La Asamblea General de las Naciones Unidas votó esta semana la moción para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU después de que se produjeran severas denuncias de atrocidades cometidas por soldados rusos en la invasión a Ucrania.
Para poder aprobar la resolución, la Asamblea General necesitaba el voto a favor de dos tercios de los países presentes y votantes, el resultado de la votación fue de 93 a favor, 24 en contra y 58 abstenciones.
Un borrador de la resolución dispone que la Asamblea General puede suspender los derechos de pertenencia al Consejo de Derechos Humanos de un miembro del Consejo que cometa violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos. El proyecto de resolución añadió que existe profunda preocupación a raíz de los informes de “violaciones y abusos graves y sistemáticos de los derechos humanos” y “violaciones del derecho internacional humanitario” cometidas por Rusia.
El papel de Estados Unidos
La embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas defendió la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos frente al Consejo de Seguridad de la ONU, como ya venía anunciando y era de esperar. “Cada día vemos más lo poco que Rusia respeta los derechos humanos”, dijo la embajadora Linda Thomas-Greenfield, argumentando que la participación de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos daña la credibilidad del Consejo, menoscaba la labor de la ONU, y es errónea.
La petición de Ucrania
El embajador de Ucrania ante las Naciones Unidas, Sergiy Kyslytsya, antes de la votación pidió a todos los estados miembros de las Naciones Unidas que apoyaran la resolución de suspensión diciendo que las acciones de Rusia en Ucrania “se equipararían a crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”.
Respuesta de Rusia
El embajador adjunto de Rusia ante las Naciones Unidas, Gennady Kuzmin, demandó a los estados miembros que rechazaran la resolución, advirtiendo de que que sentaría un precedente peligroso, en lo que categorizó como exceso de dramatismo, insinuando incluso que se trata de una actuación teatral de Ucrania. El representante ruso dijo, como también era de esperar, que la votación es un intento de Estados Unidos de mantener su posición dominante y control total para continuar con su intento de colonialismo de derechos humanos en las relaciones internacionales.
Reacción de la ONU
El director del observatorio de derechos humanos de la ONU declaró que la suspensión de Rusia envía un mensaje inequívoco de que un gobierno cuyo ejército comete rutinariamente horribles violaciones de derechos no pinta nada en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Según Louis Charbonneau, las “imágenes espantosas de Bucha han conmocionado a personas de todo el mundo. Las víctimas y sus familias merecen que los responsables rindan cuentas. Los investigadores de la ONU y la Corte Penal Internacional deben poner en marcha la justicia actuando rápidamente para recopilar y preservar pruebas de crímenes de guerra.” Sin embargo, añadió que, aunque el riesgo de genocidio va en aumento “no podemos asumir automáticamente que esa retórica va a conducir a acciones realizadas sobre el terreno”.
La condena de Amnistía Internacional
Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, afirmó que tienen conocimiento de crímenes atroces . “En las últimas semanas hemos reunido pruebas de que las fuerzas rusas han cometido ejecuciones extrajudiciales y otros homicidios ilegítimos, que deben investigarse como posibles crímenes de guerra”, afirmó Callamard.
Según Aministía Internacional, los testimonios muestran que civiles desarmados en Ucrania están siendo asesinados en sus hogares y calles en actos de crueldad indescriptible y brutalidad impactante. Hasta la fecha, Amnistía Internacional ha obtenido pruebas de ataques indiscriminados en Kharkiv y Sumy Oblast; un ataque aéreo que mató a civiles que hacían cola para obtener comida en Chernihivy; homicidios ilegítimos de civiles, incluido el de una superviviente de violación cuyo marido fue ejecutado extrajudicialmente por las fuerzas rusas, entre otros. Los asediados en ciudades ucranias perdieron el acceso a la electricidad, el agua y el gas en los primeros días de la invasión, y la obtención de alimentos es muy limitada, así como la conectividad de telefonía móvil. Las amenazas de violencia e intimidación son generalizadas. Los asesinatos deliberados de civiles, la violación, la tortura y el trato inhumano de los prisioneros de guerra son violaciones de los derechos humanos y crímenes de guerra. Quienes cometen directamente crímenes de guerra deben ser penalmente responsables de ellos, según Amnistía Internacional. La organización está documentando violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidas en la invasión de Ucrania, por lo que se espera que los testimonios continúen llegando a medida que se retiran las fuerzas rusas y se descubren nuevos crímenes.
¿GENOCIDIO?
El asesinato de civiles en Bucha, cerca de la capital, Kiev, ha provocado acusaciones generalizadas de crímenes de guerra, y algunas voces argumentan que Moscú ha ido aún más lejos. “Eso es un verdadero genocidio, lo que han visto aquí”, dijo el presidente ucraniano Volodímir Zelensky desde Bucha.
El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, está de acuerdo en que los asesinatos en Bucha y otras ciudades cercanas a la capital deben llamarse actos de genocidio y tratarse como tales. Pero Estados Unidos y la alianza militar de la OTAN de Occidente aún no han llegado a usar la palabra para describir lo que está sucediendo en Ucrania.
El genocidio es ampliamente visto como el crimen más grave contra la humanidad, que consiste en el exterminio masivo de un grupo particular de personas. Bajo esta premisa, la cuestión de si Rusia ha cometido genocidio en Ucrania, por ahora no reúne un consenso. Para quienes están a favor de la declaración, cuentan las palabras del presidente Putin en las que no reconoce el derecho de Ucrania a considerarse una nación, y, por tanto, su deseo manifiesto de borrar la identidad de un pueblo. Además, el presidente ruso, basa su teoría en la afirmación infundada de que Ucrania es un estado nazi, argumentando que una parte importante de la población también es culpable porque son “nazis pasivos” y, por lo tanto, cómplices. Después de una victoria rusa, estas personas requerirían una reeducación que duraría al menos una generación e “inevitablemente significaría la desucranización”.
Pero otros expertos en el campo del genocidio dicen que es demasiado pronto para definir las atrocidades rusas en esa categoría. Esto no significa necesariamente que no se esté produciendo un genocidio, o que no estén ocurriendo atrocidades, solo que la evidencia aún no es lo suficientemente fuerte. Para probar el genocidio según el derecho internacional, un fiscal debe establecer la intención de destruir un grupo, en su totalidad o en parte, y los tribunales internacionales han fijado un umbral muy alto para demostrarlo.
Al margen de la potente campaña de desinformación de Moscú, las muertes de civiles en Bucha, propias de una pesadilla con personas asesinadas con las manos atadas, o esa terrible imagen de una niña de tres años con los genitales destrozados por una violación, muerta sobre el cuerpo semidesnudo de su hermana de solo 17, es obra del ejército ruso. No es un montaje, no es un crimen cometido por los mismos ucranianos. La guerra es definitivamente el peor de los males y nos hace cuestionarnos si el ser humano es por naturaleza irremediablemente cruel, pero no le sumemos a la barbaridad de esta invasión no provocada y sin sentido, la estupidez de señalar a otros con el único fin de cambiar de tema. Las atrocidades que están ocurriendo en Ucrania son reales y no tienen justificación. No desaparecen simplemente porque no queramos verlas.