conversaciones en los limoneros

José Javier Soto Ruiz, presidente de la Editorial Kinnamon: “Lo nuestro es una misión de compromiso con la sociedad”

José Javier ha sido noticia estos días porque la editorial que preside –Kinnamon- ha sido presentada en el Planetario de Madrid

La primera impresión que uno saca cuando conoce a José Javier Soto Ruiz (Don Benito, Badajoz, 1964) es que está ante una buena persona. Ante un hombre que vive la vida intensamente y al que le gusta hacer cosas por los demás. Es notario de Santa Cruz y también lo ha sido en Galicia, en Olivenza (Badajoz), en Valencia de Alcántara (Cáceres) y, finalmente y como he dicho, en Santa Cruz de Tenerife desde hace diez años. Casado, tres hijos, uno de ellos será astronauta y viajará por el espacio; otro oposita a Notarías “y luego está la pequeña, que es una crack”, me dice su padre. José Javier ha sido noticia estos días porque la editorial que preside –Kinnamon– ha sido presentada en el Planetario de Madrid, con un título que dará que hablar: La clave de Birmingham, del geólogo e investigador Jesús Martínez Frías, una nueva y estimulante visión de lo que puede ser el futuro, nuestro futuro. José Javier Soto es un enamorado del trabajo en equipo, esto se nota a la legua, y tiene también un montón de amigos. Es capaz de reunirlos en un hotel madrileño y, ya de noche y de una manera informal, sentarlos en una mesa y pedirles que cuenten sus momentos de riesgo vividos, en una entretenidísima sesión. Ha escrito poesía y sobre temas jurídicos relacionados con la discapacidad. Siente un recuerdo profundo y sentido hacia su progenitor, que también fue notario, otro filántropo comprometido con los demás. Lo cita permanentemente. José Javier Soto Ruiz fue Defensor de los Derechos de las Personas con Discapacidad en Extremadura.


-Qué suerte, trabajar en pueblos tan fronterizos como Olivenza. A mí me encantan las fronteras.
“Son entretenidas, sí. Tengo también la suerte de compartir una finca familiar en Portugal y otras en Extremadura. A mí el campo me encanta y a mi padre también le encantaba”.


-Ya veo. Incluso estuviste a punto de morir en él.
“Bueno, no tanto. Tuve suerte. Vino a por mí una pequeña manada de cerdos. No veas lo peligrosos que son. Solo ante el peligro, cuando me alcanzó el jefe de la manada se me ocurrió darle un golpe en la cabeza con una piedra. No muy fuerte, claro. Se paró, me miró y se fue. Los demás le siguieron. Parece que impuse mi autoridad y salvé la vida, porque me hubieran destrozado. Fíjate en lo peligrosos que son los jabalíes; pues los cerdos también, cuando se cabrean”.


-¿Por qué un notario, con el trabajo que tiene, con lo complicado que es el día a día de esta profesión, se mete a editor?
“Por una especie de compromiso con la sociedad. Porque hay autores que merecen ser dados a conocer. Porque no hay que abandonar el libro tradicional. Y quizá porque mi padre, que era un gran lector, un hombre muy inquieto, me lo metió en la cabeza”.


-¿Y hasta dónde llegará Kinnamon?
“De momento ya hay una pequeña historia escrita”.


-¿Cuál?
“Pues cincuenta libros en el mercado, varios de ellos agotados, que van desde la novela al estudio del espacio, a la ciencia ficción, al comic, al estudio de la Macaronesia, a libros jurídicos. Ya te digo que mi padre era un hombre muy inquieto y yo heredé esa cualidad. Cuando alguien venía a Don Benito a investigar cualquier cosa, él siempre me llamaba para que conociera al investigador. Yo quise traer a vivir aquí a mis padres, pero no me dio tiempo. Murió mi padre antes de que lo consiguiera. Era un notario, pero un notario humanista, un sabio en muchos campos y un hombre que sentía la necesidad de hacer el bien”.


-¿Tú sabes lo difícil que está el momento editorial en España?
“Sí, por supuesto que lo sé, pero tengo claros mi sistema de trabajo y mi filosofía de la vida; y eso me anima”.


-¿Por ejemplo?
“Te diré que la editorial, hasta el momento, se sostiene con mis aportaciones económicas, pero yo espero que, al profesionalizarla, lo haga por sí misma. No quiero ganar dinero con ella, sino no perderlo. Ya ganamos bastante creando relatos que lleguen al lector, promocionando escritores o ayudando a la investigación”.

-‘La clave de Birmingham’ promete ser un éxito editorial.

“Es que Jesús Martínez Frías es un pedazo de científico, que ha sido capaz de mezclar realidad y ficción en una obra que toca un tema muy de moda: el universo. Y, además de escribir, tiene tiempo de preparar astronautas, colaborar con la NASA y otras agencias espaciales del mundo, estudiar materiales, probarlos…”.


-Lanzarote parece un banco de pruebas, según me han contado.
“Lo es, porque esta Isla alberga un basalto similar a los hallados en la Luna en las misiones Apolo y en Marte, tras el análisis de los rovers que han sido enviados allí. Hay mucha gente trabajando con el basalto lanzaroteño y en su relación con materiales encontrados en misiones desarrolladas fuera de nuestro planeta. Y en su interés en la habitabilidad de otros planetas. ¿Te imaginas lo que significa dar a conocer todo esto, poner al día a la gente en lo que Canarias aporta a la investigación espacial?”.


(José Javier ha invitado a un grupo de amigos y escritores a la presentación, en Madrid, de La clave de Birmingham, cuya portada ha sido diseñada por la fotógrafo e ilustradora tinerfeña-londinense Antoinette Castro, a su introducción en la Feria del Libro y a otros actos programados por la editorial y organizados a la perfección por David Labrador y Juan Antonio Inurria en distintos puntos de la capital de España. Todo fue un éxito, nada falló. Y eso que manejar un grupo tan heterogéneo no es fácil y mucho más en el ámbito de la cultura).


-Algunos de los títulos de Kinnamon se han impreso fuera, en la Península. ¿No son competitivas en precios las imprentas canarias?
“Estamos en conversaciones para que las imprentas canarias se pongan a tiro en precios. Hasta ahora no lo hemos conseguido del todo, pero ya veremos. Iniciamos en estos días un proceso de profesionalización de la editorial, poniéndola en manos de especialistas –pocos, pero buenos—, que sean capaces de situarla donde el consejo de Administración desea”.


-Veo que mantienen excelentes relaciones con la ONCE. Lo pude comprobar en Madrid.
“Sí, porque contamos con grandes amigos en esta organización y colaboraremos con ella, y ella con nosotros, en cualquier proyecto viable que estudiemos. Ya lo hemos hecho. Hay muchas cosas que contar, muchas cosas que estudiar y muchos proyectos en los que deseamos colaborar”.


-¿Me puedes hablar de algunos de ellos?
“Podría, pero prefiero que se vayan concretando. Trabajamos mucho ahora en el ámbito jurídico, con títulos que pueden ser muy interesantes. Hemos agotado algunos de nuestros mejores títulos y soy consciente de lo difícil que es esto en un mercado como el español y más partiendo de un sitio lejano como son las Islas Canarias”.


-Lo del Planetario de Madrid fue todo un refrendo al trabajo de la editorial.
“Es que allí había gente muy importante, desplegada en torno a la conferencia de Martínez Frías. El acto fue seguido en vivo por Internet y se produjeron algunas preguntas sobre las incógnitas que rodean lo desconocido tremendamente reveladoras”.


-Supongo que sabes que el verdadero problema de las editoriales está en los distribuidores externos. Yo lo viví cuando editaba y decidí distribuir yo mismo.
“Has puesto el dedo en la llaga. Por eso te hablé antes de la necesidad de profesionalizar nuestra gestión y en eso estamos, en un proceso de renovación de la editorial. Tenemos en nómina autores de gran talla que debemos colocar donde se merecen. Los citaría a todos, pero no quiero hacer demasiado densa la respuesta a tu pregunta”.


(El próximo día 30 de este mes, en el Mencey, se presenta el libro de Eduardo Solís García-Talavera, editado por Kinnamon, que ofrece algunas respuestas al mundo del turismo, una industria que es vital para la subsistencia de Canarias y más en momentos tan delicados. Se titula Mis cartas con Turismo. Una amistad inquebrantable. Siento no poder estar presente en la presentación porque en esos días viajaré a Alicante, invitado por unos amigos y no puedo posponer la fecha. El libro ya está impreso y ha sido expuesto en uno de los actos celebrados recientemente en Madrid por la Editorial Kinnamon, que también ha editado la última obra del geólogo tinerfeño Francisco García-Talavera sobre la Macaronesia, que creo que se ha agotado).


-Bueno, como buen notario de Olivenza conocerás el milagro famoso, ¿no?
“¡Hombre, cómo no! Bien, lo del milagro. La Santa Sede reconoció un extraño hecho como milagro: la multiplicación de granos de arroz cocinados en una olla, ocurrida el 23 de enero de 1949. Mi padre conocía todos los detalles de ese suceso y me los transmitió”.


-Yo no lo conocía.
“El milagro, que hizo posible que todo el pueblo comiera, en una terrible época de hambre, fue atribuido al entonces beato Juan Macías, fraile dominico que fue canonizado al año siguiente. Era la primera vez que el Vaticano reconocía unos hechos relacionados con la multiplicación de alimentos, como aquellos bíblicos de los panes y los peces”.


(Su hijo José escribió una novela preciosa. Y tanto José Javier como su padre se involucraron mucho en un hecho tan conmovedor y extraño como el milagro de Olivenza. Un hecho inexplicable, incluso para los que no creen en estas cosas)


“Mi padre era un gran devoto de San Juan Macías y estudió su vida y su obra y, por supuesto, la naturaleza del milagro, reconocido plenamente por la Iglesia. Es que los hechos no tienen explicación, sólo una explicación sobrenatural”.


(Añadiré que el hambre que azotaba al pueblo era terrible y que de una olla que encendió una institución de caridad para dar de comer arroz a diez o doce personas empezaron a brotar cientos de kilos de un delicioso arroz, que fue almacenado en recipientes de más de 20 litros en todas las casas del pueblo, tras la atribulada cocinera, Leandra Rebollo, invocar el nombre del entonces beato, y tras echar en la olla los únicos 750 gramos de arroz de que disponía. Salió arroz hasta que el cura párroco, mirando al Cielo, pidió: “¡Basta!”. Pone los pelos de punta. Desde luego, hay cosas que no tienen explicación y se lo dice a ustedes un absoluto incrédulo).


-Parece que Kinnamon quiere tocar todos los palos.
“No todos, pero sí los que sean necesarios. En la vida es bueno hacer algo por los demás; y colaborar a la extensión de la cultura también es hacer algo por los demás. Estoy muy contento de haber tenido la idea, junto a un grupo de amigos, de crear Kinnamon en 2015. Ya te he dicho que tenemos 50 títulos en el mercado, varios de ellos agotados. Y que aspiramos a seguir editando muchos más, cada vez más interesantes”.


-Pues que viva la edición y más si se hace desde estas Islas, tan lejanas y tan extrañas.
“Y tan hermosas. Cualquiera se enamora de ellas. Lástima que mi padre no haya podido disfrutarlas”.

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