera cuando más fuerte fue la pandemia, cuando se nos permitió abrirla, siempre que hubo movilidad en la Isla y entre las Islas. Creo que incluso han aumentado las visitas, pese o por la pandemia. ¿Promesas? Hay de todo. Hay quien viene porque han recuperado la salud, la amistad, el trabajo o por la llegada de un hijo. Hay promesas que se cumplen, pero hay promesas que no se dan nunca, porque son interesadas. Yo que suelo leer las promesas que dejan los peregrinos por escrito, siempre digo que estas no se van a cumplir, porque este papel no es el de la Virgen de Candelaria, cuando se quiere conseguir algo por caminos ilícitos”.
-Hablando de promesas. ¿Se podrá cumplir este año esa que se le pide siempre por estas fechas, que ascienda el Club Deportivo Tenerife?
“Puede ascender, como han hecho otros equipos que no estaban llamados a ellos, pero eso depende del esfuerzo de los jugadores. Ojalá suba, pero ahí la Virgen tiene poco que hacer”.
-¿Cómo se explica que el 90% de los mantos de la Virgen hayan sido donados por la comunidad hindú?
“La comunidad hindú es muy respetuosa y muestra un gran cariño por la Virgen. Han colaborado siempre, no solo han regalado mantos, sino accesorios y varias puertas, como la puerta de madera que da acceso a la capilla del Cristo. Ahora, por ejemplo, toda la comunidad del Sur se ha unido para traer 500 kilos de alimentos para Cáritas, o como un matrimonio donó el manto que este año estrena la Virgen. Cuando uno está en la Basílica y ve entrar a una familia hindú uno sale agradecido, porque ve como la veneran, como la adoran. Ojalá este sentimiento se viera en aquellos que no son hindúes, que son de Tenerife, por ejemplo”.
-Se está hablando de la posibilidad de obligar a los sanitarios a vacunarse ante la COVID-19, por el contacto estrecho con los pacientes. ¿Considera usted que también se le debería obligar a la comunidad religiosa, sobre todo aquella que por ejemplo, como ustedes, regentan un centro de mayores?
“Claro. Creo que todas las personas que estamos al servicio de otras más vulnerables debemos estar vacunados, porque si estamos enfermos solo empeoramos la salud de quienes cuidamos, como de hecho hemos hecho en la residencia de mayores Virgen de Candelaria, donde no se ha dado ningún caso y todos los trabajadores están vacunados. Entiendo que Santa Rita es un monstruo, comparados con nosotros, que tenemos 96 plazas. Desde que comenzó el estado de alarma pusimos filtros para las visitas de familiares, aunque alguno no lo entendió. Hemos rebajado algunas restricciones pero mantenemos siempre el máximo control con las distancias y las medidas sanitarias, si bien ya podemos decir que afortunadamente los residentes y los visitantes están vacunados”.