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Un faro para iluminar el camino de los más pequeños en El Tablero

La Asociación Giro impulsa un proyecto de intervención comunitaria para la protección de la infancia que se desarrolla en el Suroeste
Eliezer Marrero (i), Susana Caloca y José Barco Cabello, directivos de la Asociación Giro, ante el mural exterior del colegio de El Tablero. Sergio Méndez
Eliezer Marrero (i), Susana Caloca y José Barco Cabello, directivos de la Asociación Giro, ante el mural exterior del colegio de El Tablero. Sergio Méndez

Son las doce de la mañana. En El Tablero arrecia el viento, como casi siempre en esta zona. En el colegio, Susana Caloca y José Barco Cabello, presidenta de la Asociación Giro, y coordinador del proyecto escuelas Faro reciben a DIARIO DE AVISOS. Junto a ellos, Eliezer Marrero, vicepresidente de Giro. Ellos son tres de los múltiples actores que están detrás del proyecto Faro, una acción de intervención comunitaria, que entre otros objetivos, busca generar factores de protección para la infancia. Vienen avalados por el trabajo terapéutico con adolescentes con graves problemas comportamentales. “Ideamos el proyecto Faro para el Distrito Suroeste, no es algo que se pueda imprimir y hacer en otro contexto porque está pensado para este distrito”, explica Eliezer mientras nos adentramos en el cole de El Tablero, una de las ocho escuelas Faro que participan en el proyecto. “Lo que hacemos es generar un trabajo en red que favorezca y mejore las condiciones de los niños y niñas en todos los ámbitos. Teníamos que ayudar en los colegios. Hay algunos que están en muy mal estado”, explican desde Giro.

Lo que propone el proyecto Faro es que muchas entidades que están trabajando en el distrito Suroeste, vuelquen y alineen sus proyectos para mejorar las escuelas. “Por ejemplo, tenemos el huerto urbano de El Sobradillo, que también gestionamos nosotros, y en esa intervención comunitaria participan nueve entidades diferentes, de forma que el 50% de todo lo que se cosecha se reparte a comedores sociales del municipio donde hay niños y niñas. Pero los yogures que hoy se van a comer los niños aquí en el cole, se limpian, se van al huerto, se hacen semilleros, y vuelven a los colegios. Digamos que esa es la filosofía del proyecto, y de Giro”.

El proyecto de las Escuelas Faro comenzó en diciembre de 2020 y ya llega al 70% de todo el alumnado matriculado en el Suroeste lo que supone más de 8.000 escolares. Como explica Eliezer “ubicamos el proyecto Faro en el distrito Suroeste porque el 60% de los niños y niñas que acaban en el sistema de protección viven aquí. Eso es mucho”.

Mientras avanzamos por el colegio se pueden ver algunas de las intervenciones que se han realizado, como el mural en uno de los patios, en los que se ve un faro del que salen múltiples líneas de colaboración. “En los colegios en los que intervenimos ayudamos, por ejemplo, a pintar, como este de El Tablero, que fue la primera escuela Faro, y en la que el año pasado se pintó todo el interior con una intervención comunitaria. Este centro llevaba 15 años sin pintarse. El cole buscó los medios económicos y nos pidió ayuda, y vinieron todas las asociaciones que colaboran con nosotros (una veintena), desde niños pequeños hasta Montse con 87 años vino a pintar”, explica Eliezer.

Otra de sus intervenciones esta fuera de los colegios, en Santa María del Mar, en un solar lleno de basura, en el que se trapicheaba. “Todas las entidades del proyecto Faro intervinimos ahí, lo limpiamos, lo repoblamos con flora vegetal canaria e hicimos acciones artísticas”, explican desde Giro. “También la rotonda final de la avenida Los Majuelos, al final de La Gallega, es uno de los puntos del distrito en el que hemos intervenido. Sacamos nueve toneladas de escombros durante un año. Ahora ahí hay un jardín canario, con dragos y tabaibas”, cuenta orgulloso Eliezer.

Los datos dicen que ya hay casi 10.000 metros restaurados a nivel paisajístico en estos dos años de Faro, además del impacto en los colegios.

Durante el paseo por el centro dos jóvenes alemanes están pintando uno de los muros. Pertenecen a un programa europeo de voluntariado y colaboran con las Escuelas Faro echando una mano en lo que haga falta. Otra de las intervenciones que se puede ver en el centro educativo es el mural que acompaña al que fuera el antiguo terrero de lucha que tenía el colegio. “La asociación Activoz, que tiene un taller de artes gráficas de diversidad funcional, hizo ese mural en el que se ve a luchadores” explica Eliezer.

Otra de las señas de identidad tiene que ver con poner en valor el trabajo de los más pequeños. “Por ejemplo, los solares que nosotros restauramos, todos, llevan una lona en el borde que pone: zona protegida por los niños y niñas del Suroeste. Los dibujos que hay son del colegio público más cercano a ese lugar, con mensajes para los adultos que ensucian su barrio, intentando sacar a la calle lo que hay en la escuela, y al revés, lo mejor que tenemos en la calle traerlo a la escuela”.

La visita en el colegio termina con la joya de la corona del espacio comunitario en este centro de El Tablero, el mural que el artista multidisciplinar Víctor Seus ha realizado en uno de los muros exteriores, y que bajo el título de Poder a los niños, muestra toda la fuerza simbólica que dos chicos son capaces de trasmitir al resto del mundo.

Jóvenes con medidas judiciales, otra de las líneas de trabajo de Faro

Desde Giro apuntan que en el distrito también hay un alto porcentaje de menores que tienen que cumplir condena por reformas o justicia juvenil. “Nos planteamos acoger a todas las chicas y chicos que tengan que cumplir este tipo de condenas, y que vivan en el distrito Suroeste o en Santa Cruz, para que hagan una reparación del daño con nosotros”. El resultado es ver a estos jóvenes cumpliendo con su responsabilidad en los espacios públicos del distrito. “Los ubicamos y los hacemos visibles en espacios comunitarios reparando el daño que han podido hacer”.

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