
“Toda mi cercanía y todo mi afecto a todas las palmeras y todos los palmeras”. Con estas palabras de cariño para los afectados por la erupción del “volcán Cumbre Vieja” -así lo llamó- habló ayer el rey durante la entrega al Parlamento canario de la medalla de oro de la Real Academia de Bellas Artes de Canarias de San Miguel Arcángel, a punto de cumplirse los 40 años de parlamentarismo en las Islas.
Fue un acto sencillo. El rey dijo que era un “honor” para él hacer la entrega en nombre de la Real Academia, y que era también un reconocimiento a todos los habitantes del archipiélago por “la condición representativa del pueblo canario” que tiene el Parlamento.
Escuchándolo estaban en el salón de plenos el presidente canario, Ángel Víctor Torres, y las ministras Carolina Darias, de Sanidad, y Reyes Maroto, de Turismo. También estaban casi todos los presidentes de los cabildos insulares, menos el palmero Mariano Hernández Zapata; los expresidentes del Gobierno autónomo Jerónimo Saavedra, Lorenzo Olarte, Manuel Hermoso y Paulino Rivero; y los expresidentes del Parlamento José Miguel Bravo de Laguna, Gabriel Mato o Antonio Castro Cordones.
Antes del rey hablaron el presidente del Parlamento, Gustavo Matos, y el presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Canarias, Carlos Millán. Matos destacó en su discurso el papel que realiza la Academia en la cultura canaria. Y agradeció el compromiso de la Casa Real en la crisis volcánica de La Palma que, aseguró, “seremos capaces de superar”. Por su parte, Millán destacó el vínculo de Academia con el Parlamento, y nombró a algunos de los artistas cuyas obras están en el edificio, desde Martín Chirino a José Abad, pasando por Pedro González o Lola Massieu.
Una vez acabado el acto, comenzó la reunión del Consejo Canario de Turismo, con la presencia, entre otros, del rey Felipe VI y la ministra Maroto. A alguien se le quedó el micrófono abierto y se pudo oír desde la sala de prensa a la ministra diciendo que el objetivo, ahora, es consolidar la recuperación del sector tras haber pasado lo peor de la pandemia. Pero luego alguien cortó la señal y la reunión siguió de puertas para adentro.