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El tinerfeño Juan Diego Amador explora el mayor glaciar europeo

El deportista y geógrafo lagunero recorrió durante una semana los 70 kilómetros del Jostedalsbreen, entrando y saliendo por dos fiordos diferentes entre lenguas de hielo
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El deportista y geógrafo tinerfeño Juan Diego Amador regresó el martes de Noruega tras protagonizar una nueva aventura: cruzar el mayor glaciar de Europa occidental. Una hazaña más horizontal que vertical, que suele ser su especialidad. Con medio siglo a sus espaldas, Juan Diego, que en octubre celebrará su primera ascensión a un 8.000 (Cho-Oyu, 8.021 metros) y, dentro de dos años, al Everest, es el único canario que lo ha logrado.


“He regresado con alguna secuela física y la nariz un poco tocada del hielo, pero con la satisfacción de haber cubierto junto a José Mijares los 70 kilómetros del Jostedalsbreen, en plenos fiordos, pese a las inclemencias meteorológicas, sobre todo dos días con agua, nieve y viento. Empezamos remando por un fiordo, recorrimos una lengua de hielo y terminamos navegando en otro fiordo. Sin duda, es un lugar único y que corre peligro de desaparecer como consecuencia del calentamiento producido por el cambio climático, como ya sucede con el Perito Moreno, en la Patagonia. Estoy empeñado en visitar los siete grandes glaciares de Europa. Ya he estado en Suiza y en Noruega, y de manera visual se puede observar que los glaciares están disminuyendo de forma alarmante, ya no solo en su longitud, sino también en su espesor, en su capa de nieve, y creo que se extinguirán sin ningún tipo de duda”, manifestó a DIARIO DE AVISOS.


El viaje es el primero después de la pandemia y, para ello, se llevó una mochila de 30 kilos, con todo el material de alpinismo y todo el de navegación llamada packraft, que tiene la peculiaridad de plegarlo como una caja de zapato, incluido los remos, que pesan aproximadamente tres kilos. Y a eso hay que añadirle la comida, que la pesó en casa, “porque sabía que iba a desayunar 150 gramos de avena, comer 150 gramos de frutos secos y cenar unos 300 gramos de hidratos de carbonos, todo muy dosificado, un total de tres kilos y medio de alimentos. Ahora de lo que tengo ganas es de irme a un guachinche y meterme un buen chuletón”, indicó Juan Diego Amador.


A todo ese material, también sumó un equipo de filmación, fotografía y dron, todo minimalista. “Uno de mis grandes alicientes en mis viajes es registrarlos y compartirlos. De la misma manera que disfruto con las actividades de compañeros y amigos, me gusta compartir mis actividades”, señala el deportista y docente de Geografía e Historia, que se suma a la necesidad de que esta asignatura siga siendo obligatoria en la ESO, porque “no hay nada mejor para conocer el mundo, que empezar conociendo tu pequeño territorio, lo más cercano”.


Durante la aventura, de una semana, el tinerfeño Juan Diego Amador y José Mijares no se encontraron a nadie por el camino, entre otras razones porque “en esta época el glaciar no está al alcance de cualquiera, por las condiciones del tiempo y porque tienes que hacerlo con una autonomía total, al estar a más de 50 kilómetros el pueblo más cercano. En verano sí está más transitado, dado que se trata de un lugar idílico que conecta dos de los fiordos más impresionantes de Noruega”.


Después de esta aventura, Juan Diego ya tiene en mente varios proyectos. “En verano quiero irme diez días a Escocia para hacer una ruta en bicicleta y estoy en el proyecto con un gran amigo de la montaña, como es Alex Txicon, para hacer una ruta entre octubre y noviembre por el hemisferio Sur, aunque todavía no puedo adelantar mucho, ya que es una posibilidad”. Pero sigue insistiendo en que no abandona la alta montaña, si bien reconoce que “en verano cumpliré 50 años y uno ya tiene que ir pensando en cuidarse, no tengo el mismo físico que hace 20 años, cuando logré mi primer 8.000”, señala el lagunero, recién llegado del frío escandinavo.

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