
La asociación Inclúyeme, que en apenas dos años y medio ha repartido productos de primera necesidad a más de 3.000 familias necesitadas del Sur derivadas desde los servicios sociales de los ayuntamientos, alerta: la cola del hambre no deja de crecer en la comarca.
El colectivo ha constatado en las últimas semanas un aumento de la demanda por parte de familias con menores a su cargo. “Está llegando un montón de gente desde países como Ucrania o Venezuela. Hace un rato hablaba con una chica que llegó hace 15 días y que vive en una habitación con su marido y su niña, no tienen nada”, explicó a este periódico Alicia Rodríguez, presidenta de la asociación.
“Lo que más nos piden las familias es verdura para los niños, porque el Banco de Alimentos de Arona da pasta, arroz, legumbres, enlatados y a veces batidos y chocolate. Nosotros vamos al Mercadillo del Agricultor de San Miguel y allí recogemos las donaciones de los clientes, pero las necesidades van mucho más allá: hace falta carne, pañales, leche de fórmula…”, indicó Rodríguez.
Desde la asociación se advierte de que “un montón de gente está cayendo, y hay días que nos preguntamos: ¿pero esto qué es?”. La situación se agrava, afirma la presidenta, con los retrasos de la Prestación Canaria de Inserción (PCI) y el plazo de los empadronamientos para acceder a las ayudas municipales.
Alicia Rodríguez y los 25 voluntarios que integran Inclúyeme se ven impotentes para atender tanta demanda: “Te encuentras cada caso que dices, Dios mío, cómo es posible que esté pasando esto, sobre todo cuando ves familias completas con niños que te parten el alma”. Destaca que “hay muchas personas de fuera, pero también de aquí, que se han quedado sin empleo”.
La situación se complica por las limitaciones del local cedido provisionalmente por el Ayuntamiento de Granadilla en San Isidro. “Es una oficina y no nos permite acoger la capacidad de gente que requiere un momento crítico como el actual”, señaló Rodríguez, que sigue esperando una respuesta del Ayuntamiento de Arona: “Nos dicen que están mirando locales y que nos tienen en mente, pero nada más”.
Arona y Granadilla
Los esfuerzos de los voluntarios se multiplican por todo el Sur, pero aseguran que las mayores bolsas de pobreza se localizan en los dos municipios de mayor población: Arona y Granadilla. “Eso nadie lo puede discutir, y lo de Arona es una pasada, repartimos muchas ayudas para familias de El Fraile, Costa del Silencio, Buzanada, La Camella…”.
Hay usuarios que han dejado una huella especial en la asociación, como el caso del cocinero de un hotel, padre de dos niñas, que se quedó en el paro y se encontró de la noche a la mañana en una situación desesperada. O el de un joven cubano que corrió la misma suerte. “Son dos personas buenísimas que ya han encontrado trabajo y ahora nos ayudan mucho”.
Inclúyeme, que recibe una subvención directa del Cabildo, basa toda su fortaleza en los voluntarios, que se las ven y se las desean para cargar en sus vehículos las cajas de alimentos en el Mercadillo del Agricultor, donde montan guardia los días de actividad desde las siete de la mañana. “El mejor regalo que nos pueden hacer es cedernos una pequeña furgoneta que nos permita cargar y repartir las ayudas”, manifestó Rodríguez.