Como cada domingo del último mes, a las doce del mediodía, los vecinos de San Juan de la Rambla, exigieron una entrada y salida seguras desde la TF-5 al barrio de La Rambla. En esta ocasión la protesta se convirtió en una manifestación, para la que se solicitó autorización a la Subdelegación del Gobierno, y que discurrió por el casco del municipio para concluir en la entrada del barrio. Esta manifestación causó fuertes retenciones en la zona, ralentizando el tráfico que se circulaba en una y otra dirección.
Los vecinos llevan 42 años esperando por una solución que, a pesar de lo apuntado por el Cabildo, que anunció la construcción de un paso inferior, no terminan de creerse, por lo que han decidido mantener las protestas.
Según avanzaban hace unas semanas a DIARIO DE AVISOS, tras la manifestación de este domingo, no descartan tomar otras medidas de presión como son la de realizar sentadas delante del Gobierno de Canarias y del Cabildo de Tenerife, las dos administraciones con competencias en materia de Carreteras y por lo tanto, las que deben ofrecer alternativas a este punto negro del municipio en el que ya han ocurrido varios accidentes. “Es increíble que ningún responsable de estas dos administraciones se hayan puesto en contacto con los vecinos”, se lamentaba entonces la portavoz de la Plataforma Todos con la Rambla, Adela Abreu.
La Plataforma defiende que tras más de 40 años de paciente espera, han iniciado ahora las protestas porque el tráfico ha aumentado, sobre todo con la vía desde Icod hasta El Tanque, que muchos ciudadanos del Norte utilizan para dirigirse hacia el Sur y el tráfico es más denso, tanto para salir como para entrar. “Y lo será todavía más cuando se termine el tramo del Anillo Insular que pasa por el municipio y por ende, aumentará la peligrosidad”.
Soluciones
Desde el Cabildo primero, y el Gobierno de Canarias después, se explicó la semana pasada que se construirá un paso inferior en la zona, ya que la parte de arriba se puede desviar por el trazado de la antigua carretera. Una solución similar a la que se hizo en Oroteanda, con el desvió del tráfico de la TF-5 por la antigua carretera, lo que permitirá desmontar la autopista sin afectar al tráfico, construir una estructura de hormigón y cuando esté techada se repondrá el tráfico “en una vía ya preparada y segura” para que en un futuro se conecte con dos carriles por sentido.
Sin embargo ninguna de las dos administraciones habla de plazos para ejecutar esta solución, en contra de lo que demandan los vecinos, que exigen acciones en el corto plazo. De momento lo que se quiere poner en marcha es una solución que ya está encima de la mesa, con la intención de tener la obra adjudicada antes de final de año y para ello es indispensable obtener el informe ambiental y hacer la aprobación definitiva en el verano ya que eso permitirá licitarla.