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La Sinfónica Estatal Rusa llega hoy al FIMC para interpretar a Rajmáninov

Los conciertos del último tramo del Festival de Música de Canarias incrementan su aforo, de acuerdo con las directrices sanitarias
La orquesta debuta hoy en el FIMC con un concierto en Tenerife. / DA

La Orquesta Sinfónica Estatal Rusa Evgeny Svetlanov, uno de los conjuntos más antiguos del país, se incorpora este fin de semana al 38º Festival Internacional de Música de Canarias (FIMC) para interpretar el Concierto para piano nº 2 de Rajmáninov, uno de los más bellos que se han escrito jamás. Lo hará bajo la dirección de una representativa batuta de la nueva Europa musical, Vasily Petrenko, y junto a la jovencísima pianista Anastasia Makhamendrikova. Esta velada también incluye la Sinfonía nº 9 de Shostakóvich, completando así un repertorio de pura tradición rusa.

Las actuaciones tienen lugar hoy sábado en el Auditorio de Tenerife (20.00 horas) y mañana en el Auditorio Alfredo Kraus de Gran Canaria (19.00), con el patrocinio de Fundación DISA. Las entradas, que estaban agotadas por la limitación de aforo dictada por las autoridades sanitarias, vuelven a estar disponibles gracias a la ampliación aprobada esta semana por el Consejo de Gobierno. Esta circunstancia afecta a todos los conciertos programados en este último tramo del FIMC, como los de Grigory Sokolov en ambas capitales.

La gran música rusa es siempre una apuesta segura. En primer lugar, la orquesta interpretará el Concierto para piano nº 2 de Rajmáninov, de 1901, que fue recibido con éxtasis en su estreno, borrando así la huella de su fracaso con la Sinfonía nº 1. Esta pieza ha sido un elemento básico de los pianistas desde entonces. Como muchas de las otras partituras populares del compositor, ha sido utilizada, tanto por su estilo como por su contenido, por compositores de películas y canciones.

La segunda obra es la Sinfonía nº 9 de Shostakóvich. En la primavera de 1945, mientras el Ejército soviético entraba en Alemania, el compositor le dijo a la prensa de su país que estaba trabajando en “una sinfonía de victoria con una canción de alabanza”. Lo cierto es que los críticos soviéticos estuvieron divididos, algunos la llamaron una obra deliciosa, aunque ligera, y otros que equivalía a una injustificada vacación artística.

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