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Paola se enfrenta al desalojo definitivo de su casa en San Isidro

La joven madre, que se está medicando y ya ha retirado algunos muebles, tiene para el día 28 una orden de desahucio de la vivienda que tiene alquilada en San Isidro desde hace ocho años
Paola se enfrenta al desalojo definitivo de su casa en San Isidro
Paola en su casa en San Isidro

Paola ya no tiene fuerzas ni para llorar por su casa en San Isidro. Comenta que a duras penas puede conciliar el sueño, por lo que necesita medicarse, cuando está solo a cuatro días de tener que abandonar el piso que tiene alquilado desde hace ocho años en el edificio Las Acacias, en San Isidro, Granadilla. y por el que paga a una cuenta judicial, 115 euros mensuales. Tras superar hasta tres intentos de desalojo, julio, septiembre y el pasado 7 de abril, este jueves, a las nueve de la mañana, la comitiva judicial y la Guardia Civil se volverán a presentar en la puerta de su casa para que abandone voluntariamente, o a la fuerza, la vivienda que reclama un señor que la compró por 20.000 euros. Esta vez el desahucio parece definitivo, la jueza así lo ha dictaminado y así se lo recordó el responsable del mando de la Benemérita en Granadilla.

Tal es así, que Paola Parrales y su hijo de 12 años llevan días trasladando algunas de sus pertenencias, incluido mobiliario, al piso que su madre y su hermana tienen también alquilado en el mismo edificio, porque “si me echan no tengo a donde ir, con un sueldo de media jornada”, recuerda Paola, que ahora vive estos momentos de angustia sin la muleta de su madre, que tuvo que trasladarse a Colombia por la muerte de la abuela de Paola. Aunque es consciente, dado que el Juzgado no ha atendido a sus reiteradas peticiones de que el desahucio viene al nombre de Manuel y no de ella, que no tiene posibilidad alguna de evitar el desalojo, Paola volverá a contar el día 28 con la ayuda de los vecinos y se volverá a atrincherar en su piso como lo hizo el día 7, cuando un despliegue de seis patrullas de la Guardia Civil, con material para derribar la puerta, tuvieron que desistir, quizás, entre otras razones, por la presencia en el relleno de DIARIO DE AVISOS. La jueza determinó entonces aplazar la orden de desahucio para el día 28.

Las Acacias

¿Pero qué ocurre en Las Acacias? Habría que trasladarse a la crisis económica de 2008 para entender lo que sucede con algunas promociones de vivienda en San Isidro, muchas de ellas abandonadas por quiebra de las promotoras, como ocurrió en el caso de las 66 viviendas del edificio Las Acacias, construida por Amojo bajo el régimen de VPO (Vivienda de Protección Oficial). Hoy muchos de esos edificios o están “okupados”, han pasado al llamado banco malo (Sareb) o han sido objeto de compraventa entre supuestas mafias de extranjeros, como ocurre con seis pisos en manos de rusos, otros tres en manos de un hindú, cinco adquiridas por un italiano y seis o siete que se quedó la inmobiliaria antes de la quiebra de la constructora.

Lo supuestamente ilegal es que al tratarse de viviendas de protección oficial estas no podían entrar en el libre mercado hasta el año 2043. Al respecto, el Instituto Canario de la Vivienda ya abrió en su momento un expediente contra Amojo para resolver si hay sanción y por qué importe. Sin embargo, como recuerda Oscar López, vecino del edificio y miembro de la Asociación de Vecinos Residencial Arguayoda-Las Acacias, “el consejero Sebastián Franquis sigue sin querernos recibir”. Señala, asimismo, que “el problema de Paola es el más grave de todos, porque el piso se puso en su día al nombre del tío de su expareja, pero casi todos estamos con una orden de desahucio, yo sin ir más lejos, ya he ganado dos y ahora pretenden echarme, al no quererme renovar el alquiler después de seis años, como ocurre también con una señora de 80 años”.

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