La Concejalía de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Tacoronte ha impulsado, con el apoyo de la Oficina de las Energías Renovables del área de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife, la creación de una comunidad energética local por parte de la ciudadanía del municipio, que quedó constituida el 23 de diciembre, con la firma de 13 personas unidas en torno al objetivo común de producir energía con fuentes renovables y adquirir control sobre el impacto del consumo de energía en el coste de sus facturas.
Se trata de la primera comunidad energética local de Tenerife y la segunda de Canarias, después de la creada en marzo en La Palma. “La ciudadanía de Tacoronte ha sido la auténtica protagonista de un proceso muy interesante, que no ha culminado, pero que encuentra en la firma y registro de la constitución de esta asociación un hito muy significativo, en un proceso profundamente participativo y democrático”, destaca la concejala de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Carmela Díaz Vilela.
En este sentido, la edil explica que “la creación de esta comunidad energética se genera de abajo hacia arriba; el Ayuntamiento y la Oficina de las Energías Renovables nos hemos limitado a informar a la ciudadanía, a empoderarla y a facilitar los pasos que han decidido dar. De esta manera, la comunidad se crea primero y los proyectos vienen después y son decididos por las participantes en la asociación”.
Una Comunidad Energética Local (CEL) es una figura creada por la legislación europea para dotar a la ciudadanía de herramientas que faciliten la igualdad de oportunidades en el mercado eléctrico, tanto a la población como a las pymes y las administraciones locales mediante la generación, consumo y gestión de energía con fuentes renovables y la participación activa de las personas y entidades usuarias.
Rasgo distintivo
Al respecto, la edil destaca otro rasgo distintivo de esta iniciativa ciudadana: su constitución como comunidad energética a partir de la fórmula de la asociación, en lugar de la cooperativa.
“Una cooperativa puede vender energía, entra en el negocio; una asociación no vende; si hay energía sobrante, se reparte entre las personas asociadas”, explica Díaz Vilela.