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En marcha un proyecto con perros para detectar la termita subterránea en Canarias

En caso de confirmarse la idoneidad de utilizar canes entrenados, se minimizará el gasto y el tiempo en la erradicación de esta especie invasora
Termitas subterráneas.
Termitas subterráneas.
Un técnico muestra un punto de control con ‘Reticulitermes flavipes’. Fran Pallero

La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, a través del Servicio de Biodiversidad, ha puesto en marcha un proyecto piloto que servirá para determinar la eficacia de perros entrenados para la detección de la termita subterránea invasora, una especie descubierta por primera vez en 2010 en Tenerife y en cuya erradicación se trabaja desde 2019.

erradicación de la plaga de termitas en Canarias

El máximo responsable del Departamento autonómico, José Antonio Valbuena, señaló que, “si se confirma la idoneidad de este proyecto, la utilización de perros servirá para aportar información que permita mejorar la efectividad de la erradicación de la plaga de termitas en Canarias, disminuir considerablemente los tiempos empleados en la detección, minimizar el gasto y ahorrar medios, además de recabar datos de localización y puntos calientes de esta especie invasora”.

Valbuena indicó que desde 2019 se ha puesto en marcha un plan de actuación en colaboración con el Cabildo de Tenerife y, desde entonces, se han empezado a realizar acciones, tanto administrativas como sobre el terreno. La iniciativa cuenta con un presupuesto de 14.915 euros para una actuación que se desarrollará durante 12 meses, divididos en tres fases.

La primera fase dura de 45 a 60 días y en ella se prepara a los perros para realizar un marcaje pasivo sobre el foco de olor, discriminando cualquier otro estímulo externo y se trabaja para que logren un alto nivel de precisión en la diferenciación de las termitas de otras plagas y de los factores ambientales que se encuentran de forma habitual en el lugar como hormigas, cucarachas, gusanos o moho.

La segunda fase supone el inicio del trabajo de campo, con rastreos en zonas donde ya se conoce la existencia de las termitas para reforzar los marcajes positivos para pasar, en la tercera fase, al trabajo de campo en zonas no localizadas.

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