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La pizarra del derbi: un 4-4-2 contra Viera, Pejiño y Moleiro

Para Ramis y Mel, el encuentro supone una partida de ajedrez de poder a poder. De sus fríos cerebros salen los planteamientos y las jugadas que luego harán buenos el fútbol y la lucha de los futbolistas

*Por Ale Luis Rolo, analista deportivo, ‘scouter’ y periodista deportivo.

Sin duda alguna, el derbi canario del próximo sábado se caracterizará por la pasión y entrega que desde la grada le pondrán los más de 22.000 aficionados que acudan al Estadio de Gran Canaria. Esa garra se transmitirá al campo, convirtiendo al clásico regional en un duelo pasional. Sin embargo este tipo de partidos también se juegan con la cabeza. Y lo suelen ganar aquellos que la tengan más fría. Para los técnicos del partido, Luis Miguel Ramis y Pepe Mel, la confrontación supone una partida de ajedrez de poder a poder. De las frías pizarras de ambos salen los planteamientos y las jugadas que luego harán buenos el fútbol y la lucha de los futbolistas.

El CD Tenerife de Luis Miguel Ramis es un equipo particular. Con un índice de posesión que rara vez va más allá del 51%, hace de la agresividad su principal virtud, pues es su mejor tapadera ante una serie de carencias estructurales (técnicas, que no tácticas) que el propio míster blanquiazul lleva tiempo escondiendo detrás de la pizarra.

El 4-4-2, que por momentos en fase de creación de juego y ante según qué rivales muta ligeramente a un 3-4-2-1 con dos mediapuntas por detrás del delantero centro, es el sistema que viste al Tenerife. El hecho de que en Segunda División, por norma general, los equipos (¿todavía?) no presionan como en Primera División, le permite cruzar la divisoria con la suficiente comodidad para acumular efectivos por delante de la línea del balón. Reducir los debes es adaptarse a los contextos de la competición. Por ello son consientes de sus déficits competitivos y los minimizan en cada partido.

Las Palmas ya sabe que es un equipo diferente al de los últimos años. Aunque Pepe Mel sea un técnico que cuida aspectos relacionados con la salida de balón y la interacción de muchas de sus piezas para circular la pelota, este sistema es mucho más adaptativo a jugadores y rivales. Los amarillos están perdiendo una cuota de posesión que van a utilizar para atacar sin tanto dominio del balón. Así, Mel, busca ataques más directos en campo contrario. Su manera de entender la creación de ventajas es más variada, combinando salidas en largo y con mucha más aceleración arriba.

Un jugador como Jonathan Viera, una acción como la diagonal de Pejiño y una posición como la de Moleiro de mediocampista serán los termómetros que medirán cuánto de eficaz es el sistema de ayudas del 4-4-2 de Luis Miguel Ramis.

Álex Muñoz y Shaq Moore, para hacer más grande el ring

El fútbol son variables y se desarrollan en un contexto de cambio, sustancialmente voluble y evolutivo. Por tanto, no caben las conclusiones permanentes sobre situaciones que, forzosamente, son temporales. Uno de los ejemplos más claros, de esta necesidad de análisis en movimiento son Álex Muñoz y Shaq Moore.
En el ajedrez, tirar de truco en la apertura puede terminar desequilibrando la balanza. Los laterales blanquiazules son esos alfiles que, aprovechando el espacio de la desviación que hacen las piezas de arriba, son amenazas para poner en jaque el sistema adversario. Los últimos metros de Muñoz y Moore seguramente sean los primeros metros de los golpes inesperados para hacer más grande el ring.

Servir el balón en profundidad es obligar a desplazar el entramado defensivo rival hacia ese espacio que antes quedaba fuera de la acción, pero que ahora aparece habilitado.

En fase de ataque, el Tenerife sobrecarga un sector para buscar el espacio en el lado débil. Es decir, acumula jugadores en una parcela, para filtrar balones a los futbolistas de segunda línea que ataquen los pasillos interiores, como el intervalo central-lateral (véase la ruptura de Elady a ese pasillo interior), o para buscar por fuera al hombre libre (normalmente un lateral que esté sin marcas).

Si tapan el carril central, Elady abre el campo en la izquierda para fijar al lateral y dejarle una situación de uno contra uno a Muñoz con su marcaje (80% de acierto en regates). Los rivales generan sistemas de ayudas para ese tipo de situaciones, saltando con sus medios a tapar el avance de Álex y es ahí cuando Shashoua o Corredera tienen espacio y tiempo para intervenir.

Una solución de Mel para dos problemas

La evolución táctica de la UD Las Palmas cabe analizarla a partir de la llegada de Jonathan Viera, pero también desde la salida de Pedri. Mel se encontró con dos problemas desde la temporada pasada: uno vertical y otro horizontal.

Empezando por el segundo, la salida de Pedri constató el poco músculo creativo de un perfil derecho amarillo sin capacidad para alimentar a sus delanteros si estos se mantenían escorados. Ni los mediocentros encontraban con la regularidad y altura que el impacto de una referencia ofensiva requiere ni tampoco los atacantes encontraban en ellos una compañía muy golosa a la que potenciar. Se optó por un fútbol menos elaborado.

El otro problema, el vertical, tuvo que ver con la progresiva dificultad de llevar el balón arriba, pues no lograron mostrarse autosuficientes en la tarea. Ahora se ha escorado a Jonathan a un extremo en la salida del balón desde atrás, siendo Moleiro un falso interior, pero no se ve una regularidad a la hora de encontrarse tanto como se imaginan.

Que Viera haya pasado de relacionarse como centrocampista a hacerlo con apariencia de delantero hace que no se provoquen por momentos una desconexión fatal entre el resto de su equipo y la delantera amarilla.

Sam Shashoua, donde no hay sistema que valga

Un chico con cierto grado de inconsciencia en el mundo del fútbol tiene un impacto que apenas puede ser percibido del que sí tiene eso de serie. Favorecer que se desarrolle la iniciativa, la insistencia y la creencia de sus posibilidades amortigua la exposición a un escenario que en la mayoría de casos va a atenazarlo, más aún si tu desembarco al fútbol profesional llega en mitad de un oleaje como el que sufrió el CD Tenerife la temporada pasada. En general, su fútbol no espera demasiado. En realidad, el Tenerife tampoco. Por eso, se complementan tan bien. Todo el punto de pausa o de construcción que dan Michel, Aitor o Corredera acaba en Shashoua, pues se va a precipitar con tal de generar una situación clara de gol o de ventajas al colectivo de jugadas puramente individuales.

Se puede concluir que Sam es uno de esos jugadores que marca el estilo y las formas de todo un ataque. Dar un pase a Sam a la espalda de los medios rivales implica una ventaja anticipada que lleve al Tenerife a generar constantemente ritmo ofensivo. Es lo que te va a dar, con tremenda garantía, Sam Shashoua, donde no hay sistema que valga.

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