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Paco Plaza: “Quiero estar encasillado toda mi vida: el cine de terror es el que más me gusta ver y hacer”

El director valenciano ha presentado su película ‘La abuela’ en el V Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera, donde también ha recibido un premio de honor
El cineasta valenciano Paco Plaza. / Europa Press

Paco Plaza (Valencia, 1973) ha sido uno de los invitados del V Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera. El cineasta valenciano ha acudido al certamen cinematográfico de Tenerife por un doble motivo: recoger el Premio Isla Calavera de Honor correspondiente a 2020, pues la pandemia impidió que lo hiciera el año pasado, y presentar su nueva película, La abuela. El artífice, junto a Jaume Balagueró, de la saga [·REC] (2007-2014), todo un hito del cine de terror en España, continúa profundizando en el género con un título que además le sirve para cuestionar cómo tratamos a nuestros mayores y lo pecaminoso que resulta hoy, cuando la juventud es asumida como un valor en sí misma, cumplir años. Al fin y al cabo, defiende Paco Plaza, el cine de terror, el cine en general, es un medio muy adecuado para ilustrar, a través de los relatos más diversos, las inquietudes y preocupaciones de una sociedad en un momento determinado. De todo ello habla en esta charla con DIARIO DE AVISOS el director de Verónica (2017) y Quien a hierro mata (2019). Una conversación que también refleja, por ejemplo y sobre todo, su pasión por este género que da tanto miedo.

-El cine de terror habla de nuestros miedos, pero a la vez es una forma de evadirnos de la realidad. ¿Qué relato le inspira este tiempo tan convulso que estamos viviendo?

“Podría ser el de La abuela. Todas las películas acaban reflejando preocupaciones o reflexiones sobre la sociedad. Cosas que te dan que pensar. En La abuela quería reflexionar sobre el papel de nuestros mayores, relegado al mínimo. Cómo el énfasis que se hace en valores como la juventud y la belleza desplaza el foco y deja de lado a los mayores, cuando en realidad deberían ocupar el centro por su experiencia y sabiduría. Deberían ser nuestra fuente de conocimiento y, en cambio, tendemos cada vez más a desplazarlos del discurso público. De ahí nació la idea de hacer esta película, que trata la vejez como si fuera una posesión demoniaca. Porque de algún modo es así cómo la percibimos, como una condena, como un pecado; es intolerable cumplir años, tener arrugas y canas. Esa satanización del paso del tiempo es la que nos llevó a hacer La abuela”.

-¿Hubo alguna imagen, una primera idea que les condujo a Carlos Vermut y a usted a escribir esa historia?

“Esa primera imagen fue una familiar mía que sufrió demencia senil y alzhéimer. Me impactaba su mirada y la sensación de estar viendo un cuerpo vacío. Ese fue el germen de la película”.

-Ha recibido en el Festival Isla Calavera el Premio de Honor de 2020. ¿Qué representan para usted estos encuentros en torno al cine fantástico y de terror?

“Los festivales cumplen una función que cada vez resulta más importante. Ejercen de punto de encuentro con el público, que al fin y al cabo es para quien haces lo que haces. Una película no está acabada hasta que se produce el encuentro con los espectadores. Eso es lo que hace que todo cobre sentido. Además, en el caudal de contenidos audiovisuales que existe hoy, de películas, de series, con el que nos encontramos un poco saturados, los festivales desarrollan una labor prescriptora muy importante. Son como ese amigo que te va señalando, entre todo lo que hay disponible, qué es lo que vale la pena que veas. De manera que creo que tienen un cometido de difusión cultural básico, cada vez resulta más necesario. Se convierten en una especie de brújula que nos orienta en este inmenso conjunto de cosas que nos rodean”.

-¿Cómo surge su interés por el género del terror? ¿Qué películas le llevaron a querer hacer este tipo de cine?

“Hay varias etapas. Las películas de terror me gustaron desde pequeño. Al principio veía en la televisión Mis terrores favoritos, el programa presentado por Chicho Ibáñez Serrador en el que se seleccionaban películas de terror. Luego, un poco más de adulto, El día de la bestia (Álex de la Iglesia, 1995) fue la peli que me abrió los ojos, y que también me convenció de que se podía hacer cine de terror en español, en España, con unas claves culturales muy nuestras”

-El Festival Isla Calavera posee un encuentro de la industria que pone en contacto a profesionales del cine. ¿Cuál es el momento que se vive en España, especialmente, a la hora de levantar proyectos vinculados al terror y al fantástico?

“Desde que empecé en esto, que ya va para 20 años, siempre he escuchado que estamos en medio de una crisis. Así que me imagino que ese es el estado natural en el que vivimos los que hacemos cine en España. Solo es cuestión de acostumbrarse. Los encuentros de industria del Isla Calavera para mí son muy reveladores. En el sentido de que, dejando al margen, pero no quitando importancia, a los incentivos fiscales y todas las ventajas económicas que supone rodar en Canarias, las Islas poseen muchos atractivos como escenario cinematográfico. Por supuesto el clima, un paisaje tan diverso, la presencia cada vez mayor de profesionales de primer nivel… En principio, quizás estos encuentros están más orientados a productores, pero me parece muy interesante contar con unas pequeñas nociones de todas las ventajas que tiene el Archipiélago como plató”.

-La saga de ‘[·REC]’ de alguna manera vino a reafirmar que en España se puede hacer cine de género con toda solvencia. ¿Existe un sello propio, diferenciador, en el cine de este tipo que se hace en España o cada película es tan diferente como quienes las crean?

“Cada película es única. Pero sí que considero que resulta muy interesante cuando el cine se convierte en una ventana al mundo para explicarnos a nosotros mismos. Si nos gusta ver películas de terror japonesas o coreanas es también porque, con la excusa de verla, acabas conociendo cómo comen, cómo viven, cómo se relacionan personas de otras culturas. Si ejercemos ese superpoder de explicar de qué manera es la vida en España, alcanzamos una especie de universalidad a través de lo local. De eso se trata. Lo más bonito es que el cine sirva como herramienta de comunicación a todos los niveles”.

-¿Echa en falta un mayor reconocimiento por parte de la crítica hacia estas películas?

“No necesariamente. De hecho creo que el género peor tratado por la crítica es el de la comedia. Se tiende a menospreciar este tipo de películas. Es cierto que hay a quienes el terror les parece un género menor del cine, pero también pienso que esa es una corriente un poco antigua que hoy ha perdido mucha fuerza. Con La abuela, por ejemplo, hemos ido al Festival de Cine de San Sebastián, en la sección oficial, de una manera muy natural. Que una película de terror entre a competición en un festival de clase A resultaba muy novedoso hace unos años, pero lo está dejando de ser”.

-¿Posee algún proyecto cinematográfico, aunque ahora mismo solo sea un esbozo, totalmente diferente al cine que ha hecho hasta ahora?

“Quiero seguir siendo director de cine de terror toda la vida. Es el género que me gusta desde pequeño, el que disfruto haciendo y el que disfruto viendo. Espero seguir bien encasillado en el género”.

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