tribuna

No debemos de confiarnos

Todo hace indicar que ya nos hemos olvidado que en el mundo todavía sigue estando la Covid-19. Escribo esto porque me doy cuenta del recorrido que últimamente vengo haciendo por el Archipiélago canario, donde las calles, tanto en sus respectivas capitales como en el interior, miles de coches y de personas han vuelto a invadir las calles y carreteras. Playas llenas de personas, terrazas a reventar, hoteles y apartamentos saturados y coches de alquiler al completo. Incluso, miles de personas sin mascarillas y sin guardar las distancias que aconseja el protocolo sanitario, deambulan de manera irresponsables, motivando una sensación de pasotismo. Especialmente, olvidando que en el 2020 la Covid-19 dejó, y sigue dejando, millones de muertos en todo el planeta tierra.

Sin duda, es bueno recuperar nuevamente la economía; la libertad, la figura presencial de los trabajadores en sus respectivos puestos de trabajos, la recuperación del mundo empresarial y volver a intentar, poco a poco, recuperar la normalidad en la vida cotidiana de las personas. Sin embargo, no debemos de olvidar que el virus asesino sigue estando entre nosotros y que ya nada será como antes. Tenemos que asimilar que el mundo cambió en aquel fatídico 11 de septiembre de 2001, donde las Torres gemelas fueron destruidas por actos terroristas por un grupo extremistas. Ni que decir tiene, que ese imborrable día quedó grabado en la memoria de la humanidad en el planeta Tierra. El orgullo americano esas Torres gemelas, fueron destruidas, abatidas y derretidas como si de un helado se tratase. Desde ese mismo instante, el mundo comenzó a cambiar.

Por si fuera poco, una nueva amenaza mundial nos invadió en el 2019 con un virus terrorífico y mortal que aún sigue siendo de dudosa creación. ¿De un murciélago o de un laboratorio experimental de China? Eso lo sabrán los Gobiernos más poderosos, pero lo cierto es que la humanidad es la que se convirtió en víctima perfecta para que el mundo volviese a cambiar de manera drástica en todas sus dimensiones sociales, culturales, económicas, laborales y en su modelo sanitario.

Por otro lado, y ante lo expuesto anteriormente, parece que todavía no queremos darnos cuenta que no somos nada ante las leyes de la naturaleza y los experimentos de los laboratorios humanos. Ahora, y cuando a punto esta de cerrase el año 2021, no debemos de confiarnos, especialmente en fechas señaladas como las próximas Navidades, las cuales invitan a pasarlo con nuestras familias. Es por ello, que debemos ser muy prudentes y responsables, pues el coronavirus sigue en la calle y que toda precaución y responsabilidad que tomemos son pocas. Así pues, no debemos de confiarnos tanto.

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