“En la actualidad solo tenemos localizada una pareja de guinchos en la playa de Masca; ya no podemos hablar de amenaza, sino de extinción”, manifiesta Isabel García, consejera de Medio Natural del Cabildo de Tenerife, justo después de que agentes medioambientales realizaran una campaña de vigilancia por mar en los Acantilados de los Gigantes, tratando de concienciar a las embarcaciones de realizar el menor ruido posible, controlar la velocidad y no acercarse a la costa más allá de la había de Masca, para preservar el medio natural del águila pescadora, que en lo que va de siglo ha pasado de media docena de parejas a solo una, al menos controlada, según afirmó la consejera.
Es el guincho la principal especie a las puertas de la extinción en Canarias -ya no quedan ejemplares en la islas orientales-, pero no la única en esa zona del oeste de Tenerife, porque también corren peligro el guirre y el lagarto gigante o moteado. Al principio de siglo se tenían contabilizadas siete parejas en el macizo de Teno de las aproximadamente 18 que había en toda Canarias. Hace dos años ya se hablaba de solo dos parejas en Tenerife y alguna en el norte de La Gomera. La proliferación de embarcaciones recreativas en Los Gigantes ha sido uno de los detonantes de la desaparición progresiva de esta especie, que solo se alimenta de pescado y que, al igual que a las pardelas, se desorientan por las luces y los ruidos de las embarcaciones. De ahí la campaña de los agentes medioambientales del Cabildo para proteger a esta especie, incrementada en Semana Santa, pero que se realiza normalmente desde febrero a agosto para preservar la cría de la especie, que en los últimos años también ha sumado un nuevo enemigo: los drones. “Hay muchos extranjeros, y también nativos -explica Isabel García-, que vuelan esos aparatos en zonas protegidas y en barrancos, algo que está totalmente prohibido”.
No se descarta que pudiera haber alguna otra pareja. De la que se tiene conocimiento, está anillada y controlada, tanto es así que Isabel García adelantó que se está a la espera de llevar una de las crías – “normalmente ponen dos o tres huevos y es raro que se salven todos”- al centro de recuperación de fauna silvestre La Tahonilla,para “intentar criarla allí y poder garantizar su supervivencia, posteriormente, en el entorno, tratando de evitar que se consuma la extinción”, remarcó.
Los nidos, en muchas ocasiones muy voluminosos, son construidos en cornisas de acantilados marinos orientados al suroeste y al oeste, donde el estado de la mar durante gran parte del año es óptimo para que esta rapaz haga sus lances de pesca. En Tenerife, los guinchos pueden observarse en las vertientes noroeste, suroeste y sur, aunque su territorio de cría solo se encuentra en los acantilados del macizo de Teno, donde en lo que va de siglo han estado presentes entre dos y cinco parejas, algo menos en los acantilados del norte de La Gomera. No se tiene constancia de que vuelen entre islas.