La caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental ha sentenciado prácticamente el proyecto del puerto de Fonsalía, en el municipio de Guía de Isora. Una vez agotado el plazo de seis años, vencido en diciembre de 2020, que estipula la Ley de Impacto Ambiental, la Consejería de Obras Públicas, responsable del proyecto, deberá ahora decidir si realiza un nuevo estudio, empezando de cero todo el proceso de declaración ambiental y con una legislación mucho más exigente que la anterior o desiste del proyecto, como ocurrió con la regasificadora en Tenerife, que quedó aparcada al caducar la declaración ambiental.
Pero el viento sopla en contra de la infraestructura isorana. Ni la legislación actual ni los aspectos ambientales que rodean al macroproyecto de Fonsalía son los mismos que cuando comenzaron las primeras reuniones técnicas a principios de los años 90.
En declaraciones a DIARIO DE AVISOS, el consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, José Antonio Valbuena, se mostró ayer contundente: “Hay muchos elementos que hacen casi inviable la ejecución de ese puerto; si ya con la legislación anterior de 2008, la declaración de impacto ambiental salió con 25 condicionantes, muchos de ellos muy difíciles de solventar, ahora resultará muy complicado plantear una declaración y que salga positiva, porque la legislación hace mucho énfasis en estudiar las alternativas cero, que en nuestro caso es mejorar la salida de Los Cristianos y los usos actuales del puerto de Granadilla de Abona”.
El consejero avanzó que su departamento ha encargado un estudio a la Universidad de La Laguna sobre los valores ambientales que rodean el entorno de Fonsalía y la Zona Especial de Conservación (ZEC), que trasladará al departamento de Obras Públicas y Transportes que dirige Sebastián Franquis antes de decidir si vuelve a la casilla de salida e inicia un nuevo estudio de impacto ambiental -lo que Valbuena califica de “pérdida de tiempo”, porque el resultado de la declaración “seguramente será negativo”- o renuncia al proyecto.
Daños superiores al estudio de 2014
“En los últimos años se ha puesto de relieve una serie de estudios científicos que me llevan a decir que es una suerte que no se haya podido iniciar esa obra porque de haberse ejecutado, los daños ambientales ocasionados hubiesen sido muy superiores a los que ya tenía previsto el propio estudio de impacto ambiental del año 2014”, manifestó Valbuena, que recordó que la zona marina del entorno de Fonsalía es uno de los tres puntos del mundo catalogados como Lugar Patrimonio de Ballenas, además de un espacio de alimentación y reproducción de tortugas marinas, lo que a su juicio convierte a la franja marítima que separa Tenerife y La Gomera en “una de las aguas más ricas en biodiversidad del Océano Atlántico”.