
Juan Antonio Inurria Rivero nació en Santa Cruz de Tenerife. Tiene 29 años y cursó estudios de derecho y psicología. Un joven emprendedor, en toda la extensión de la palabra. Es el CEO y el fundador de Consulting Cannabis Canarias, una consultoría dedicada a posicionar a empresas especializadas en el cultivo medicinal en el Archipiélago, que próximamente alcanzará una regulación específica en las Islas y que está reglada por varias normas de carácter estatal. A pesar de su juventud, Juan Antonio Inurria Rivero es un especialista en la regulación, la formación profesional y el cultivo de estos tipos de plantas. También se encuentra enfocada su actividad en el tejido empresarial, laboral y económico generado en torno al sector primario y, en concreto, en lo relativo al cultivo y comercialización legal del cannabis medicinal en Canarias. Gestiona igualmente otras líneas de negocio en el ámbito de la producción textil, la moda y el desarrollo digital y social. En sus ratos libres –que deben ser pocos— se dedica a la pintura surrealista y ha realizado varias exposiciones, la última en el Real Casino de Tenerife. También gerencia la empresa Inurria Style, que comercializa ropa y complementos de cuero de gran calidad, con ramificaciones en el mercado local, nacional y japonés. Es, como he dicho, un especialista en el cultivo legal del cannabis y en sus beneficios medicinales y está convencido de que los experimentos realizados hasta el momento con esa planta, destinados a combatir enfermedades como el cáncer y el alzheimer, acabarán triunfando en todo el mundo.
-¿Cuáles son las dolencias cuyos enfermos pueden mejorar con el uso medicinal del cannabis?
“Entre otros, la epilepsia, el parkinson, el alzheimer, la esclerosis múltiple, el síndrome de Tourette, el autismo, la enfermedad de Crohn, el cáncer y también enfermedades intestinales inflamatorias”.
-¿Cómo se llega a esta conclusión?
“Bien, no soy yo, es la ciencia la que ha llegado a esta conclusión; pero yo también hablo por mí mismo”.
-¿Por qué?
“A nivel familiar, confieso que sé de las propiedades curativas del cannabis y le tengo aprecio a esta planta, en su versión medicinal, desde muy joven”.
-¿Por propia experiencia?
“Cuando mi madre enfermó de cáncer por segunda vez yo tenía 11 años. Nos hablaron del cannabis y por aquel tiempo era muy difícil conseguir la planta. Un conocido nos consiguió unas semillas y logramos, en casa, una planta para prepararle a mi madre infusiones”.
-¿Qué ocurrió?
“El uso del cannabis, sobre todo de infusiones hechas a partir de la planta, logró lo que no conseguían los medicamentos tradicionales, los convencionales. Cesaron, por ejemplo, las náuseas y el malestar de mi madre, le volvió el apetito y pudo empezar a comer”.
-¿Venció a la enfermedad?
“La venció, con una gran determinación. Y aunque actualmente padece una diabetes severa, y sus piernas sufren, ella también consigue aliviar su padecimiento y sus pies mejoran, gracias a los masajes practicados con aceite de cannabis con CBD (cannabidiol, un destacado anti inflamatorio), esta vez con productos ya comercializados y etiquetados. Mi madre es mi ejemplo y mi motivación”.
-¿Está permitida su venta?. Me refiero a ese aceite de cannabis.
“Está desclasificado como estupefaciente en nuestro país y por lo tanto está permitida su comercialización, porque es capaz de sanar y de curar diversas dolencias”.
-Y, en base a esas experiencias, decidiste introducir el cannabis medicinal en las Islas.
“Tengo que decir, primero que nada, que España es puntera en producción de cannabis medicinal; sin embargo está a la cola de Europa en la regularización del consumo”.
-¿Entonces?
“En nuestro país está regulada la producción de plantas medicinales destinadas a la industria farmacéutica desde los años 60. Y el cannabis medicinal se encuentra bajo estos parámetros. Se puede trabajar con esta planta en España, previa licencia de la Agencia Española del Medicamento y Productos Necesarios (AEMPS), que la concede si quien lo solicita cumple los requisitos establecidos”.
-¿Es difícil obtener una licencia?
“Se trata de un proceso laborioso, con un porcentaje de éxito en torno al 70%”.
-¿Y cuáles son esos requisitos?
“Pues, entre otras cosas, presentar un proyecto de seguridad, disponer de semillas de origen lícito y obtener un certificado de que la totalidad del producto se encuentre vendido previamente fuera de España, para lo que es preciso disponer de un contrato de compraventa o de una carta de intenciones. Además, tiene mucho a favor del solicitante contar con el respaldo de la industria farmacéutica”.
-Es preciso distinguir entre las variedades de la planta. Yo me hago un lío con todo esto.
“Hombre, hay que ser un iniciado. El cáñamo industrial, que proviene de la misma planta, pero sin la presencia de los fitocannabinoides, está regulado en España desde 1999. Requiere una inversión similar a la de un cultivo de tomates y es completamente distinta al cannabis medicinal. Se trata de una inversión dedicada a la obtención de materias primas: semillas, fibras y otros recursos muy necesarios como sustitutivos del papel, o incluso de los ladrillos”.
-¿Es Canarias un lugar de privilegio para esos cultivos?
“El sol de estas Islas es tan bueno que la planta produce los mejores niveles del mundo al aire libre, en torno al 25%”.
-Perdona mi ignorancia. ¿Estas plantas son las llamadas marihuanas?
“La marihuana es el nombre común”.
(El nombre científico es Cannabis Sativa L. Se trata de una planta resistente que cuenta con múltiples usos. Es una planta fibrosa de tallo largo y versátil, ya que puede producir fibras, semillas, textiles, regenerar el suelo y hasta genera flores. En estas flores, también llamadas cogollos, está presente una resina, un “polvito” que produce la misma planta para autoprotegerse del sol. En esa resina se encuentran los compuestos diríamos más atractivos de la planta: los fitocannabinoides, como el THC o tetrahidocannabinol, que es el principal componente psicoactivo del cannabis y su uso suele ser recreativo. Su venta y su consumo en la vía pública se encuentran prohibidos en nuestro país. De la misma planta se obtiene el CBD o cannabidiol, un destacado anti inflamatorio, que es usado para paliar dolencias a personas con diversas patologías y se encuentra desclasificado como estupefaciente en nuestro país. Por lo tanto, está permitida su comercialización, como antes indicó mi interlocutor).
-¿Cuál es el papel en todo esto de la consultoría que diriges?
“Se trata, como si dijéramos, de un proyecto “llave en mano”. Es decir, tramitamos licencias de cultivo, altas y permisos ante los organismos competentes, nos encargamos de los trámites legales y laborales, formamos a los trabajadores y hacemos el seguimiento del proyecto con evaluaciones periódicas”.
-¿Eres consciente de que esto asusta un poco al personal, por lo novedoso?
“Sí, y me resulta absurdo que se piense así. No estamos hablando de consumir el cannabis, ni de nada ilegal. Hablamos de producir un bien para exportar a Europa, hablamos del sector primario, hablamos de industria y todo esto es bueno para Canarias”.

-¿Tienes ya proyectos en marcha en este campo?
“Trabajamos actualmente en varias solicitudes de licencias, que se encuentran en fases muy avanzadas. Trabajamos igualmente en la instalación de una planta de procesado y en otros proyectos de cáñamo industrial, así como de cannabis medicinal. Tanto aquí en Canarias como en la Península y en Portugal”.
-¿Y por qué en Canarias como lugar preferente?
“Primero, por el clima, que es perfecto para acelerar la maduración de las flores del cannabis. Este clima permite hasta cuatro ciclos de cosechas al año, de manera natural. Y hasta seis si se apoya con ciclos de floración de sesenta días, frente a países como Alemania, Polonia o Canadá, que sólo pueden obtener una cosecha al año”.
-Desde luego, parece el lugar ideal. ¿Valen los incentivos fiscales del REF?
“La existencia del REF, que lleva aparejada la Reserva de Inversiones (RIC) y la Zona Especial Canaria (ZEC), configura un régimen fiscal de baja tributación, que beneficia a todas aquellas empresas que deseen desarrollar su actividad en las islas”.
-Y que no le gusta nada -ese régimen específico- a la Agencia Tributaria.
“Pues se tendrá que acostumbrar, digo yo; la ley es la ley”.
-¿Puede cualquiera cultivar estas plantas?
“Si cumple los requisitos legales, por supuesto. Y para todos los que deseen conocer las oportunidades de inversión en torno al cannabis medicinal en las Islas, proyectos ya existentes y disponibles para entrar en ellos, hemos preparado un evento para el próximo día 10 de mayo, en el Hotel Escuela de Santa Cruz, previa inscripción y con plazas limitadas. En la página web de Consulting Cannabis Canarias encontrarán más información”.
-Hablemos de puestos de trabajo. ¿Cuántos son necesarios para cada planta de procesado?
“Unas 20, quizá 30 personas, personal técnico de alta cualificación, con perfiles de supervisión, control de calidad especializado en el cultivo y en la seguridad, etcétera”.
-¿Se encuentran terrenos disponibles en el Archipiélago que sean aptos para este cultivo?
“Te voy a poner un ejemplo. En la isla de Tenerife hay 19.661 hectáreas disponibles para ser cultivadas, que se encuentran en desuso. Hablo por boca del Mapa de Cultivos de Canarias (campaña 2021). Si cultiváramos solo 50 hectáreas de esas casi 20.000 disponibles estaríamos hablando de más de 1.000 puestos de trabajo directos. Imagina entonces cuál puede ser la magnitud de un proyecto serio y proporcionado”.
-¿Estamos ante una nueva etapa de aprovechamiento de las plantas medicinales?
“Podríamos estarlo. Yo, desde luego, tengo mucha fe en que sigamos el ejemplo de países más avanzados que el nuestro, que no han tenido reparo en reconocer las propiedades medicinales de ciertas plantas, incluso el mero consumo de sus derivados. Aquí hemos tenido una especie de pánico a reconocer estas propiedades y creo que ha llegado la hora de sintonizar más y mejor con la civilización”.
-¿Y es una actividad rentable?
“Si hablamos de precios en el mercado internacional, al por mayor, un gramo de flor de cannabis con una concentración del 25% de THC alcanza fácilmente los tres euros. De igual forma, un gramo de flor de cannabis con una concentración del 25% de CBD cuesta entre los 0,5 y 1 euro”.
-¿Eres optimista de que se rompan todos los tabúes en torno a la marihuana medicinal?
“Absolutamente. Estamos en el camino de que eso ocurra. Y la legislación avanzará, de acuerdo a como ha avanzado en otros países, de esto no tengo la menor duda”.