
La pandemia de la COVID cambió las reglas del juego a principios del año pasado. Su presencia obligó a que se cancelara por primera vez en la historia la Bajada de la Virgen de Las Nieves, Patrona de La Palma, que acude a la capital cada lustro. Ahora, para más inri, es la erupción del volcán de Cumbre Vieja la que trastorna la vida en la Isla Bonita. De hecho, no permitió que ayer, como cada año, se llevara a cabo la ofrenda a San Miguel Arcángel, el Patrón de los palmeros. No obstante, los gobernantes no dejaron pasar en balde el 29 de septiembre y le pidieron a la divinidad por el pueblo, que sufre la agonía de ver cómo discurre la lava sin remedio, llevándose por delante viviendas, fincas y sueños.
El director técnico del Pevolca (Plan de Protección Civil y Atención de Emergencias de Canarias por Riesgo Volcánico), Miguel Ángel Morcuende, manifestó hace unos días que la emergencia que ha traído consigo el volcán “no es una guerra”. Sin embargo, los habitantes de la Isla se han encomendado al que es considerado jefe de los ejércitos de Dios, de acuerdo con los preceptos del catolicismo. Su figura se erige sobre la rotonda de entrada a Tazacorte, localidad que en la víspera de la festividad en honor al Santo, presenciaba la llegada de la colada Sur al mar, obligando a confinar hasta cuatro barrios: San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa, donde sus vecinos ya habían cerrado a cal y canto las puertas y las ventanas para evitar la entrada de los gases nocivos que se generan al entrar en contacto las piedras calientes con el agua salada.
Juan Miguel Rodríguez, alcalde bagañete, recibía a DIARIO DE AVISOS en una de sus escasas pausas desde el pasado domingo 19, cuando comenzara a emanar lava de la zona de Cabeza de Vaca (El Paso). Lo hacía aún con la incredulidad en el cuerpo. “Los hechos acaecidos quedarán grabados por siempre en nuestra memoria, la de toda nuestra generación”, señalaba. “A nivel personal, todavía me cuesta encajar este fenómeno de la naturaleza; hemos visto cosas inverosímiles”, confesaba sobre lo que ha ocurrido, especialmente, en el plano social: “Nunca había visto algo así, no tengo palabras para describirlo. Al Ayuntamiento ha venido gente que lo ha perdido todo, décadas de esfuerzo y décadas de trabajo que se van”.
Preguntado por los sentimientos que le han rondado estas 11 agónicas jornadas, el regidor indica que “sientes entre impotencia y un poco de desesperación, porque no puedes hacer nada para pararlo; es más poderoso que nosotros”. De igual manera, pone el acento en que “nos ha cogido con la guardia baja”, dado que “mucha gente ya lo estaba pasando mal con la crisis del virus”, y esto ha sido un golpe aún mayor. Eso sí, desde la institución que preside ya ha puesto en marcha acciones para paliar algunas de las consecuencias que dejará el volcán, como la falta de vivienda. Es de la opinión de que se ha de encontrar techo para todos los damnificados, por lo que ha puesto suelo a disposición del Gobierno de Canarias. En concreto, 2.842,50 metros cuadrados de terreno, en los que se pueden construir edificios de hasta cuatro plantas, lo que, según los cálculos preliminares, permitiría contar con 130 viviendas. A ese solar se uniría otro de 898,19 con capacidad para 38 unidades alojativas.
Desde la erupción, Rodríguez cuenta que se han esforzado en dar respuesta a las necesidades de los bagañetes, reubicando a los vecinos evacuados que no han podido quedarse en casas de familiares en un albergue, en apartamentos y, a las personas con movilidad reducida, en el Centro de Día. Y ahora, detalla que tiene la mirada puesta en los residentes de las cuatro zonas confinadas, si bien afirma que “es un confinamiento provisional” y pueden salir de sus hogares por motivos justificados, únicamente han de “mantener las puertas y las ventanas cerradas”. Lanza, además, un mensaje tranquilizador: “Es preventivo, están a dos kilómetros de la zona en la que la lava cayó al mar y no debería llegar”, en concordancia con el criterio del Comité Científico del Pevolca.
Al otro lado del hilo telefónico se encontraba ayer Talio Noda, cronista de Tazacorte, que no recordaba, en conversación con este periódico, ninguna ocasión, más allá de los trastornos que implicó la pandemia de la COVID, en la que se dejara de celebrar la ofrenda a San Miguel. “Puede que con la peste bubónica”, dijo, al tiempo que quiso rememorar, con nostalgia, algunos de los eventos más característicos de la festividad que lleva viendo desde pequeño, como las canciones típicas de la localidad: “Aquí siempre hubo mucho oído, y la gente, si no tocaba en la banda de música, tarareaba. Era una escena muy bonita”. Los caballos fufos, comenta, “eran impresionantes; la gente venía de fuera para verlos, y las carrozas eran maravillosas”, al igual que “los espectáculos” que tenían lugar por las noches, que, declara, eran todo un acontecimiento: “¡Como Eurovisión!”.
Noda, que con esta ya ha vivido tres erupciones en La Palma, enfatiza que, cuando estalló el primer volcán, el de San Juan (1949), “tenía seis años”. Entonces, “había muchas menos casas” y, por tanto, ocasionó destrozos que no son comparables al actual. “Recuerdo que la gente iba en los camiones y se marchaba antes de que llegara la lava. Me acuerdo que vi cómo un árbol se caía mientras era engullido; la lava, que era como un río rojo, y la gente barriendo la ceniza en las azoteas de las casas”. Relata, además, que fue al Puerto de Tazacorte para ver “la lava llegar al mar, que soltaba un montón de humo”.
En cuanto al Teneguía (1971), “no estaba aquí, porque estaba estudiando el último año en la Universidad”. Pero sí fue consciente de lo que estaba sucediendo, puesto que “me mandaban fotografías”. “Ese sí era un espectáculo y muchos decían ¡qué bonito! El que diga eso ahora, con la tragedia que está pasando… a mí me da mucha rabia”, concluye.
CABILDO
Como viene siendo habitual, aunque con algunas variaciones debido a las circunstancias, el presidente del Cabildo y concejal de Los Llanos de Aridane, Mariano H. Zapata, dirigió unas palabras al Patrón de la Isla. Lo hizo mediante un vídeo difundido a través de redes sociales en recuerdo del día en que se realiza “la ofrenda de todos los palmeros” a San Miguel, acompañada de “una petición y una acción de gracias”, visto el papel de “protector de la Isla” que desempeña el Santo.
Este año, señalaba que los habitantes de la Isla Bonita están “luchando contra la lava, contra un volcán que lo está arrasando todo, salvo la fuerza y las ganas de salir adelante, que siempre nos ha caracterizado”. Tazacorte, localidad natal de la madre del presidente, es “el lugar de mi infancia”, dijo. “Hoy hubiera sido un día grande para el municipio, para toda la isla de La Palma, pero este año nos toca vivirlo bregando contra una pandemia y absorbidos por un volcán que no nos da tregua”.