
La posibilidad de que algún día un gran asteroide llegue a impactar contra la Tierra no es en absoluto una suposición, sino una certeza. Incontables cuerpos errantes han golpeado nuestro planeta —en ocasiones con resultados absolutamente devastadores— a lo largo de los más de 4.500 millones de años de su existencia.
Se estima que conocemos aproximadamente el 40 por ciento de los asteroides mayores de 140 metros de diámetro que podrían llegar a suponer un riesgo significativo, y es un hecho incontestable que, antes o después, alguno de ellos o de los que aún no han llegado a ser descubiertos entrará en rumbo de colisión con nuestro mundo.
Las consecuencias del impacto de un gran asteroide son prácticamente inimaginables, pero, a buen seguro, podría llegar a suponer el fin de parte de la vida que conocemos e incluso la absoluta desaparición de la especie humana.
Pero, ¿hay alguna manera de defenderse ante tan terrible ultimátum? Esa es la pregunta que pretende responder una nueva misión de la NASA. DART es el nombre de la primera misión de defensa planetaria de la Humanidad y su objetivo es probar un método que podría ser capaz de salvar nuestro hogar de un cataclismo. Básicamente, se trata de hacer chocar una nave a modo de kamikaze espacial contra un asteroide con el fin de desviar su trayectoria lo suficiente como para poder esquivarlo, una técnica denominada impactador cinético. Por fin, la tecnología nos permite dar los primeros pasos para intentar defendernos ante una amenaza tan real como aterradora.
EL ASTEROIDE
El pasado miércoles, a la 1.21 (hora local), despegaba desde la base de Vandenberg en California, Estados Unidos, un cohete Falcon 9 con la sonda DART a bordo. DART es el acrónimo de Double Asteroid Redirect Test (prueba de redireccionamiento de un asteroide doble), y ha sido diseñada para impactar contra Dimorphos, un satélite rocoso que orbita a modo de pequeña luna al asteroide Didymos, formando un sistema doble. Se pretende que el choque altere su periodo orbital con la intención de validar la efectividad del método del impactador cinético para lograr desviar la trayectoria de asteroides potencialmente peligrosos en el futuro.
Didymos, descubierto en 1996, tiene cerca de 800 metros de diámetro, mientras que su satélite Dimorphos, el objetivo al que se dirige DART, mide poco más de 160 metros. Ninguno de los dos cuerpos suponen peligro alguno para nuestro planeta, al menos durante los próximos cientos de años, ya que su órbita actual no se cruza con la de la Tierra. Sin embargo, ha sido considerado por la NASA como un excelente objetivo para esta necesaria prueba que comprobará la capacidad real de esta nueva estrategia defensiva.
“Estamos trabajando en la protección de la Tierra y esta misión ayudará a probar una tecnología viable para proteger nuestro planeta de asteroides potencialmente peligrosos que podamos descubrir en el futuro”, declaró Bill Nelson, administrador de la NASA, tras el lanzamiento.
LA MISIÓN
DART se compone de dos naves, el impactador cinético propiamente dicho y una pequeña sonda de fabricación italiana que se desacoplará 10 días antes de la colisión con Dimorphos con el fin de filmarla y enviar las imágenes a la Tierra para su estudio.
El encontronazo controlado del impactador contra el satélite se producirá a una velocidad cercana a los 24.000 km/h entre el 26 de septiembre y el 1 de octubre de 2022 y tendrá lugar a una distancia de 11 millones de kilómetros de la Tierra. DART cuenta con una cámara y un sistema de navegación autónomo que la guiará con precisión hasta su objetivo en la última etapa de su viaje suicida.
Por su parte, telescopios terrestres observarán el cambio provocado por el impacto en la órbita de Dimorphos alrededor de Dydimos y los datos obtenidos ayudarán en el desarrollo de modelos informáticos y simulaciones que podrán ser capaces de predecir la efectividad de los impactadores cinéticos como un modo efectivo para desviar asteroides en el futuro.
“Nuestro objetivo es encontrar cualquier posible asteroide con riesgo de impactar en nuestro planeta con años o incluso décadas de antelación, de manera que tengamos la capacidad de desviarlo a tiempo con tecnologías como DART”, aseguró Lindley Johnson, de la Oficina de Defensa Planetaria de la NASA.
El grandilocuente nombre de este departamento de la agencia espacial puede sorprender a más de uno por sonar a algo más propio del cine de ciencia ficción que de la vida real, pero ciertamente existe, y trabaja en conjunto con otras agencias espaciales para idear y desarrollar diferentes tecnologías capaces de protegernos del peligro tan destructivo como cierto que supone el choque de un gran asteroide contra la Tierra.
Aún habrá que esperar diez meses para ver los resultados de esta primera y crucial prueba de defensa planetaria y la viabilidad de esta tecnología. Crucemos los dedos…