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Samuel M. Delgado: “Partimos de la épica de una película histórica para luego transformarla y cuestionarla”

El cineasta tinerfeño estrena el largometraje ‘Ellos transportan la muerte’, que codirige con Helena Girón
Samuel M. Delgado y Helena Girón. / DA

Helena Girón (Santiago de Compostela, 1988) y Samuel M. Delgado (Tenerife, 1987) forman una pareja creativa cuyos trabajos lo mismo visitan un centro de arte que una sala de cine. Esa naturaleza híbrida se ha plasmado en los cortometrajes Irmandade, Plus Ultra, Montañas ardientes que vomitan fuego y Sin Dios ni Santa María, y en instalaciones artísticas como También aquí los dioses están presentes, No hay tierra más allá, Ejercicios de escucha y Colección húmeda. Su primer largometraje, Ellos transportan la muerte, participará en la Semana de la Crítica de la Mostra de Venecia (del 1 al 11 de septiembre) y, apenas una semana más tarde, en la sección Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián (del 17 al 25). Sobre el oficio de cineasta y también acerca de esta película, que profundiza en cuestiones abordadas en otros trabajos, DIARIO DE AVISOS conversó con el director tinerfeño.

-‘Ellos transportan la muerte’ nos sitúa en 1492, un año que muchos consideran el inicio de la modernidad. ¿Cuál fue la idea de partida para esta película que traslada una visión crítica del proceso colonizador?

“El origen es un poema de Agustín García Calvo, A contratiempo, en el que relata hacia atrás, como si fuera en reverse, el viaje de Cristóbal Colón hasta que las carabelas vuelven a convertirse en pinos y abetos. Nos parecía interesante esa idea de plantearnos cómo serían las cosas si tuviéramos el poder de dar marcha atrás a la Historia”.

-¿Y cómo se concilia la voluntad de hacer un relato de aventuras que al mismo tiempo posea esa carga de denuncia?

“Las películas épicas con texto histórico están cargadas de un fuerte componente político. Las grandes producciones en ese ámbito han tenido detrás una voluntad ideológica. En la película incluimos imágenes de Alba de América (Juan de Orduña, 1951), un film financiado por el franquismo que da una visión épica del viaje de Cristóbal Colón y de la evangelización de América. Queríamos agarrar esa forma para transformarla y cuestionarla”.

‘Ellos transportan la muerte’ se podrá ver en la Semana de la Crítica de la Mostra de Venecia y en el Festival de San Sebastián. / DA

-¿De qué manera Canarias es algo más que en un escenario de ‘Ellos transportan la muerte’?

“La película no llega a narrar cómo continúa el viaje a partir de Canarias. Eso que se cuenta como una parada en el camino, el paso de Colón por las Islas, para nosotros es lo más importante. El Archipiélago fue el banco de pruebas de las tácticas empleadas en la colonización de América. Desde la mediación interesada en los conflictos entre las poblaciones aborígenes hasta las técnicas de evangelización y de culturización de esas poblaciones”.

-Con su primer largometraje acuden a la Semana de la Crítica de la Mostra de Venecia y al Festival de San Sebastián. Estar ahí ya es un logro, ¿pero cómo describiría el camino hasta sacar adelante esta película?

“Ha sido un camino largo, de seis años, en el que hemos tenido la suerte de contar con grandes aliados. Siempre hemos ido de la mano de El Viaje Films, una productora de Tenerife con la que tenemos muchos vínculos y que nos ha apoyado todo este tiempo. Y también de Fílmika Galaika, una productora gallega. En todo este proceso nos hemos encontrado con baches, pero también con muchas alegrías. Poder al fin compartir nuestra película, y hacerlo en estos escenarios, es una gran satisfacción”.

“La Historia como constructo político y las resistencias ligadas al territorio están muy presentes en nuestra obra”

-¿Tuvieron claro desde un inicio que esta es la historia que querían contar en su primer largometraje o fueron las circunstancias las que lo determinaron?

“Hemos trabajado con anterioridad en otros proyectos. Yo suelo hacerlo de guionista, en películas como Blanco en blanco (Théo Court, 2019) o Slimane (José Ángel Alayón, 2013). Contando ya con la perspectiva de compañeros que venían desarrollando largometrajes, teníamos claro que la película que queríamos hacer tenía que pivotar sobre esos temas que nos preocupan, y que habíamos desarrollado en nuestros cortometrajes previos. Digamos que Ellos transportan la muerte no es una pieza suelta, sino un paso más en nuestra trayectoria, en la que tratamos de llegar a entender algo que nos parece fascinante: las resistencias ligadas al territorio y la Historia como constructo político”.

La película es el debut en el largometraje de Helena Girón y Samuel M. Delgado. / DA

-Junto a Helena Girón conforma un tándem en el que hasta ahora habían abordado cortometrajes e instalaciones artísticas. ¿Hay un reparto de tareas o se implican de manera similar en todo el proceso?

“Quizás repartirnos las tareas sería lo más eficiente, pero no es nuestra forma de trabajar. No tenemos un método prediseñado. Ambos nos metemos de lleno en cada proyecto, aunque en cada ocasión quizás acabemos más centrados en un aspecto que en otro. El método se ha ido creando con el oficio”.

-¿Y es muy diferente el modo de afrontar ese oficio cuando trabajan en una instalación a cuando lo hacen en un film?

“Sí, para nosotros es muy distinto. Cada ámbito tiene su potencial. En el cine, de forma inevitable, existe una linealidad. Desde el momento en el que como espectador te sientas en una butaca, y hasta que te levantas, en la pantalla hay una sucesión de acontecimientos. En las instalaciones, el montaje viene predefinido por el movimiento del cuerpo del espectador, por el visitante de la sala. Esa es la diferencia principal: la lógica del montaje. La diferencia entre el cubo negro, la sala de cine, y el cubo blanco, la galería”.

-De forma similar, ¿es mucha la distancia que hay entre integrarse en el proyecto de otro realizador y abordar uno propio?

“Las preocupaciones e incertidumbres que posees si te metes en el corazón de un proyecto son mucho mayores que las que tienes cuando lo apoyas desde la periferia. Es más fácil aportar y hasta ver las cosas más claras desde fuera que desde dentro, donde todo se convierte en una especie de nebulosa. No obstante, por lo general, en los proyectos en los que colaboramos estamos muy vinculados con sus directores o directoras. Suele ser una relación más de amistad que meramente laboral. Nos involucramos al cien por cien, aunque siempre la persona que más sufre es el director”.

-¿Cómo diría que son Helena Girón y usted como directores? ¿Antes de comenzar tienen que tenerlo todo muy cerrado, muy planificado o trabajan con unas líneas generales y la película va evolucionando según la ruedan?

“Intentamos dejar siempre huecos para que la realidad y los acontecimientos más coyunturales puedan participar en la película. Hay que saber aprovechar eso que viene de fuera y no nos habíamos imaginado. En lugar de cerrarnos en banda, intentamos ver qué cualidades nos ofrece lo inesperado. Aunque disfrutamos mucho imaginando, en ocasiones las cosas que se escapan a nuestro control resultan más interesantes que las que habíamos pensado”.

“Hoy es más viable hacer un film muy grande o uno muy pequeño; lo difícil es ese cine medio que se hizo tanto hasta 2008”

-Plasmar un proyecto audiovisual es siempre complejo, pero ¿cómo diría que es hoy el panorama de la producción cinematográfica en España? ¿Es más sencillo realizar una película que, por ejemplo, hace 10 o 15 años?

“Creo que el paradigma ha cambiado en lo que tiene que ver con el tamaño de una película. Es más sencillo realizar un cierto tipo de film y no otros. Son más viables las películas o muy muy pequeñas o muy muy grandes. Lo que ha quedado como algo extremadamente complejo de llevar a cabo es ese cine medio, del que en España se producía muchísimo hasta 2008. Ese es el reto que debemos retomar, que debemos volver a asumir. Desde Canarias, por ejemplo, vemos que la producción de cineastas de las Islas está aumentando muchísimo, tanto desde el punto de vista cuantitativo como del cualitativo. Nuestra esperanza es que se continúe apoyando a estas producciones con el fin de que entre todos podamos crear un ecosistema cinematográfico propio. Al margen de los servicios que brindamos aquí a las superproducciones, que es algo que está muy bien, es imprescindible contar con mayor autonomía”.

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