
El pasado miércoles 30 de marzo se celebró el Día Nacional del Trasplante una efeméride que resalta la importancia de la donación de órganos y tejidos y de agradecimiento y generosidad para salvar o mejorar la calidad de vida de otras personas de los donantes fallecidos o vivos y sus familiares. En 2021 en Canarias se realizaron 184 trasplantes de órganos, de los cuales 143 fueron de riñón, 23 de hígado, 17 de corazón y uno de páncreas, gracias a la generosidad de 97 donantes fallecidos y 8 vivos, y 380 trasplantes de tejidos. El Hospital Universitario de Canarias (HUC) es, junto al Materno Infantil, centro de referencia de trasplantes de riñón con más de 70 intervenciones anuales. El 26 de noviembre de 2021 el HUC logró los 3.000 trasplantes renales. DIARIO DE AVISOS conversa con Airam Díaz para certificar cómo le ha cambiado la vida, un año y cuatro meses después.
-¿Cómo llegaste a necesitar un trasplante renal?
“Tengo 34 años. Nací prematuro, sietemesino, con algunos problemas en la vejiga, la uretra y el riñón izquierdo no evolucionó y quedó anulado con una malformación. Con dos o tres años mis padres me llevaron por primera vez al Hospital La Paz en Madrid y siempre tuve continuas visitas hospitalarias al HUC por fiebres altas, etc. Es decir, el riñón derecho ha estado durante más de 32 años haciendo doble trabajo hasta que comenzó a desfallecer. En noviembre de 2020 ya me estaban preparando para recibir la diálisis, incluso me colocaron el catéter para ello. La mañana del 25 de noviembre recibí una llamada del HUC diciéndome “te ha tocado la lotería” había una gran posibilidad de que tuvieran un riñón para mí. Ingresé por la tarde y al día siguiente me trasplantaron un nuevo riñón. Estoy muy agradecido al donante [fallecido] y a su familia por este regalo que me dieron. Las donaciones salvan muchas vidas”.
-Tenía casi asumido comenzar la diálisis, así que un trasplante habrá sido una inmensa alegría y un alivio…
“Sin duda. Que te digan que tienes que hacer diálisis es un palo muy grande, yo estuve varios días sin dormir muy preocupado, y como me dijo la enfermera que me llamó, me había tocado la lotería. La diálisis es un tratamiento que no es fácil y te ata a una maquina para vivir, en mi caso me dieron la opción de elegir entre hemodiálisis o diálisis peritoneal, y por estética al ser joven y por comodidad me decanté por la segunda, porque podía hacerla en casa durante cuatro horas. Sin embargo, también hay que reconocer que suponía adaptar mi estilo de vida. Al final no necesité la diálisis, aunque estaba preparado, vi la máquina, me enseñaron a utilizarla y estaba preparado para comenzar días después”.
-¿Qué ha supuesto tener ahora un riñón nuevo?
“Realmente me ha cambiado totalmente la vida. Estoy haciendo una vida normal, mi calidad de vida es totalmente mejor, ahora estoy disfrutando con mi familia, disfrutando del automovilismo, el deporte que me apasiona, sabes que también me gusta estar en la huerta y hace unas semanas ayudé a mi hermano a sembrar papas. La semana pasada estuve 10 horas en la huerta trabajando solo, lo que antes era totalmente imposible. Me ha cambiado totalmente la vida, la vitalidad, la mentalidad”.
-Se genera una nueva responsabilidad. ¿Mantiene los tratamientos, cuidados y revisiones?
“Me he cuidado desde pequeño y sigo manteniendo mi tratamiento a rajatabla. Me tomo 10 pastillas diarias a mi hora, bebo tres litros o más de agua diarios, no tomo sal, me alimento de manera saludable, me cuido, hago ejercicio y mantengo un peso contenido, no quiero subir porque eso conlleva más medicación, y cada vez que voy a revisión está saliendo todo perfecto. Tengo asumido que el nuevo riñón durará alrededor de 20 a 25 años en plenitud funcional y mientras tanto me cuidaré y lo cuidaré todo lo que pueda para alargar su vida útil, sin olvidarme de disfrutar el día a día, que ya mañana no se sabe que pasará. No quiero pensar todavía en eso, llevo un año y cuatro meses con el nuevo riñón, que han sido increíbles en el salto de calidad. Recuerdo que cada mes casi tenía que ir al hospital y en vez de recibir buenas noticias, cada vez eran peores y eso desmoralizaba, pero ahora tras el trasplante, cada vez que voy a revisión me dan alegrías, la evolución va todo muy bien. Las revisiones son ahora cada mes y medio, una telefónica y otra presencial. Estoy viviendo la pandemia del coronavirus con cierto miedo al ser persona vulnerable [por ser trasplantado e inmunodeprimido], tengo las dos dosis de refuerzo y el próximo 14 de abril acudiré al HUC para que estudien la inmunidad que mantengo por las vacunas”.