Quienes tengan la osadía de comprarse una vivienda en estos momentos deberían pensarlo dos veces. El previsible aumento de los tipos de interés en julio ,anunciado por la propia presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, está generando ya verdaderos problemas en el mercado hipotecario. Y es que a los gastos, ya elevados, de la luz, gasolina y cesta de la compra se une ahora el incremento del coste de las hipotecas, lo que afectará directamente a la renta disponible de los hogares. Si en 2021 destinábamos el 37% del presupuesto familiar al pago de la vivienda (según la OCDE), ahora ese porcenje se elevará aún más. Bajo este escenario, será misión imposible para una familia no solo ahorrar sino llegar a final de mes.
Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿Por qué el Banco Central sube los tipos ahora cuando estamos saliendo de una pandemia que ha dejado la economía mundial tan tocada? El profesor de Economía de la Universidad Europea de Canarias, Francisco Concepción, lo explica bien claro. “Estamos en un momento de tensión inflacionista evidente y lo que intenta la política monetaria, dicho de una forma coloquial, es enfriar esta situación, es decir, que se sube el coste de la financiación para que se ralentice el consumo y la inversión”. Hay que tener en cuenta, además, que parte de esa inflación está alimentada por la política monetaria ultraexpansiva de los últimos años, donde los tipos de interés estaban a cero e incluso en negativo.
Desde la crisis de 2008, la banca vivía en una situación donde su negocio principal, es decir, tomar dinero prestado para prestarlo más caro, estaba al límite por la política económica del BCE que para tratar de que el dinero fluyera bajó los tipos de interés lo que a su vez penalizó la cuenta de resultados de las entidades financieras. “Ahora en un periodo de alta inflación como en el que estamos, la política monetaria no tiene margen de actuación”, explica Concepción. El consumidor se retrae porque los préstamos se encarecen, y, por otro lado, al subir los tipos “los gobiernos hiperendeudados tendrán un grave problema presupuestario porque no podrán reducir su política de gasto”. Por tanto, los efectos de la vuelta a la “ortodoxia monetaria serán muy duros”, porque por el lado de la política fiscal se generarán problemas presupuestarios muy gordos en economías fuertemente endeudadas que, además , no se van a poder refinanciar. “Si eres de un país como España que ,de forma recurrente y crónica, gastas más de lo que ingresas y pides un crédito para subsanar esa diferencia, te pueden suceder dos cosas: o no encuentras quien te financie o, si lo encuentras, te financiará más caro porque tu perfil de riesgo es distinto. Y eso al final ¿quién lo paga? Pues los de siempre, los ciudadanos”, matizó.
Esta situación iba a ser normalizada hace un par de años, pero llegó la pandemia y la subida de tipos se prolongó más en tiempo. Ahora ya es real y los bancos han empezado a reorganizar su estrategia comercial modificando sus diferenciales y apostando por las hipotecas de tipo variable. Cuando los tipos eran negativos, las entidades financieras se volcaron con las hipotecas a tipo fijo. De hecho, según datos del Banco de España, en enero estas representaban el 70% de los préstamos sobre viviendas. Con una subida de tipos, es lógico que aumenten las hipotecas a tipo variable.
¿Cuál es mejor o peor? “Pues hay muchos matices”, afirma Concepción. “Los primeros años, dependiendo de la duración de la hipoteca, son enormemente caros porque lo que pagas son todo intereses, es decir, que en esos primeros años a penas estas devolviendo lo que te han prestado”. En esta situación puedes caer en lo que Concepción denomina “una ilusión financiera”, porque piensas que pagas pocos intereses y que estas amortizando tu vivienda y no es así. La principal diferencia entre una hipoteca fija y una variable tiene que ver con su interés: con un préstamo a tipo fijo siempre te cobrarán el mismo tipo de interés, mientras que uno a tipo variable este irá cambiando con el paso del tiempo, lo que hará que tu cuota también suba o baje.
Pero Concepción resalta una cuestión importante. La cultura financiera. “En España se carece de ella y es muy relevante sobre todo a la hora de decidir cuestiones como estas. Cuando una familia decide comprarse una vivienda se recomienda que no destine a ello más del 40% de sus ingresos netos y no irse a más de 25 años”. Concepción pone un ejemplo: Cuando firmas una hipoteca a 20 años, habrás pagado tu casa por tres. “Por eso es una ilusión financiera que digas: ¡compré la casa en 150.000 euros y la vendí en 250.000. He ganado 100.000 euros”.
Ejemplo práctico
Para que nos hagamos una idea de cómo nos puede afectar una subida de tipos el próximo mes de julio, Concepción puso un ejemplo práctico. Una hipoteca media de 120.000 euros a 25 años con un tipo al 0% se pagaría al mes 400 euros. Si subimos el tipo de interés al 1% (que es la previsión del Banco Central Europeo), la cuota subiría a 452,25 euros. Por tanto 52,25 euros de más por 12 meses, serían 627 euros más al año. Una cifra que trastocará algunas economías familiares. En este sentido, llega la hora de priorizar. “Habrá familias que no tienen margen, pero las que sí tendrán que intentar eliminar de otros gastos esos 52 euros de más al mes que la renta del hogar tendrá que soportar. Por poner un ejemplo: HBO, Netflix, la cuota del club… Lo que no puede ser es que se sigan con los mismos gastos en una economía ajustada”. Y ahí es donde Concepción insiste en la importancia de una buena cultura financiera que, en otros países europeos, se enseña en las aulas. Y puso otro ejemplo: “Las familias dedican mucho más tiempo a comprarse una televisión o un móvil, comparando precios, buscando en internet y yendo a diferentes tiendas para un bien que tiene un valor residual, que a un hipoteca cuyo valor es evidente”.
En este sentido, insistió en que cuando no hay cultura financiera se hacen frente a muchos contratiempos. “Se habla de que muchos hogares no tienen margen para enfrentarse a un contratiempo, como ,por ejemplo, puede ser una avería del coche. Habrá muchas familias que no tienen margen para el ahorro, pero hay otras que han tomado opciones, como ,por ejemplo, puede ser comprarse una tele de 1.000 euros o hacer un viaje que ha financiado, abandonando la posibilidad de ahorrar. En estos casos después no podemos quejarnos y decir que el presupuesto familiar no llega y no puedo hacer frente al arreglo del coche porque ,en un momento determinado, tomaste esa opción”.
Concepción, además, es tajante en una cuestión: “El subsidio jamás va a sacar a una familia de la pobreza; lo hará el empleo” y lanzó un mensaje a los políticos: “lo que da votos es una política eficiente en el gasto, porque cuando uno recorta, no recorta el gasto, lo que recorta es el despilfarro”, matizó. En este sentido, recomendó a las familias calcular sus gastos fijos. “Calculo cuales son mis gastos fijos mensuales: hipoteca, luz, agua, colegio de los niños, letra del coche… e incluso puedo añadir a ese cálculo un 10% para ocio, cómo salir a cenar o comer, etc. Pongamos como ejemplo que suman 500 euros al mes. Pues sabemos que al año tenemos que tener apartados y sin tocar 6.000 euros. Luego vivo al día, pero sé que eso no lo toco ¿Por qué? Pues porque sé que el día que se me rompa el coche, puedo afrontar el gasto sin tener que recortar de los gastos fijos”.
“Ahorrar es como las dietas”, explicó. “Cuando me pongo a adelgazar y me quito el chocolate, los dulces y todo lo que me gusta lo paso muy mal, hasta que veo los resultados. Cuando me veo más delgado, me cuesta menos renunciar a eso. Pues ahorrar es lo mismo. Hay mucha psicología en la política financiera”, matizó. “¿Para qué voy a ahorrar para la jubilación si todavía me faltan 30 años? La realidad es que la gente vive envuelta en una ilusión monetaria que genera unos problemas enormes”.
El problema es que no solo las hipotecas se están encareciendo, sino también los intereses de los préstamos al consumo. Concepción explica que todo lo que sea financiación al consumo es “doblemente caro”, por el coste financiero y por la obsolescencia y valor residual de lo que estas comprando. “Es una doble pérdida, la gente no lo ve pero financieramente es un error”. “La gente no se da cuenta de que cuando pide un crédito para comprarse una tele se queda con que paga por 6 años 50 euros al mes, pero de esos 50, 2 euros son la tele y 48 los intereses cuando la tele pierde su valor”.
Según el Banco de España, la subida de tipos restará cuatro décimas de PIB por el pago de los intereses de la deuda. Un incremento del 1% conllevaría una elevación de los pagos por intereses de cuatro décimas del PIB en 2024. Concretamente, estima que la proporción de familias y empresas con deuda que pasarían a tener una carga financiera neta elevada aumentará considerablemente. Al final, la banca afronta esta subida de tipos de forma optimista después de varios años a tipo cero, mientras que las familias, a partir del verano, empezarán a notar un deterioro en su renta.